Katsuki es un chico que se enamoró de su mejor amigo de la infancia Izuku, para no expresar sus sentimientos hacia las personas decidió escribir en un diario íntimo. Este libro es aquel diario el cual Katsuki escribía todos sus pensamientos y sentimientos a lo largo de los días.
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Seis Meses de amor
¡Seis meses! Aún me cuesta creerlo. Seis meses desde que Izuku y yo somos pareja. Seis meses de risas compartidas, de silencios cómplices, de aventuras inolvidables y de un amor que crece cada día más fuerte. Se siente como una eternidad, como si hubiéramos estado juntos toda la vida, y al mismo tiempo, como si recién estuviéramos comenzando a descubrir todo lo que nos espera.
Hoy fue un día mágico. Mis padres se fueron de viaje, así que le propuse a Izuku una pijamada en mi casa. La idea era sencilla: pizza, películas, videojuegos y mucha, mucha compañía. Pero la realidad superó con creces mis expectativas.
Empezamos con una montaña de pizzas, de esas gigantescas que apenas alcanzamos a comer la mitad. Entre bocados, hablamos de todo y de nada. De lo mucho que extrañamos a nuestros amigos, de nuestros planes para las vacaciones de invierno, de la posibilidad de ir a ver a la banda de rock que tanto nos gusta en la próxima gira. Las conversaciones fluían con una naturalidad asombrosa, como si no hubiera silencios incómodos, solo una conexión profunda que nos unía.
Después, la maratón de películas. Elegimos una selección de clásicos de terror, de esos que te hacen saltar del susto y luego te abrazan para consolarte. Cada grito mío, cada salto inesperado, era una excusa perfecta para que Izuku me abrazara con más fuerza. Izuku también se asusta por todo así que cada 3 minutos me abrazaba con fuerza. Sus brazos alrededor mío me daban una seguridad y una tranquilidad que jamás había sentido antes. Esos abrazos, esos pequeños gestos de cariño, son los que hacen que este amor sea tan especial.
La noche siguió con una batalla épica en nuestro videojuego favorito. La competencia fue feroz, llena de risas y bromas, pero al final, terminamos ambos abrazados en el sillón, exhaustos pero felices. En esos momentos de quietud, después de la emoción del juego, pudimos disfrutar de un silencio cómodo, de esos que dicen más que mil palabras. Esos silencios en los que solo nos miramos a los ojos y sonreímos, sabiendo que estamos en el lugar correcto, con la persona correcta.
Antes de dormir, Izuku me regaló un pequeño ramo de flores que el hizo a mano, se notaban que los habia hecho el. Izuku nunca fue bueno haciendo manualidades, siempre le quedaban distintos. Pero esos pequeños detalles lo hacían perfecto. Me dijo que lo había hecho el y que lo perdonara porque no era perfecto, que trato de hacerlo lo más parecido que pudo. Para mi eso es como un insulto ¿Cómo aquellas flores tan hermosas no iban a ser perfectas? Son perfectas como el. Me lo regaló como un símbolo de su amor, un símbolo de la confianza y la seguridad que siente a mi lado. La verdad es que esas flores están en mi escritorio y ahí se quedarán.
Dormimos abrazados, como dos cucharas que encajan a la perfección. Me sentí tan seguro, tan protegido entre sus brazos. Es en esos momentos, en la intimidad de la noche, cuando me doy cuenta de lo afortunado que soy de tenerlo a mi lado. Siento que con Izuku puedo ser yo mismo, sin máscaras ni pretensiones, y eso es algo invaluable.
Mañana será un día normal, con clases, tareas y responsabilidades. Pero el recuerdo de esta noche, la magia de estos seis meses, permanecerá conmigo por mucho tiempo. Maldita sea Izuku ¿Que me estas haciendo? Te amo demasiado y te juro que te haré feliz.
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