Mary es una chica muy alegre y llena de sueños, aunque desde pequeña enfrentó muchos obstáculos, siempre es optimista y está con una gran sonrisa, buscándole siempre el lado bueno a todo, una día su vida cambiará, aunque al principio todo parece ir de mal en peor, pronto todo eso pasará a ser parte del camino para su felicidad, pues conocerá a su gran amor, aunque eso todavía no lo sabe, acompañame a vivit esa increíble historia, llena de dolor, lágrimas y felicidad.
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La búsqueda imparable.
Carlos y Antonio nunca se habían sentido tan impotentes, dormían poco, comían apenas lo necesario y apenas hablaban, solo investigaban, hacían llamadas, enviaban correos, movían contactos, revisaban cámaras de seguridad, hablaban con policías, con investigadores privados… con quien fuera que pudiera ayudarlos.
Aunque Antonio todavía estaba débil por el trasplante, seguía investigando sin descansar, lo único prioritario en su mente era encontrar a Mary.
—Es mi culpa —repetía una y otra vez, con el rostro consumido por la culpa y el remordimiento— todo esto empezó por mí, si yo no hubiese pedido compañía ese día...
Carlos trató de calmarlo:
—No sabíamos nada, Antonio, ni tú ni yo, ella fue víctima desde el inicio, lo importante ahora es encontrarla.
Antonio lo miraba con ojos cansados pero llenos de determinación y dijo con voz segura
—No vuelvo a Ecuador sin ella, la encontraré cueste lo que cueste.
Los días pasaban y cada día era un martirio para todos, pero no perdían la esperanza, seguían buscando, hasta que, durante una reunión clandestina con uno de los contactos de Antonio —un policía encubierto— descubrió algo importante y fue directo a contarles todo, y les dijo:
—Don Napo no solo captaba chicas, también drogaba a las que se resistían, hay un caso de la chica ecuatoriana… que estuvo con un turista extranjero, el hombre era ya mayor y era un hombre muy repulsivo, pero el dinero que ofrecía era bastante… ella no quería, se resistió, pero nada iba a arruinar los planes de Don Napo, así que él la “tranquilizó”, ustedes me entienden a qué me refiero, o sea que, la drogo para no perder al cliente y así hacía a la mayoría de las jovencitas que no querían cumplir
Antonio sintió que el piso se le iba, recordó todo lo de Mary y sin más sus palabras salieron con asombro.
—¿Drogó…? ¿le hizo lo mismo que le hizo a Mary?
—Sí —respondió el agente— Ella no estaba consciente, entonces el la drogo y con eso la manipuló todo el tiempo.
Carlos bajó la mirada, Antonio cayó de rodillas.
Ahora entendía las lágrimas de Mary, las confusiones, la culpa, la distancia, todo,
se sintió sucio, engañado, utilizado y lo peor era que ella había cargado sola con ese dolor.
—La voy a encontrar —susurró Antonio—, lo juro por la vida de mi hijo.
Carlos y Antonio siguieron buscando y rebuscando en cada pista, cada rumor, cada nombre, descubrieron que Don Napo operaba desde bodegas abandonadas, clubes nocturnos disfrazados, empresas falsas, descubrieron que también tenía compradores interesados en mujeres latinas, eso les hizo pensar que Mary estaba en peligro inminente, pues pronto sería subastada, por eso pusieron más énfasis en aquellos hombres.
Así siguieron investigando a aquellos hombres, hasta que durante una reunión clandestina, uno de los informantes, que era un hombre del club, al que habían comprado con mucho dinero, les dijo:
—Hay un comprador que ofreció una gran cantidad por una joven ecuatoriana con las características de la mujer a la que buscan y Don Napo siendo como es, no rechaza el dinero, ya saben que para él, el dinero es su debilidad, sin pensarlo le dijo que sí.
Antonio golpeó la mesa.
—Dime dónde será la subasta, tienes que darme toda la información y no omitas ningún detalle.
El hombre dudó, pero Carlos sacó un fajo de billetes y le dijo:
—No estás arriesgándote por nada, ayúdanos y ganarás mucho más dinero o de lo contrario no ganarás nada y te arrepentirás, estoy seguro que preferirás ir a la cárcel que estar con nosotros, piénsalo.
El hombre un poco dudoso, ya que si cooperaba con ellos estaba traicionando a Don Napo, y él era un hombre de cuidado, si se enteraba lo iba a degollar sin dudarlo, pero por otro lado, si no cooperaba le iba a ir muy mal, veía las miradas amenazantes de los dos hombres y sabía que iban en serio, por eso mejor cedió.
Por otro lado, en aquel cuarto oscuro muy lejos de la ciudad, Don Napo entró donde Mary, estaba con una sonrisa desagradable, se acercó a paso lento y dijo:
—Bueno, muñequita… mañana te vas con un comprador, él es uno de mis mejores clientes, es muy generoso, por cierto, debes verte linda, te enviaré a unas personas para que te bañen, te maquillen y te vistan bien, no queremos dar mala impresión con esos harapos.
Mary retrocedió hasta chocar con la pared.
—No… no, por favor…
—No seas tímida niña, ya lo hiciste una vez, y te fue muy bien, ahora te irá mejor, me harás ganar mucho dinero, y será como parte de pago de tú deuda, no olvides que me hiciste perder mucho dinero en Ecuador, y agradece que vales más de lo que pensé —dijo burlándose—.
Mary lloró en silencio, pero con rabia.
—Tarde o temprano alguien me encontrará —dijo con voz temblorosa pero decidida—, y tú vas a pagar por todo lo que hiciste, te lo juro, no te saldrás con la tuya.
Napo se rió.
—¿Quién? ¿Tus amigas? ¿Tu hijo? ¿Ese doctorcito? ¿O quizá ese idiota extranjero que ni debe acordarse de tu nombre? no seas ilusa niña, piensa que vas a estar mejor aquí, luego de que pagues la deuda, hasta vas a ganar tu propio dinero.
Mary apretó los puños, solo pensaba en Antonio y estaba segura que él iría por ella.
—Antonio… —susurró sin darse cuenta.
Napo la tomó del rostro y le dijo:
—Nadie vendrá por ti, ni tu papá, que es el que le dio el pitazo de dónde estabas, ni tú madre que fue también cómplice, nadie niña tonta, estás sola, entiende que no le importas a nadie, nadie te buscará, no eres nada y aquí menos, no vales nada, o bueno sí, pero para otras cosas.
La soltó bruscamente y salió.
Mary se quedó en el suelo llorando desconsolada, sus palabras le apuñalaron el corazón, sabía que no les importaba a sus padres, pero nunca pensó que la odiaran tanto, como para entregarle información a ese hombre tan ruin.
Que la rescaten.