Ella es acusa injustamente por un delito que no cometió y al darse cuenta que el ser que aseguraron que ella asesino esta vivo, hará lo que sea para vengarse y hacerlo pagar por todo lo que ella tuvo que vivir.
Y en el camino hacia su objetivo encontrará a un fuerte aliado que sin darse cuenta los dos caerán rendidos ante las garras del amor.
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Necesito a mi hijo.
Zazil.
No sé, pero al verlo y en la manera que me hablo, solo tuve la confianza de decirle absolutamente todo, sus cálidos brazos por extraño que parezca me hacían sentirme segura.
Al conocer a su hermana Ellen, admito que me sentí cohibida, ella tan llena de energía y yo, pues que puedo decir, pero gracias a Elián que me salvo un poco de esa situación.
Pero su hermana por su comentario un poco raro, hizo que casi se ahogara con la bebida, me sorprendí por su manera tan directa y sin filtros, pero aun así se nota que es una buena persona...
Al terminar de cenar una mucama me llevaria a una habitación por pedido de Elián, al levantarme de la silla, lo vi por un momento y asentí en modo de agradecimiento, apenas iba a caminar cuando sentí el brazo de Ellen entrelazarse en el mío.
— vamos, yo te acompaño y te muestro toda la casa, claro si tu quieres— asentí y nos fuimos escaleras arriba.
Caminamos por un largo pasillo donde pasamos dos puertas enormes, y a la tercera gran puerta, la mucama la abrió, nos vio para darnos el pase— está es su habitación.
— gracias— ella asintió y se fue.
Entramos y al ver a mi alrededor, la habitación era muy bonita, espaciosa, muy iluminada y con una cama suave y muy cómoda.
Me quedé sentada observando aún, todo el lugar, cuando la voz de Ellen me hizo ponerle atención— disculpa por mi comentario, solo, solo— la escuché suspirar y se sentó a mi lado— solo olvídalo, Zazil, mi hermano me comento lo que te pasó y que estuviste en la cárcel.
Suspire y solo asentí, baje mi cabeza al recordar todo lo que he vivido y una lágrima inesperada recorrió gran parte de mi mejilla— si, pero fue por algo que jamás hice.
Ella asintió, tomó mi mano, sus cálidas manos me transmitían apoyo y mucha calidez, me vio por un instante hasta que me abrazo, me tomó por sorpresa su acto, pero me sentí cómoda y correspondí su abrazo.
— perdón, si te abrumo con mis actos, solo sentí la necesidad de abrazarte y hacerte saber que ya no estás sola— se separó de mí y me sonrió— desde hoy nos tienes a nosotros.
— gracias Ellen, nadie me había brindado ayuda así, gracias— ella asintió, se levantó de la cama y camino hacia el armario.
Abrió las puertas y pude ver ropa dentro de esa pequeña habitación, la vi entretenida hasta que sacó varias cosas y se acercó a mí.
— mira, esto se te verá espectacular, Zazil solo quiero que te sientas cómoda, esta, es tu casa y yo puedo ser tu amiga— sonreí por primera vez después de muchísimo tiempo y ahora yo fui la que la abracé.
— gracias— nos separamos y camino hacia la puerta.
— no agradezcas, te espero abajo— asentí y cerró la puerta.
Aún no podía creer que quizás, ahora si me cambié un poco el rumbo y la horrible historia de mi vida.
Me quité la ropa y fui directa a darme una ducha donde había de todo para el cuidado y el aseo personal, eso me ponía a pensar que Elián en que momento haría todo esto.
Al terminar, me enredé en una toalla y salí, para cambiarme, la ropa era muy bonita, después de cambiarme me senté para ponerme unos botines.
Al mirarme espejo, era un gran impacto, hace años no me veía así y de nuevo mis lágrimas salieron, trate de calmarme y después de bastantes respiraciones lo logré.
Acomode mi cabello, dándome cuenta de que lo tenía más largo que antes, trate de maquillarme, al terminar, temerosa salí de la habitación, bajando escalón por escalón.
Con mi vista buscaba a Ellen, pero no estaba por ningún lado, al bajar el último peldaño una voz gruesa y vibrante me llamó, al voltear era Elián quien venía acercándose.
Al tenerlo frente a mí, solo me observaba de arriba abajo hasta que solo carraspeo — necesito mostrarte algo, ¿puedes venir?— y solo asentí sin emitir algún sonido.
Ladeo su comisura y dio media vuelta, camine tras de él, donde aprecie su gran estatura, sus hombros anchos y sus brazos bastante trabajados, abrí mis ojos por lo que mi mente pensaba y mis ojos veían.
Sacudí mi cabeza, hasta que sentí su cálido toque para que pasara a su despacho, me senté en el mismo lugar.
Pero él en vez de sentarse tras su escritorio, se sentó a mi lado y de la mesita que estaba frente a mí, tomó una carpeta.
— esta carpeta contiene toda tu vida, te investigué, pero no porque no confiara en ti, si no para saber más de lo que tú sabes— abrí mis ojos por lo que decía y solo asentí, mientras él me entregaba la carpeta.
