Sabrina Taylor una bella joven de 24 años enamorada a punto de casarse, el día de la despedida de soltera consigue a su prometido con una compañera de trabajo, Sabrina molesta dolida junto con su mejor amiga Eleonor se va a las Vegas con los boletos de la luna de miel, para vengarse de Martin su prometido pero ella no contaba con encontrar en las Vegas un Dios griego como ella le llama, y que en medio de una noche loca iban a terminar casándose, el motivo de Sabrina despecho, pero ¿cuál será el motivo por el cual Logan se casó con esta desconocida? Acompáñame a descubrirlo.
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No hay pared que no caiga querida
Me desperté, estaba sola en la cama, me levanté, fui al baño me lave, después me coloque otra ropa un pantalón y una blusa de tiras mis converse, no sabía qué hacer no iba a salir de la habitación sin conocer a nadie, me senté en la cama a pensar en la situación, en mi vida en todo, de repente la puerta se abre para dar paso a Logan, con una ropa deportiva un pantalón de chándal, una franela deportiva pegada a su cuerpo, se ve muy bien la verdad muy diferente al de los trajes pero igual de guapo.
Me mostró parte de la casa, por lo menos la parte de abajo, la señora Maricela muy amable, nos preparó la comida, estamos comiendo muy a gusto, y se escuchó voces de una mujer que quería entrar, supongo que los de seguridad no la dejan entrar, por su parte Logan se mantiene muy tranquilo, por qué me habría de mortificar si él no lo hacía, seguí comiendo.
—¡Login!—le dice la mujer entrando molesta —Dile a tus estúpidos custodios que me dejen entrar.
Logan les hace una señal para que se retiren, ellos lo hacen—Kitty, ¿qué haces por aquí? —Le dice el inmutable.
—Amor vine a verte, me dijeron en el casino que estabas fuera del país—Dice haciendo puchero, yo Ruedo los ojos.
—¡Si lo estaba!—Responde serio.
—No me dijiste nada amor— Lo dice con tristeza.
—No tengo por qué darte explicaciones de lo que hago o dejo de hacer—Como Logan está parado la tipa ni se ha dado cuenta de mi presencia —Kitty, ella es Sabrina—Le dice señalando hacia mí—Ella es mi esposa Sabrina Wilson.
La mujer enseguida dirige su mirada hasta a mí, me siento chiquitita en ese momento como un ratoncito, me mira de arriba abajo, así que ni me muevo.
—Login, tú me cambiaste por eso—Dice con desprecio.
—¡Te agradezco que respetes!—Le responde Logan.
—Esta mujer no tiene ni clase, es una trepadora—Dice dirigiéndose a mí
Me levanto de dónde estoy sentada.
—No tendré lo que tienes tú—La señalo—Pero tengo algo más importante decencia, y otra cosa, tengo a Logan y tú no—Le digo con burla. Que piensa ella que me va a venir a tratar mal, veo a Logan esbozar un intento de sonrisa.
—Logan, ¿vas a dejar que está, me trate así?—dice furiosa.
—Es mejor que te vayas, y está de más decirte que no puedes venir a mi casa cuando te dé la gana, ahora soy un hombre casado.
—¡Eres un desgraciado!—Dice dando golpes en el pecho de Logan.
—¡Basta!—Le dice él tomándola de las muñecas mientras ella sigue diciendo quien sabe cuántos insultos más.
—Mira muchachita, yo no sé cuál sea tu interés en mi novio, pero que sepas que no lo vas a lograr, por qué te vas a topar con esta pared—Me dice señalándose así misma.
—No hay pared que no caiga querida—Le digo con ironía.
—Maldita, estúpida —Me dice—Espero que tengas claro que Logan me ama a mí, si salió corriendo a casarse contigo es por qué...
—¡Suficiente!—La fuerte voz de Logan nos hace mirarlo.
Ella ríe —Querido no te vas a librar de mí así de fácil, por ahora me voy, pero nos vemos más tarde—Le dice colocando su mano derecha sobre la entrepierna de él.
Él la toma de la mano nuevamente y con su otra mano señala la salida, ella voltea, me mira con desprecio y se va, con sus aires de reina.
Después que se fue él me mira—Lo siento, ella es… Kitty—Dice sin agregar más.
—Voy a la habitación —le digo, él asiente.
