Ella es alegre, divertida, atrevida, rebelde, y de un gran corazón, pero a los ojos del mundo está defectuosa. Él es guapo, adinerado, malcriado y caprichoso, es el más popular y codiciado por todas. ¿Qué pasará cuando se encuentren? Averigüémoslo juntos.
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Capítulo Dieciocho
Dos días después Franco salía del hospital junto con su padre y Rose. Ella sabía que tenían mucho dinero, pero jamás imaginó que tenía una mansión.
_ Sr. Director su casa es hermosa ¿Esta casa la consiguió con su sueldo de Director?
_ No - sonrió - Afortunadamente, mi familia siempre ha tenido un buen pasar económico. Yo heredé esta casa y algunos negocios de mi padre.
_ Entonces, es Director porque le gusta - arqueó una ceja - Que raro.
El hombre sonrió.
En eso una niña muy bonita de unos diez años salió a recibirlos.
_ ¡Hermanito! ¡Qué bueno que ya estás aquí! - corrió hacia él y lo abrazó. Franco se quedó tieso, hizo un gesto de desagrado luego de un segundo casi la empuja.
_ Johanna, cariño. Tu hermano está muy adolorido aún. No lo atosigues ¿Sí? - dijo el señor Lorenzo intentando tapar la fea actitud de Franco. A Rose no le agradó lo que hizo.
Una mujer de tez blanca de ojos y cabello castaño, muy bonita y elegante se asomó a la puerta. Se parecía mucho a la niña.
_ Bienvenido Franco. Me alegra que ya estés bien - Franco solo hizo un ademán de cabeza y pasó frente a ella sin siquiera agradecer. Rose la miró y sintió vergüenza ajena, le sonrió y la mujer le devolvió la sonrisa. Tomó a la niña y se alejó.
Ya cuando estuvieron en el cuarto de Franco. Él se arrojó a la cama y con la mano le indicó que se acercará a la cama. Ella se hizo la desentendida.
_ Que bonita es tu madre - sabía que esa mujer no era su madre solo quería ver su reacción y así sacar el tema de comportamiento.
_ Esa zorra no es mi madre - dijo enfadado.
_ ¿Zorra? La esposa de tu padre, la madre de tu hermana la llamas ¿zorra? - El joven enseguida se dio cuenta para donde iba la conversación - ¿Por eso te comportaste como un idiota cuando tu hermana y tu madrastra salieron a saludarte?
_ Rose, no empieces. Métete y corrígeme en todo lo que hago y digo. Pero no hables de cosas que no sabes.
A la joven no gustó como le habló. Se quedó callada mirando al piso. Él se dio cuenta de que había hablado de más.
_ Amor, no discutamos ¿Sí? No quiero hablar de eso ahora, por favor.
_ Está bien. Tengo dos cosas que contarte. No creo que tampoco te gusten, pero debo hacerlo.
_ ¿Qué es? - se preocupó al ver el rostro serio de la chica.
_ Anteayer, Vanessa me amenazó con mostrar un video a tu padre si no termino contigo. Porque según ella te volverá a mandar lejos.
_ ¿Qué video?
_ Uno del mismo día de la fiesta en su casa. Al parecer había más de uno. En este solo se te ve a ti. - su mirada le decía que lo había visto.
_ ¿Te lo enseñó? ¿Qué le dijiste?
_ Sí, pero en un momento dejé de verlo. - El joven entendió sus palabras, le dio asco - Le dije que lo haga, que tú debes hacerte cargo de tus actos. Supongo que va a amenazarte a ti, por eso aún no se lo mostró.
_ ¿De verdad, no te importa que mi padre me envíe lejos?
_ Claro que no quiero que lo haga. Pero tú eres responsable de lo que haces y sí ese es tu castigo - se encogió de hombros - además, me parece que tu padre es un hombre razonable. Tal vez si le demostraras que quieres cambiar tal vez no lo haga.
_ ¿A qué te refieres con eso?
_ Franco, por favor. Te va pésimo en la escuela, no estudias, no haces la tarea. Reprobaste educación física. No estás en ningún equipo ni taller. Te la pasas despilfarrando su dinero. Tal vez si cambiaras eso.
_ Supongo que tienes razón - hizo una pausa - Y ¿lo otro?
_ Se adelantó el viaje para la competencia. Nos vamos mañana. Papá debe presentar unos papeles importantes y debe ser antes del día de la competencia.
_ Pensé que no irías. Encima te vas antes. Me acaban de operar, puede darme una infección o algo mientras no estás.
_ Amor, no discutamos ¿Sí? No quiero hablar de eso ahora, por favor - uso la misma frase que él le había dicho cuando no quiso hablar de lo mal que se portó con su madrastra y hermana.
_ ¡Ah, no! No me hagas eso, Rose. No es lo mismo.
_ ¿Por qué no? Tú no querías hablar de aquello y yo lo respeté. Ahora yo no quiero hablar sobre esto ¿y tú te quejas? Voy a ir porque es importante para mí y el dojo familiar y tú deberías apoyarme. Además, yo no soy doctora no veo como podría ayudarte si te da una infección.
_ Eres muy cruel, Rose Aston - la muchacha rio muy divertida.
_ Y, tú, eres un niño malcriado y consentido - con su dedo índice le dio un golpecito en la nariz - Ya bájale la espuma a tu chocolate ¿sí?
Lo hizo reír. La tomó de la mano.
_ ¿Sabes algo? - jugueteaba con los dedos de ella.
_ ¿Qué?
_ Me di cuenta, de que no me gustas - la muchacha abrió grande los ojos - creo que te amo.
La joven no respondió nada, se quedó viéndolo con los ojos como platos y algo ruborizada. Se acercó y le dio un beso en los labios.