Azeeyra

En la azotea, Reynard esperaba a Zee con el corazón palpitante. El hombre temía lo que Zee iba a explicarle, no quería perder a la chica que amaba.

Click...

La puerta se abrió y Zee entró caminando con paso lento. Vio a Reynard de pie de espaldas a ella, mirando hacia la barandilla de la azotea.

Zee se paró junto a Reynard, cerró los ojos y dejó que el viento acariciara su rostro sereno. Respiró hondo y abrió los ojos, giró la cabeza hacia un lado y encontró a Reynard mirándola con rostro inexpresivo.

"¿Estás listo para escuchar mi historia, Rey?", preguntó Zee mirando al frente. Ella también había preparado su corazón, en caso de que este hombre decidiera dejarla.

"Hm", Reynard solo carraspeó en respuesta a la pregunta de Zee.

"Mi nombre es AZEEYRA BRILIANT AKSARA", dijo Zee con su nombre completo. Tal como lo esperaba, Reynard giró la cabeza y la miró de reojo mientras ella seguía mirando al frente. Aunque un poco sorprendido, Reynard permaneció en silencio sin preguntar.

"Dicen que los bebés nacen puros. Recibidos con alegría y lágrimas de felicidad". Zee se rió entre dientes.

"Sabes, eso no se aplicó cuando yo nací. Nací llena de pecado y como una asesina". Zee levantó la vista para mirar a Reynard, quien también la estaba mirando.

"Cuando nací, no traje felicidad a sus vidas, al contrario, todos se entristecieron, todos lloraron, no de felicidad, sino de tristeza y pérdida". Zee se rió disimuladamente.

Zee continuó hablando. "Soy una niña que trae mala suerte, si no hubiera nacido, oh no, si nunca hubiera existido, mi madre todavía estaría viva y feliz con papá y mi hermano".

Reynard seguía en silencio, mirando a Zee, quien sonreía con cinismo. No sabía qué hacer, ya que no tenía experiencia en consolar a la gente.

"Y lo gracioso es que, aunque me odian por haber causado la muerte de mamá, todavía me permiten vivir y me dan una vida de lujos. Son realmente buenas personas, ¿no?". Zee se rió suavemente y se secó la cara con brusquedad.

Zee apretó su mano con fuerza y luego continuó: "No soy feliz con los lujos que me dan, necesito su amor, quiero ser reconocida como hija y hermana, ¿estoy equivocada?".

El corazón de Reynard dolía al ver la sonrisa de Zee llena de dolor y tristeza. No podía imaginar cómo había sido su vida hasta ahora.

"Traté de vivir bien, porque no quería que el sacrificio de mamá fuera en vano, pero eso hizo que mi familia me odiara y se sintiera más herida".

"Sin vergüenza alguna, les pedí su amor, ¿acaso no podía hacerlo? Solo quería que me prestaran atención, quería que papá me abrazara, no soy una mala hija, Rey, ¿acaso no merezco ser feliz?".

Reynard apretó los puños con fuerza hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Estaba realmente furioso al escuchar la absurda historia de Zee. Tenía ganas de matar a alguien en ese mismo instante.

"Ahora papá está casado con tu madre, espero que sea feliz y olvide el odio que me tiene".

Las mejillas de Zee ya estaban húmedas por las lágrimas. Cada vez que recordaba su sufrimiento, no podía contener las lágrimas.

"No te enojes con Abi. Mi sueño de tener un hermano mayor que me mimara y me quisiera se hizo realidad con él. Aunque solo seamos hermanastros, puedo sentir que es realmente sincero". Zee miró a Reynard, quien también la miraba. Sus labios esbozaron una sonrisa, pero las lágrimas seguían brotando de sus ojos.

"Ya sabes que traigo mala suerte, no me importa si me dejas...", la frase de Zee se cortó cuando Reynard la besó en los labios.

Un beso rápido pero que le provocó una descarga eléctrica. La chica parpadeó para normalizar los latidos de su corazón. Reynard bajó la cabeza y capturó los carnosos labios de Zee, besándola con ternura.

Zee levantó la vista para mirar a Reynard. "No sigas, no soporto escucharlo, tengo tantas ganas de acabar con tu familia tan irracional", dijo Reynard. Sus rostros estaban tan cerca que la punta de sus narices se tocaba.

El cuerpo de Zee tembló como si hubiera recibido una descarga eléctrica, su piel se erizó cuando el aliento de Reynard le acarició la cara, haciéndola sentir caliente.

Un segundo después, Zee sintió como si tuviera un ataque al corazón, con millones de cosquilleos y una revolución en su estómago.

Reynard volvió a besar los labios de Zee, esta vez más profundamente y con agresividad. Los finos labios de Reynard se abrieron paso y derribaron las defensas de Zee, invitándola a un intercambio de saliva y a un sensual juego de lenguas.

Zee se quedó sin aliento.

Sus labios volvieron a unirse, la lengua de Reynard recorrió cada centímetro de los blancos dientes de Zee, explorando toda su boca. Zee no se quedó quieta y correspondió al beso de Reynard lamiendo suavemente los labios de su amado. Poco a poco, Zee tomó el control del apasionado beso. Reynard miró a Zee, que tenía los ojos cerrados. El hombre maldijo por lo bajo cuando sintió que sus pantalones empezaban a apretarle.

