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MI QUERIDO SECRETARIO

MI QUERIDO SECRETARIO

Status: Terminada
Genre:Yaoi / CEO / Casada con el millonario / Jefe en problemas / Mujeriego enamorado / Completas
Popularitas:2.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Fanny123

Un joven talentoso pero algo desorganizado consigue empleo como secretario de un empresario frío y perfeccionista. Lo que empieza como choques y malentendidos laborales se convierte en complicidad, amistad y, poco a poco, en un romance inesperado que desafía estereotipos, miedos y las presiones sociales.

NovelToon tiene autorización de Fanny123 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 16

Declaración de guerra

El sol de la tarde se filtraba por los ventanales de la oficina, iluminando las montañas de documentos apilados sobre el escritorio de Alejandro Rivera. Había pasado toda la mañana revisando informes, intentando mantener la concentración, pero su mente volvía una y otra vez a Gabriel.

En esos momentos, Gabriel se encontraba con Valeria. Ambas manos llenas de bolsas, recorrían boutiques de trajes y joyerías, riendo como adolescentes. Planeaban la boda con una alegría contagiosa, y Alejandro se sentía tranquilo sabiendo que Gabriel estaba acompañado por su mejor amiga.

Sin embargo, la calma se rompió cuando la puerta de su oficina se abrió sin previo aviso. El asistente anunció, nervioso:

—Señor Rivera el señor Carlos Ríos insiste en verlo.

Alejandro alzó la mirada, endureciendo el gesto.

—Déjalo pasar.

Carlos entró con la seguridad de siempre, impecablemente vestido, irradiando esa mezcla de arrogancia juvenil y encanto peligroso. Cerró la puerta tras de sí y se quedó de pie frente al escritorio, con una sonrisa que Alejandro conocía demasiado bien.

—Rivera —saludó con un tono cordial que sonaba más a provocación—. Tenemos asuntos pendientes.

Alejandro se recostó en su silla, cruzando los brazos.

—Si se trata de negocios, habla . Si se trata de otra cosa… ahórrate el tiempo.

Carlos sonrió aún más.

—Vengo a hablar de Gabriel.

El ambiente se tensó como un cristal a punto de romperse. Alejandro apoyó ambas manos sobre el escritorio, inclinándose hacia adelante.

—Déjalo fuera de esto.

—Imposible —respondió Carlos, con una calma irritante—. Gabriel me interesa. Y no hablo de negocios.

Alejandro se puso de pie de golpe, la silla chirriando contra el suelo.

—Escúchame bien, Ríos. Gabriel es mi prometido. Lo amo. Y no voy a permitir que te acerques a él.

Carlos no se inmutó. Dio un paso más hacia él, clavando sus ojos verdes en los grises de Alejandro.

—El amor no es un contrato, Rivera. El amor se gana. Y si crees que por ponerle un anillo en el dedo ya lo aseguraste… te equivocas.

Alejandro apretó los puños.

—No sabes de lo que hablas. Gabriel ya eligió.

Carlos rio suavemente, provocador.

—¿Eligió? —repitió—. Tal vez eligió por ahora, porque no ha tenido opciones. Pero yo pienso mostrarle que existe algo mejor que tu frialdad y tus celos enfermizos.

El rostro de Alejandro se tensó, y su voz se volvió un gruñido bajo.

—Ni te atrevas.

Carlos dio un paso atrás, como quien sabe que ha conseguido lo que quería: encender la furia de su oponente.

—Me voy a atrever. Voy a hacer todo lo posible para que Gabriel se dé cuenta de que merece algo más… y lo voy a lograr.

Alejandro golpeó el escritorio con la palma, haciendo temblar los papeles.

—¡No te atrevas a usarlo en tu maldito juego!

Carlos alzó las cejas, divertido.

—Esto no es un juego. Es una batalla. Tú y yo queremos lo mismo… y veremos quién se lo gana.

El silencio llenó la oficina por unos segundos. Ambos hombres se observaban con intensidad, como dos depredadores midiendo fuerzas antes del ataque final.

Carlos sonrió por última vez, ajustó su saco y se dirigió a la puerta.

