Maktub

Capítulo 18

Habían pasado días, Pedro y Mahtob estaban de viaje. Después de pensarlo bien, decidió permitir a Khaled que se quedara. Pero había dejado instrucciones precisas sobre el, Kala estaba en sus clases de italiano con Aaron y Khaled también les hacía compañía

—Perfecto Kala, pues conmigo sería todo. Creo también ya te vas a regular con Samira, ¿verdad?.—preguntó Aaron

—Si, mañana haré los exámenes que me solicitaron para la regulación, vaya que es algo increíble. Me gusta vivir aquí.—respondió Kala

—Me imagino, Irak es un país muy inseguro para las mujeres. Tus hermanas ¿ya se casaron?.—preguntó Aaron

—Aún no, y espero que no. Antes de que me devuelva Emir. Pensé en buscar ayuda para rescatarlas y empezar de nuevo en este país.—respondió Kala

—Creo que yo te puedo ayudar con tus hermanas, antes de dedicarme a enseñar y casarme. Trabaje para el Mosad, aún tengo buenas relaciones. Solo necesitamos dinero suficiente para que vayan por ellas y las saquen del país. Aquí podemos pedir protección para ellas y para ti.—le decía Aaron

—De verdad, si por favor Maktub. Tengo joyas y sé que valen. Las venderé ahora que venga Emir le pediré que me lleve para conseguir dinero. Mis hermanas son todo lo que tengo y quiero que puedan ser libres.—decía Kala emocionada

—No es necesario Kala, ¿cuánto dinero se necesita? Mi padre no te negará la ayuda.—preguntó Khaled

—En eso tiene razón, Pedro no te negará su ayuda. Antes él hubiera podido ayudarte sin problema a recuperar a tus hermanas.—dijo Aaron, acababa de cometer una imprudencia

—¿Cómo que antes?.—preguntó Khaled

—Su bisabuelo era poderoso, por eso lo digo—respondió Aaron, por poco y deja al descubierto a Pedro. Por eso las mentiras no son buenas

—Es extraño Aaron, no hay fotos de el. Mi nona Leticia jamás lo mencionó, es como si para esta familia jamás hubieran existido, también no se menciona a mi abuelo, Emmanuel creo se llamaba. Mi papá y nosotros somos los únicos descendientes de los Ruiz Velasco que aún existen.—dijo Khaled

En ese momento llegó Emir, espontáneamente Kala le sonrió.

—¿Cómo estás Aaron?.—preguntó Emir, pero a su vez le correspondía con la sonría a su amada Kala

—Muy bien gracias, quiero felicitarte por tu esposa. Es muy inteligente y ya está lista para practicar.—respondió Aaron

—No tengo dudas, se que mi esposa es maravillosa.—dijo Emir

Kala se ruborizó, ella no solo estaba agradecida con el, también lo admiraba enormemente.

—Yo los dejo, debo irme. Nos vemos después Kala.—dijo Aaron, y se retiró. También Khaled los dejó solos.

—Te ves muy bonita.—dijo Emir

—Grazie, Emir quiero decirte que, eres maravilloso.—dijo Kala tímidamente

—Kala, me siento tan bien a tu lado. Quiero que intentemos ser marido y mujer, ¿Quieres?.—preguntó Emir, ella honestamente no lo esperaba

—Emir, ¿estás seguro?.—preguntó Kala

—Si, ¿por qué lo preguntas?.—preguntó Emir

—Porque debes devolverme terminando el acuerdo, además tengo planes.—respondió Kala

—¿qué tipo de planes?.—preguntó Emir

—Necesito salvar a mis hermanas, antes de que mi padre las venda. No he dejado un solo día de pensar en ellas, sinceramente no quiero que si lo logramos, ellas sean una carga para ti.—respondió Kala

—Kala soy tu esposo, y voy a apoyarte en todo. Pero no tengo idea de cómo salvar a tus hermanas.—decía Emir

—Yo sí, Aaron puede ayudarme. Ofrecí vender mis joyas para que saquen a mis hermanas de aquel país. Khaled dijo que tu padre puede ayudarme con lo que falte de dinero.—decía Kala

—Es cierto que Aaron trabajaba para el Mosad, no te preocupes yo también te ayudare. Las sacaremos de ahí, Kala solo quiero que estés feliz y seas feliz a mi lado. Cuando se llegue el momento de que se acabe el contrato, no permitiré que vuelvas.—dijo Emir mientras se acercaba a ella

Kala comenzó a sentir como su pulso se aceleraba de una manera estrepitosa, sin dudarlo Emir la besó. Era la primera vez que ella besaba a un hombre, y viceversa. Después de un beso tan profundo y sincero, Emir se separó para poderla observar. Kala le sonrió y se abrazó de él, poniendo su cabeza contra su pecho. Ella se sentía feliz, él había cedido y también había roto la barrera entre ellos, su cariño era sincero y tierno

Mientras tanto en Londres, Zeynep y Anatoli vivían su romance de una manera demasiado pasional. No se habían separado un solo día, el la acompañaba a todos lados. Excepto a visitar a su tía Paris, siempre él tenía algo que hacer cuando ella tenía que ir.

Pero ese día, ya casi era medio día, Zeynep y Anatoli estaban aún dormidos, de pronto timbró el celular de Zeynep

—¿Si diga?.—contestó Zeynep aún adormilada

—Cariño, ¿estás bien?. Si mal no lo recuerdo en Londres ya casi es medio día, y tú no duermes hasta tarde. ¿Estás enferma?.—preguntó Pedro

—No papá, estoy bien. Me desvelé anoche.—respondió Zeynep, Anatoli también despertó con el sonido del celular, mientras ella hablaba con su padre, él comenzó a besar su espalda.

