Renací Para Salvar Al Villano

Veía todo escondida. Debido a que mi cuerpo es pequeño, pude escabullirme y quedarme en un rincón reducido, no encontraba el momento de entrar, aún así pensaba gritar el nombre de Alessandro e intervenir. Sin embargo, me detuve en seco al escuchar lo que confesó. No había palabras para expresar la gran impresión que sentía al escuchar lo que expresó.

— me ama...— susurré.

Pero, todo ha cambiado, pues la persona que iba matar al emperador y por el cuál la Elenor original se sacrificó no está. ¿Que está pasando?... ¿Que es lo que sucederá después?... Esto no me gusta para nada. Tengo que-.

Narrador.

Alessandro seguía con su confesión.

— dejarla ir fue la decisión más difícil que he podido tomar. Ella era la única mujer que se quedaba a mi lado a pesar de ver lo peor que era. Pero siempre la lastimaba sin pensar, ya no quería lastimar más su corazón tan pequeño, y se que estará a salvo lejos de mí hasta que me libres de mi yugo. Anabella... La razón por la que estoy aquí es para obligarte a algo... Quitame la maldición que tú misma me pusiste.

En ese momento, la emperatriz vio con asombro. ¿Como él sabía de eso? Si ni siquiera Elenor se lo había contado. Pero ahora, el caso más importante es saber por que la emperatriz, luego de dejar su rostro de impresión, se reía.

— no se cómo te enteraste de eso. Pero sí. Necesitaba que murieras, Alessandro. Pero hierba mala nunca muere, así que decidí traerte aquí. Lamento informarte que eso no pasará...

Alessandro mostró un rostro lleno de molestia, veía como los guardias imperiales estaban bajo las órdenes de Anabella. El emperador notó que ellos tenían un control mental. A punto de convertirse en la bestia blanca, imprevistamente, escuchar un quejido atrás de él.

— Elenor...— su voz hostil se había vuelto un susurro de incredulidad al verla a ella. Siendo prisionera de un soldado muy peculiar, pues su rostro estaba cubierto por el casco de su armadura. No podía hablar ni huir porque estaba amordazada.

En ese instante, Alessandro estaba a punto de lanzarse contra aquel soldado. Pero al ver una daga con la punta casi clavada en el costado de Elenor lo detiene en seco. Ella lo veía con lágrimas desbordándose por las mejillas.

— emperador...— pronunció la emperatriz— como ya te habrás dado cuenta. Éste castillo está bajo mi poder y no el tuyo. Pensaba como luchar contra tu magia pero... Encontré a esta criatura indefensa esperando el momento a no se qué... Si no te importa, adelante, atacame y ella será la primera que muera.

— ¿Que es lo que quieres?...— preguntó afincando sus dientes. Alessandro no separaba su vista con la de Elenor.

— quiero que mueras. Siendo por la maldición o... De pena. Hazlo.

— ¡NO!

Todo estaba pasando muy lento. Como los pasos de aquel ser que no debía sentir nada, ni siquiera temor era todo lo contrario en estos momentos. Ahora su mundo está temblando al ver que está a punto de morir delante de sus ojos. Estaba a una distancia lejana pero por primera vez, no perdía la esperanza de alcanzarla y detenerlo con con su magia de hielo mientras que corría por ella. Pero... Él, se detuvo en seco al ver sangre caer al suelo. El soldado no había dudado en la orden que de inmediato clavo la filosa daga en el costado derecho.

Con un rostro sombrío, gritó.

— ele... ¡¡¡ELENOR!!!

Soltándola por fin. Éste sólo la empuja para que cayera al suelo. Alessandro tan rápido la atajó y su delicado cuerpo yacía en sus brazos.

Elenor piensa.

“No esperaba que esto ocurriera así. Pero al final, pasó, la muerte de Elenor al frente del emperador. Alessandro en la novela no le importaba la muerte de su sirvienta, paso encima de su cadáver como si no valiera nada. En cambio, éste Alessandro es diferente... Siento como me caen gotas de lágrimas en la cara... Abrí un poco los ojos y era él, llorado como un niño, me tenía en su brazos en el suelo"

— ¡ELENOR!... ¡POR FAVOR! ¡NO CIERRES LOS OJOS!...¡AÚN HAY TIEMPO DE SALVARTE!— Alessandro ve el suelo llenarse de sangre por cantidad... Se altera más— ¡Elenor! ¡No me dejes!. ¡Esto era lo que quería evitar!...— le reprocha con agonía— ¡¿Por qué viniste?!

— por ti... Sabía del peligro que te enfrentaba. No podía irme y olvidarte... Tú vida para mí es más valiosa que la mía.

— ¡TONTA!...— gritó sollozando— Mi vida no es nada. ¡¿Por qué te sacrificaste por alguien como yo?!

— porque te amo...— ella miraba su rostro, estaba en completo dolor. Jamás pensó verlo así. Ahora ve que se agarra del pecho. La maldición ya debe estar llegando a su final para acabar con él.

“ Ahora me doy cuenta que no he roto la maldición. En los momentos en el que te besaba no había un amor tan profundo. No se cuánto tiempo me queda. Si no pude salvar mi destino. Por lo menos no dejaré que el hombre al que amo muera. Prometí salvar su final. Pongo mi débil mano en su mejilla. Temblaba, él pone la suya de la mía y de igual forma se agitaba por el miedo y dolor. Con voz de agonía le dije una simple cosa que sería su bendición. Ya que se que está vez, lo amo tanto como nada en el mundo."

— Ales-sandro... Besame.

El igual trata de hablar. Hace muecas del dolor. Pero al final saca su sonrisa y dice con el mismo sentimiento puro.

— ... Te amo... Elenor. Sí este es el fin para ambos, no dudes que te seguiré al infierno.

Lo tomó de su hermosa cabellera dorada para sentir más de él. Sus labios se encontraba unidos en un beso único y delicado.

Alessandro en su mente, pensaba.

“ Ahuyentando el dolor, vuelvo a sentir como mi corazón volvía a latir con normalidad. Ya no me siento prisionero de él ni el dolor. Puedo... ¡Puedo volver a sentir como antes!"

— ¡Mi corazón!... ¡Lo estoy volviendo a sentir!... ¡La maldición se rompió!... ¡Ele-...

Él, al verla que había cerrado sus ojos. Saca un gran grito de lamento.

— no... No... ¡¡¡NO!!!

Haciendo que la habitación se congelara por completo o hasta peor. El hielo sólido llega hasta las armaduras completamente de los guardias impidiendo a que se movieran del lugar. Anabella no fue atrapada en el hielo ya que lo había evitado al estar sentada en el trono. Tampoco el soldado que apuñalo a Elenor pues estaba al lado de ella. Así que la emperatriz le ordena mientras que limpia la misma daga.

— termina tu trabajo... Mata al emperador aprovecha que est-...— sus palabras fueron cortadas como su lengua.

El rostro de Anabella se sumergió en un dolor agudo. Ella miraba con impresión a la vez que se tapaba la boca por el corte de su lengua, la sangre no dejaba de salir de su boca. Además, la gran impresión que tenía por esta traición. Entonces... Reconocido quién era al verlos por la ranura de los ojos de su casco.

— ¡Tú!— trató de decir...

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