—Nos veremos pronto, Rivera . Y créeme… Gabriel no será tuyo para siempre.

Cuando la puerta se cerró tras él, Alejandro respiró hondo, intentando calmar el temblor en sus manos. Caminó hacia el ventanal, observando la ciudad extendida frente a él. Cada fibra de su ser ardía de rabia, pero también de miedo.

¿Y si Carlos tenía razón?

Esa duda venenosa se coló en su mente. Sí, Gabriel lo amaba, pero ¿y si en algún momento sus celos y carácter lo alejaban? ¿Y si alguien como Ríos lograba llenar los espacios que él dejaba vacíos?

Sacudió la cabeza con fuerza.

—No —se dijo a sí mismo—. Gabriel es mío. Lo demostraré con hechos, no con prohibiciones.

Mientras tanto, Gabriel y Valeria caminaban de regreso al coche, cargados de bolsas y risas. Habían visto trajes, arreglos florales y hasta habían discutido colores de mantelería.

—Va a ser la boda del año, Gabriel —decía Valeria, emocionada—. Alejandro y tú se van a ver como sacados de un cuento de hadas.

Gabriel sonrió, tocando inconscientemente su anillo.

—No me importa si es la boda más grande o más simple, Vale. Solo quiero que sea con él.

Valeria lo miró con ternura.

—Eso es lo más lindo de ti, Gabi.

El celular de Gabriel vibró en su bolsillo. Revisó la pantalla: un mensaje desconocido.

“Hola, Gabriel. Soy Carlos Ríos. Fue un gusto coincidir contigo. Me encantaría invitarte a un café un día, sin compromisos, solo como amigos”.

Gabriel se quedó helado, leyendo una y otra vez las palabras. Valeria, curiosa, se inclinó para mirar.

—¿Carlos? ¿El CEO guapo?

Gabriel asintió, incómodo.

—Sí…

Valeria le arrebató el celular de las manos.

—¡Uy, qué descarado! Mira nada más, ni se toma la molestia de ocultar sus intenciones.

Gabriel suspiró.

—No le voy a responder. No quiero problemas con Alejandro.

—Bien —dijo Valeria, devolviéndole el teléfono—. Porque créeme, si lo haces, Alejandro se entera y la boda se convierte en un campo de batalla.

Ambos rieron, pero en el fondo, Gabriel no podía dejar de sentir un escalofrío. Sabía que la sombra de Carlos Ríos apenas comenzaba a oscurecer su historia.

Esa noche, Gabriel volvió al departamento. Alejandro estaba en el balcón, con un vaso de whisky en la mano, mirando las luces de la ciudad. Gabriel lo observó un momento antes de acercarse.

—¿Estás bien? —preguntó suavemente.

Alejandro lo atrajo hacia él, rodeando su cintura con fuerza, como si temiera que se desvaneciera.

—Prométeme algo, Gabriel.

—¿Qué cosa?

Alejandro lo miró directo a los ojos, su voz cargada de vulnerabilidad.

—Prométeme que, pase lo que pase, no dejarás que ese hombre se interponga entre nosotros.

Gabriel acarició su rostro, con una sonrisa tranquila.

—Alejandro… yo no necesito prometerte eso. Porque ya lo decidí. Yo te elegí a ti. Y nada va a cambiarlo.

Alejandro cerró los ojos, descansando su frente contra la de Gabriel. Por un instante, el mundo volvió a ser seguro.

Pero lejos de ahí, Carlos Ríos, con una copa de vino en la mano y una sonrisa en los labios, observaba la foto de Gabriel que había guardado de la junta anterior.

—Te lo advertí, Rivera —murmuró para sí mismo—. Esto apenas comienza.

...CONTINUARA ...

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Fanny
🥰
orneidy soto
Hermosa esta novela gracias por compartir
Fanny: Muchas gracias 🥰🥰
total 1 replies
Fanny
linda
☫ Queen ✜S. D. R꫞
gracias por apoyarme, de nada apoyarse, te deje un puntos de 199 de cafecito. espero que continúe el capítulo🥰☺️
Fanny Rodriguez: 🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰🥰
total 1 replies
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