— mis hermanos— fue lo único que dije, abrí y comencé a leer lo que yo he vivido, pero me partió el corazón al enterarme de que mis hermanos estaban en un internado desde hace años.
No pude soportar y solo lloré, porque si yo me hubiera interpuesto a la decisión de mis padres, quizás mis hermanos no estaría en ese lugar.
Limpié mis lágrimas y seguí leyendo sobre mis padres, pero al ver la buena vida que se estaban dando a cotillas de mi sufrimiento me enojaba, me ponía triste y a la vez fúrica.
Era una mezcla de sentimientos, pero lo que si estoy más que segura es que no los quiero volver a ver en mi vida.
Al pasar página comencé a leer de ese malnacido, todo lo que hizo cuando estuvimos juntos y cuando el me metió a la cárcel, me enfurecía saber que Claus y Aileen se habían casado.
No eran celos, al contrario, me molestaba demasiado que después de que a mí me destruyó, él sigue con su vida siendo feliz y no sé lo merece.
Seguí leyendo, pero no venía nada sobre Ramsés; levante mi vista y Elián solo me observaba— ¿sabes algo de mi hijo?— él asintió y sacó un sobre de su chaqueta.
— si, lo sé, pero es necesario que sepas sobre el tal Claus o mejor dicho, Eloy — fruncí mis cejas al no entender— hace años mi hermana al irse a estudiar a la universidad de Atenas, en ese lugar conoció a Eloy.
Y siguió contándome la trágica historia de amor de Ellen con Eloy, bueno Claus, ella era inexperta en el amor, así como yo.
Él primero la cortejo por meses, hasta que Ellen cayó más que rendida a sus pies, así como yo, tuvieron sus momentos íntimos.
Pero dos meses después el amor que según él sintió por ella desapareció, la comenzó a maltratar y Ellen por amor, todos los golpes e insultos que recibió de su parte se los guardo.
Jamás le dijo nada a su hermano a pesar de que Elián la llamaba y la visitaba seguido, Hasta que Elián se enteró cuando su hermana estaba en el hospital, en terapia intensiva.
Claus la había golpeado hasta casi matarla, por un milagro no lo hizo, pero si perdió al bebé de tan solo dos meses de vida en su vientre.
Al oír el crudo relato de Elián, se me partía el corazón al verlo derramar lágrimas y su voz se entrecortaba con cada palabra.
— lo siento de verdad— el asintió, lo veía limpiarse sus lágrimas y solo me nació abrazarlo— tranquilo, ya es pasado y ustedes son fuertes después de haber pasado una gran prueba.
— quizás, pero yo le falle a Ellen, porque me di cuenta hasta que estaba al borde de la muerte, y por años lo busqué sin descanso, pero supo hacerla— asentí alejándome un poco de él— Zazil, tengo vigilado cada movimiento de ese bastardo, sé donde está tu hijo y quien lo tiene.
— Elián, no te calles y dime por favor, ¿quién lo tiene?— asintió y me quito el sobre, lo abrió, para darme una fotografía de mi pequeño Ramsés.
— está con los papás, ya que el feliz matrimonio esperan un hijo— abrí mis ojos y me levante como si algo pícara en el sofá.
Sabía que clase de mujer era Cristel, a ella jamás le gustaron los niños y no quiero ni imaginarme que vida le estará dando a mi hijo.
— Elián, por lo que más quieras, necesito a mi hijo, esa mujer está loca y no quiero ni, ni— y solo rompí en llanto por la impotencia que sentía.
— ¡ey!, tranquila, ya no llores— mientras seguía llorando, sentí sus cálidos brazos rodearme y al atraerme más a su cuerpo solo pose mi cabeza en su pecho— te traeré a tu hijo y al regresar, comenzarás a entrenar porque hay un objetivo por cumplir— me separó de él dejando un beso en mi frente— nos vemos.
Y salió del despacho, me quedé aún con el temor y pidiendo al cielo que mi bebé esté bien, al salir me encontré con Ellen y solo la abrace.
— ¿qué sucede?— suspiré al separarme de Ellen.
— tengo miedo, mi hijo está en manos de una loca, pero Elián dijo— me interrumpió volviéndome a abrazar.
— si mi hermano te dijo que lo traerá, tranquila, el es hombre de palabra y si hicieron algo al pequeño por mínimo que sea, créeme que Elián los hará sufrir; pero mejor pensemos positivo.
— tienes razón, lo que debo pensar es que pronto lo tendré a mi lado— ella asintió entrelazando su brazo en el mío, caminando hacia la salida— ¿a dónde vamos?.
— a comprar lo necesario para mi sobrino, así que quiero ver esa sonrisa tan linda, que pronto tendremos un terremoto corriendo por ahí— sonreí por sus palabras y como dijo Elián, ella es tan impredecible.
Y solo salimos abordando una camioneta, yendonos por las calles hermosas de Esparta,
con mucha emoción de que por primera vez compraré ropa para mi hijo.