En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.
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Capitulo 23
Después de aquella noche extraña y desconcertante, Elian se mostró distante, casi como si no quisiera cruzar miradas conmigo. Los días transcurrieron en una especie de rutina monótona en la que él apenas aparecía, dejando una estela de silencio y vacío a su paso. Intenté concentrarme en mis responsabilidades, en la gestión del palacio, pero no podía ignorar la creciente sensación de desasosiego que me invadía. Kael y Dorian estaban siempre a mi lado, cumpliendo con su deber con una lealtad inquebrantable, pero no podía dejar de notar cómo la presencia de Kael me afectaba cada vez más.
Una tarde, mientras caminaba por los jardines tratando de despejar mi mente, me encontré con la princesa Leah, la esposa del príncipe heredero Alexander. Leah siempre había sido amable conmigo, aunque nuestra relación nunca había llegado a la intimidad que tenía con otras damas del palacio. Sin embargo, esa tarde parecía diferente, como si hubiera algo en su mente que necesitaba compartir.
"Querida Ailén", dijo con una sonrisa cálida, acercándose a mí, "es un placer encontrarte aquí. Los jardines siempre me han dado una sensación de paz, ¿no crees?"
Asentí, devolviéndole la sonrisa. "Sí, son un refugio del ajetreo del palacio."
Caminamos juntas por los senderos floridos, disfrutando de la tranquilidad que solo los jardines podían ofrecer. Kael y Dorian nos seguían a una distancia respetuosa, siempre atentos, pero lo suficientemente lejos como para que nuestra conversación pudiera mantenerse privada.
"He oído que has estado muy ocupada últimamente", comentó Leah mientras observaba a Kael y Dorian. "Es bueno tener caballeros leales a tu lado. Kael y Dorian parecen ser hombres de confianza."
"Lo son", respondí, sintiendo un leve rubor en mis mejillas al pensar en Kael. "Han sido una gran ayuda."
Leah me lanzó una mirada de complicidad antes de continuar. "Y, por cierto, he escuchado un par de cosas interesantes en los pasillos del palacio. Se dice que Edén, esa pequeña que has acogido, parece casi tu hija con esos cabellos dorados."
Me quedé en silencio por un momento, sorprendida por sus palabras. Edén era como una hija para mí, aunque nunca podría adoptarla oficialmente debido a mi rango. "Sí, Edén tiene un lugar especial en mi corazón. Es una niña encantadora."
Leah sonrió con nostalgia. "A veces, pienso en cómo sería tener un pequeño corriendo por mis jardines, llenando el aire con risas. No quiero que un hijo nuestro cargue con el peso de los deberes tan pronto."
La mención de hijos me hizo sentir una punzada de tristeza. Sabía que había murmullos en la corte sobre mi incapacidad para concebir, un tema que había intentado evitar a toda costa. Pero Leah, como si hubiera leído mis pensamientos, continuó con una sinceridad que no esperaba.
"La familia real no pasa por alto el tema de la infertilidad", dijo en voz baja, su tono más serio. "Es un tema delicado, pero creo que es importante hablar de ello, entre nosotras."
Tragué saliva, sintiendo la presión en mi pecho. "Es un tema que pesa mucho en nuestra situación", admití con un susurro.
Leah me miró con empatía, deteniéndose para tomar mi mano entre las suyas. "Ailén, no estás sola en esto. Muchas de nosotras enfrentamos la misma presión, la misma carga. Pero te diré algo: a veces me alegro de no tener un hijo, al menos no todavía. No quiero que crezca con deberes que lo ahoguen, que lo encadenen a una vida que no eligió."
Sentí que las lágrimas amenazaban con brotar, pero las contuve. Era la primera vez que alguien en el palacio hablaba con tanta franqueza sobre el tema, y me sentí aliviada de poder compartir este peso con alguien que realmente entendía.
"¿Y tú? ¿Cómo están las cosas con Alexander?" pregunté, desviando la conversación de mí misma. No estaba preparada para exponer todas mis inseguridades, pero la curiosidad por la vida de Leah era sincera.
Leah soltó un suspiro, soltando mi mano suavemente. "Las cosas no han sido fáciles. Alexander y yo... bueno, parece que nuestros matrimonios son más sobre alianzas que sobre amor. He oído rumores, como estoy segura de que tú también, sobre sus... distracciones."
"¿Distracciones?" pregunté, aunque sabía bien a qué se refería.
"Amantes, Ailén. No creo que quiera ocultarlo más. Tal vez quiera tener herederos con alguien que pueda dárselos, pero, sinceramente, no me importa mucho." Su voz tenía una mezcla de resignación y despreocupación que me sorprendió. "Si eso lo hace feliz, no veo por qué debo preocuparme. Yo, en cambio, prefiero mantenerme al margen de esos juegos."
Nos quedamos en silencio un momento, contemplando las flores a nuestro alrededor. La conversación me había dejado con una mezcla de emociones: alivio por tener a alguien con quien hablar, pero también una tristeza profunda al darme cuenta de que no era la única atrapada en un matrimonio vacío.
"Gracias por hablar conmigo, Leah", dije finalmente, mi voz apenas un susurro. "Significa mucho para mí saber que no estoy sola en esto."
Leah sonrió, un gesto genuino que iluminó su rostro. "Siempre estaré aquí para ti, Ailén. No debemos cargar con estas preocupaciones solas."
Nos abrazamos, un gesto que selló nuestra nueva amistad, y luego continuamos nuestro paseo por el jardín, aunque ahora con una sensación de solidaridad y comprensión mutua que antes no existía.
A medida que el día avanzaba, sentí que, aunque las dudas y la tristeza seguían presentes, no todo estaba perdido. Había personas en mi vida, como Leah, que entendían lo que significaba estar atrapada en una vida que no siempre te ofrecía lo que deseabas, pero que estaban dispuestas a caminar a tu lado a través de las dificultades.
Y mientras Leah hablaba sobre sus propios dilemas, mis pensamientos volvían una y otra vez a Kael. ¿Qué significaba realmente su presencia en mi vida ahora? ¿Era solo un caballero leal, o había algo más, algo que no podía ignorar por más que lo intentara?
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.