—Espero que sea verdad, ¿Cuando regresas a casa?.—preguntó Pedro

—En dos días, recibí el mail. Llego cambio mi maleta y viajo de inmediato a Dubai.—respondió Zeynep

—Lobato se va contigo, y no quiero peros.—le dijo Pedro

—Esta bien padre, los quiero diviértanse mucho.—dijo Zeynep y colgó, fue difícil mantener esa conversación mientras Anatoli la acariciaba y besaba

—¿Por qué no me habías dicho que te vas a Dubai?.—preguntó Anatoli

—Ayer leí el mail.—respondió Zeynep

—No puedes irte sin mi, de acuerdo.—decía Anatoli mientras se colocaba encima de ella

—Creo que esta vez sí, me iré sin ti. Tengo asuntos que resolver, nos veremos cuando regrese de Dubai.—respondió Zeynep

A Anatoli no le hizo en gracia, pero se limitaba a mostrar su verdadero yo. Sabía que estaba frente a una mujer, responsable, dedicada, independiente y de negocios. Tenía que manejarse con prudencia, si no la perdería.

—Sabes, quiero que seas mi esposa.—dijo Anatoli

—Esta bien, pero después de que hayas hablado con mis padres.—respondió Zeynep

—Se hará como tú digas princesa.—respondió Anatoli

Zeynep lo llenaba de besos, después de tomar una ducha. Decidieron salir a comer, Anatoli no viajaría con ella devuelta a Milán, tenía aún asuntos que resolver en Londres con el hijo de Nazir, mientras se veían muy enamorados y disfrutaban de sus alimentos, inesperadamente se acerca un joven

—Zeynep, que gusto verte.—se acercó para abrazarla, Anatoli no lo podia creer

—Abraham, que gusto. ¿No me digas que te aceptaron en Cambridge?.—preguntó Zeynep

—Si, ya tengo tres meses viviendo aquí. Por cierto ya no pude despedirme de ti, gracias por la recomendación que hiciste para que me aceptaran.—respondió Abraham

—No es nada, eres parte de la familia. Por cierto que grosera, Abraham te presento a Anatoli él es mi novio.—dijo Zeynep

—Un gusto conocerte, Abraham Sabba.—le extendió la mano

—El gusto es mío, ¿eres algo de Aaron Sabba?.—preguntó Anatoli

—Si, es mi padre. Bueno estoy esperando a mi cita, un gusto conocerte. Zeynep si ves a mi madre y a Samira diles que las extraño. Cuídate mucho.—decía Abraham mientras abrazaba una vez más a Zeynep

—Se que tendrás éxito, cualquier cosa en que pueda ayudarte no dudes en buscarme.—se despidió Zeynep, el los dejo nuevamente a solas

—Demasiada confianza entre ustedes.—dijo Anatoli

—Pero qué dices, tiene diecinueve años es más joven que mis hermanos menores. Es como otro hermano para mí.—le explicaba Zeynep

—Pero no lo es, todas las mujeres dicen lo mismo.—dijo Anatoli, estaba celoso

—Que lástima, porque no soy como todas las demás. Me molesta lo que acabas de decir.—respondió Zeynep, indignada

—Discúlpame estoy celoso, no soporto ver que alguien más abrace a mi mujer.—se disculpaba Anatoli

—Tus inseguridades no son mi problema, tengo una vida fuera de nuestra relación y personas a las que estimo, no puedes aislarme del mundo.—dijo Zeynep aún molesta

—Cambiemos de tema, esto va a terminar mal. Tú y yo no nos vamos a poner de acuerdo.—respondió Anatoli

—Bien como quieras.—dijo Zeynep

Una vez más, Anatoli sabía que no podía hacer nada que precipitara mostrarse tal cual era, podía perder todo lo que llevaba avanzado con ella.

—Perdóname princesa, es que eres todo para mí. Soy un completo idiota.—se disculpaba Anatoli mientras sujetaba su mano

—También es mi culpa, no debí hablarte de esa manera.—dijo Zeynep, se acercó y ambos se besaron.

En verdad Zeynep no tenía ni la más mínima idea de con quién se estaba involucrando, y tal vez sufrira bastante al descubrir la verdad. Pero eso solo el destino se lo mostraría.

Días después en Milán, Emir y Kala salían al cine, a museos y estaba organizando su tiempo para llevarla a Verona. El recordaba cuando su madre los llevó la primera vez, y pensó que era el lugar correcto para estar con su esposa. En casa lo esperaba Kala, para ir a la librería

—Hola Aysel ¿Qué haces?.—preguntó Kala

—Estoy leyendo, soy adicta a los libros en línea.—respondió Aysel

—De verdad, ¿y cuál es tu favorito?.—preguntó Kala

—Ahorita estoy fascinada con el ilusionista, hay un sin fin de libros. Pero no le digas a Emir, porque dice que es por ello que me la paso distraída de lo que pasa a mi alrededor.—respondió Aysel

—Ya veo, no te preocupes no le diré nada. Pero si me gustaría que me mostrarás cómo, para yo también leerlas.—dijo Kala

—Claro que sí, pero tiene que ser nuestro secreto, te gustaría aprender castellano. Mi nona Leticia me enseñó castellano, ella tiene años que dejo este plano. Sabes Kala, desde que llegaste a nuestra vida y sobre todo a la de mi hermano. Él es más feliz. Espero que lleguen a amarse mucho que no puedan separarse jamás, sé que no te arrepentirás mi hermano es el mejor.—le decía Aysel

Kala sentía algo muy especial por Emir, y después de todo era su esposo. Era momento de poner también de su parte para que hubiera esa cercanía e intimidad con su esposo. Ahora tenía una familia completa que le había brindado su esposo

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