Zee se sorprendió, su corazón latía con fuerza al sentir un objeto duro presionando su muslo. Empujó el pecho de Reynard y rompió el contacto entre ellos.

El pecho de Zee subía y bajaba mientras recuperaba el aliento. Se sintió aliviada de haber vuelto a la realidad después de su arrebato de pasión.

"Lo siento, nena, ¿perdí el control?", susurró Reynard con voz ronca, conteniendo la pasión.

La cara de Zee estaba muy roja en ese momento. Estaba muy avergonzada, su corazón latía con fuerza y sentía mariposas en el estómago. Esa extraña sensación, era la primera vez que la experimentaba, era tan dulce.

Reynard se mordió el labio para contener la risa al ver la cara roja de Zee por la vergüenza. La cara de su chica parecía divertida y adorable.

"¿Te ha gustado, Bee...?", preguntó Reynard con una dulce sonrisa.

"Deja de burlarte de mí, Rey", Zee le dio un puñetazo en el hombro a Reynard. En lugar de detenerse, el hombre se acercó y sopló en la oreja roja de Zee.

"Estás aún más guapa con la cara roja, nena", susurró Reynard, provocando aún más a su amada.

"No se te ocurra pensar en dejarme, Bee. Solo podrás irte cuando yo te deje ir, y eso nunca sucederá". Sonaba egoísta, pero así era REYNARD JORDHAN. Cuando reclamaba algo como suyo, lo conseguía a toda costa.

................

En el concurrido pasillo de la clase, Zee y Reynard caminaban juntos. Después de una larga conversación que terminó con esa escena subida de tono, decidieron ir a la cantina. Ambos necesitaban reponer la energía que habían gastado.

"Vaya... vaya... Nuestra pareja estrella ha llegado". Saka se puso de pie en cuanto llegaron Reynard y Zee. Cruzó el brazo derecho sobre el estómago y puso el izquierdo detrás de la espalda, con la cabeza ligeramente inclinada, como un sirviente que recibía a un rey y una reina.

"Tomen asiento, Su Majestad el Rey y la Reina Dragón", continuó Denis, ofreciéndoles asiento a los amantes.

Reynard se sentó con su rostro inexpresivo, mientras que Zee ya estaba muy avergonzada por las bromas de Saka, pero aún así se sentó al lado de Reynard.

Reynard sacó dos billetes rojos. "Dos raciones de nasi goreng especial, dos tés helados dulces". Reynard le entregó el dinero a Saka, quien fingió estar en shock por la petición de Reynard.

"Vaya, qué grave, jefe. Como si hubiera otros vendedores de nasi goreng tan guapos como yo", dijo Saka con aire de suficiencia y poniendo cara de niño bueno.

¡Zas!

"Qué asco, tío. Me da escalofríos verte", Denis golpeó a Saka en la cabeza, haciendo que este último lo maldijera.

Cuando estaba a punto de vengarse de Denis, Saka se detuvo al oír una voz grave y fría.

"El pedido".

"Sí, jefe. Enseguida se lo traigo, señorita Azeeyra". Saka salió corriendo. ¿Quién se atrevía a enfrentarse a la furia de ese tigre?

Cuando llegó su comida, Zee y Reynard disfrutaron de ella hasta que sonó la campana.

Ring... Ring...

En la clase de ciencias, en la última hora, tuvieron un examen de matemáticas. Todos los alumnos estaban concentrados en sus ejercicios.

Reynard fue el primero en terminar los ejercicios, seguido de Zee, Keyla y el grupo de los Dragón.

Zee se fue a casa acompañada de Reynard. Al principio se negó porque quería irse con Abi, pero Reynard insistió en llevarla.

Delante de la casa de Zee, la moto deportiva de Reynard estaba aparcada frente a la puerta principal. Zee se bajó y se quitó el casco. Poco después, Abi también llegó con su moto.

"No tardes, enseguida lloverá", dijo Abi mirando a Reynard. Su instinto de hermano protector empezaba a aflorar.

Reynard resopló molesto. Ver a Zee montada en la moto con Abi ya lo ponía de los nervios, y encima ahora vivían bajo el mismo techo, lo que lo irritaba aún más.

"Me voy", dijo Reynard, ya subido a su moto.

"Sí, no corras", dijo Zee.

"Vístete decentemente", añadió Reynard.

Zee le acarició la mejilla a Reynard. "Sí, vete ya, va a llover".

"Abi es muy atento, pero yo te quiero más a ti". Este hombre se estaba desviando cada vez más del tema.

Zee se rió al escuchar las palabras de Reynard. Sabía que su novio estaba celoso. "No pienses cosas raras". Zee le pellizcó la mejilla a Reynard con ternura.

Reynard abrazó a Zee, le dio un rápido beso en los labios, luego se puso el casco y salió con su moto por la puerta de la casa de Zee. Después de que Reynard se fuera, Zee entró en la casa.

"Hm", Abi carraspeó cuando Zee pasó por el salón. Estaba sentado en el sofá.

"Hola", dijo Zee acercándose a Abi con una sonrisa tímida.

"Mantén las distancias", dijo Abi mirando a Zee con severidad.

"Estoy muerta, se me olvidó que ahora tengo un hermano mayor".

"Sí, ¿ya has comido?".

"Ve a cambiarte, vamos de compras". Abi se levantó del sofá y se dirigió a su habitación.

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