Subo lo más rápido que puedo y me lanzó en la cama, qué locura es esta, ahora en que me metí, este hombre loco se casó conmigo teniendo una novia y ahora soy yo quien tendrá que lidiar con ella, bufo de frustración.
Me quedo en la cama pensando un largo rato, dando vueltas pensando en mis padres, los quiero llamar, pero me da mucho miedo que me rechacen, que me traten mal, entonces llamo a Eleonor.
Busco mi teléfono y marco su número, pero primero aseguro la puerta.
—¡Amiga!—El grito de euforia hace que aleje el teléfono de mi oído—Amiga, ¿dónde estás?, ¿cómo estás?, ¿qué estás haciendo?, cuéntame todo.
—Ya va amiga, no me atormentes, cuéntame tu primero, ¿sabes algo de mis padres, de Martín?
—Bueno, amiga, todos están hablando de ti, eres tendencia, ahora déjame decirte, Martín se metió una borrachera, dijo cosas horribles que mejor ni te digo, tu madre llorando como Magdalena y tu padre está muy tranquilo consolando a tu mamá, que le duele más que dejaras a Martín a qué te fueras.
—Ya, me lo imaginé, eso lo tenía muy presente y en cuanto a Martín, pues de él no me sorprende, tú no sabes las cosas horribles, e hirientes que me dijo, no sé si de verdad las piensa o fue por qué estaba dolido—Suspiro triste de recordar.
—Amiga, no le hagas caso, olvídate de él, quien sabe cuándo lo vuelvas a ver y tus padres, bueno algún día se les va a pasar, eres su única hija.
—Si tienes razón, estas son las consecuencias de mis actos—Digo con pesar.
—¡Ahora sí, cuéntame tú a mí!
—Bueno, estoy en Londres en una hermosa mansión, aunque tétrica para mi gusto, y bueno que te digo.
—¡Todo amiga todo!, ¿estuvieron juntos?
—Eleonor, por favor, me hiciste ruborizar.
—Deja lo tonta, como si eso, igual no hubiera pasado en las Vegas.
—Si ya lo sé, pero no me acostumbro a hablar de esas cosas.
—Bueno, no me cuentes, ¿hoy que has hecho?
—Dormir y discutir con una loca.
—¿Qué?, ¡cuenta, cuenta!, hubieras comenzado por ahí, amiga, como me privas de esa información.
—No seas exagerada, bueno es que llegó la mujer esa que te había dicho, la tal Kitty una tipa pedante como no te lo imaginas, creo que tiene operado hasta el nombre—Ruedo los ojos de recordar—llego y me quería humillar la muy estúpida.
—Que bueno que la pusiste en su lugar, amiga.
—hablamos después amiga que están tocando a la puerta, segura es Logan, te quiero cuídate.
—Cuídate tú, no me vayas a salir con tu domingo siete—Dice riendo.
—Sabrina, ¿por qué tienes la puerta cerrada?—Me dice Logan.
—Chao, chao.
Termino la llamada y me levantó para abrirla—¿Por qué cerraste?—Dice mirando a todos lados.
—Estaba hablando con mi amiga—Le digo con temor.
—¡No tenías por qué cerrar!—Me dice levantado la ceja.
—Lo siento—Le digo.
…
Los días pasaron con tranquilidad Logan la mayoría del tiempo pasa en el despacho, con sus asuntos, nos vemos por las noches o en las comidas, a veces cuando viene a dormir, huele a licor, hoy es jueves y él se fue para el casino que al parecer abre de jueves a lunes.
Estoy aburrida como todos los días, sola en la inmensidad de esta casa, no conozco a nadie, no conozco nada, es tan aburrido, me siento presa.
Él se fue al casino y me dijo que no llega hasta por la mañana, bueno es mejor para mí, él es un hombre hermoso por qué lo es, pero es tan frío, tan distante, debe ser por qué está acostumbrado a estar solo.
Tengo tantas ganas de saber, ¿por qué es que se casó conmigo?, ¿por qué se empeñó en que viviera aquí con él?
En la soledad de esta habitación me encuentro pensando, ¿qué le diré?, porque quiero cambiar algunas cosas, darle vida a esto, que deje de parecer tan sombría.
Algo tengo que hacer, también le voy a proponer que quiero trabajar, por qué este encierro me va a matar, aunque la señora Maricela es muy amable, me trata muy bien, pero no me deja ni cocinar, que fastidio no sé cómo a la gente le gusta estar así, sin hacer nada.