La Luna Del Beta

Akela dudo un poco, pero aquel silencio empezaba a generarle miedo y quiso quebrar esa atmósfera antes de poder evitarlo.

- Señor Jarvis?.- Ella se acercó hacia las rejas un poco más, apenas unos pasos, el Beta la miró con pena.

- Akela.- Ella lo observó en silencio, lo único que salió de su boca fue su nombre y nada más, el hombre que estaba al lado del Beta solo la miraba sorprendido, como si sus ojos no dieran crédito de lo que veía.- Akela, hace cuánto que estás aquí?.

- No mucho, quizás unas horas.

- Estás golpeada.- Akela había limpiado la sangre de su boca con la manga de su campera, de todas formas podía verse el corte en su labio y por otro lado, su mejilla izquierda estaba inflamada y unos cuantos dedos marcados en ella a rojo fuego, tampoco pasaron desapercibidos.

- Tú eres Akela?.- El Delta no podía salir de su sorpresa, había escuchado muchas historias sobre aquella chica, sobre todo referidas a su aspecto, pero acababa de comprobar que no ninguna de ellas era cierta. Allí tenía frente a sus ojos a la dichosa Akela y nada de lo que había oído se veía en ella, tenía el aspecto de una niña, incluso no parecía una loba, se veía frágil, casi como una omega o peor aún, una humana. Al percibir la mirada del Delta sobre ella, Akela se sintió incomoda y avergonzada y se alejo algunos pasos. Jay lo noto y se adelantó a presentarlos.

- Akela, él es el Delta de la manada y un buen amigo mío, Ezra Ecker.- Jay notó que Ezra seguía viendo con asombro a la joven, le dió un codazo. Ezra se giró y miro a Jay que lo estaba fulminando con la mirada y entendió todo. El carraspeo un poco y luego se dirigió a la muchacha frente a él detrás de las rejas.

- Soy Ezra, Akela. Cómo bien te dijo Jay, soy el Delta y también su amigo. Y bueno también amigo del Alpha.- La sola mención de aquella palabra la estremeció. El Delta se dió cuenta de que no debió haberlo nombrado. Jay suspiro.

- Akela tú haz comido algo? Te han traído algo de comer o beber?.

- No señor, de todas formas no tengo hambre.

- Hablaré con el Alpha para que te saque de aquí.

- No hace falta señor.

- Akela, por favor. Solo, ten paciencia.- Jay se despidió de Akela y Ezra también lo hizo. Ella se quedó allí en silencio, una vez que sintió los pasos más lejos, se agarró a las rejas y apoyo su cabeza en ella resignada.

- El Beta parece una buena persona, él nos ayudará a salir de aquí.- Su loba Hati le hablaba, queriendo hacer que se sienta mejor, ella podía sentir que sus ánimos estaban por el piso.

- No creo que eso sirve y de todas formas si lo logra, no se que sería peor, si estar aquí o en aquel castillo con el Alpha Kinnaman.- Su loba guardo silencio, ella entendía a qué se refería Akela. Tenía miedo de estar con aquel hombre, no sabía que le deparaba a su lado.

Jay y Ezra iban caminando, ya habían salido de las celdas y se dirigían hacia el castillo en busca del Alpha, en realidad solo Jay lo hacía, pero Ezra caminaba a su lado sin saber bien porqué.

- No es como lo que había oído.

- Quién?.

- Ella.- Jay se freno frustrado y algo enojado

- Cuántos años tienes? No estás grande para dejarte llevar por lo chismes de la gente?.

- Es que.. siempre se dijo tanto de ella que no sé.. todo no podía ser mentira o si?.

- Ya ves que si.- Jay siguió caminando dejando atrás a Ezra, quién no tardó en darse cuenta que su amigo estaba enojado.

- Lo siento, si?. Estuve mal y me deje llevar por habladurías.. Qué es lo que harás ahora?.

- Hablaré con Kyle, no puede dejarla ahí, se trata de su mate, la Luna de ésta manada.

- Pues... suerte con eso amigo. No creo que la saqué de ahí tan fácil.- Jay sabía que aquello era cierto, pero no podía permitir que todo quedará así sin hacer nada o al menos intentarlo.

Al llegar a la casa, Ezra se fue a la cocina.

- A dónde vas?.

- A comer algo, qué pensabas que iría contigo? Ni loco, estás por tú cuenta.- Ezra esbozo una sonrisa y se alejo caminando tranquilo, Jay no podía creer la cobardía de aquel Delta, era el mejor en el campo de batalla, el más despiadado en la guerra, el encargado de la seguridad de la manada, pero no sé animaba a enfrentar a su Alpha.

- Cobarde.- Dijo apenas en un murmullo y se dirigió al despacho. Estaba cerca y oyó una voz del otro lado.

- Solo pasa Jay.- Era Kyle quien había sentido su olor y supo antes de que éste siquiera toque la puerta, que se encontraba del otro lado. Jay entró y cerro la puerta detrás de él. Kyle levantó su mirada de unos papeles que estaba viendo, cuando el silencio se hizo largo.

- Pasa algo?.- Levantó una ceja y le pregunto en un tono serio a Jay por su silencio.

- Si, por qué Akela está en aquella celda asquerosa?.

- No otra vez con ésto, ya lo dí por terminado.

- Ni siquiera le han dado de comer. Es tú mate, la Luna de ésta manada, no puedes tenerla así.

- No vuelvas a repetir eso, no vuelvas a decirlo en voz alta. No me provoques Jay. Te tengo en alta estima por ser un gran amigo, casi un hermano, pero no voy a soportar éstas provocaciones y faltas de respeto de parte de nadie, ni siquiera de ti.- Kyle le dijo todo ésto serio y casi entre dientes por el enojo que le provocó oír aquello, no podía concebir la idea de que aquella chica sea su mate y mucho menos la Luna de Niebla Invernal.

- No es provocación, es decir la verdad. Mí trabajo como Beta no es solo servirte a ti, sino también a la manada y a la Luna de ella. No puedo quedarme de brazos cruzados si le das ése trato, no es justo. Y sería poco ético y honorable de mi parte hacer la vista gorda.- Kyle suspiro frustrado ante las palabras de su Beta y amigo, sabía que aquello no sería fácil ni un tema que él diera por terminado.

- Qué quieres Jay?.

- Sacala de ése lugar. No.. no te digo que comparta la habitación contigo, pero al menos podrías ubicarla en alguna de las tantas habitaciones que hay en este enorme lugar. No me parece justo que traigas a tus amantes aquí, pero a tu mate la encierres en la celda de los prisioneros.- Kyle tensó su mandíbula ante aquel reclamo, casa vez que Jay se refería a ella como la mate de él, sentía que le hervía la sangre.

- No la quiero tener cerca.

- Puedes ponerla en el piso de abajo, en la parte este, tiene entrada propia, ella podría manejarse por aquel lugar. Jamás se verían la cara, ni nada por el estilo, de todas formas tú no vas a ése lugar del castillo.- Kyle se sentó y cruzó sus manos sobre el escritorio mientras pensaba. Jay tenía razón, el castillo era enorme, contaba con muchas habitaciones, todas ellas amuebladas y con baño propio. Contaba de tres pisos, un sótano y un altillo. El ala este del lugar, era enorme, tenía su propia entrada privada y acceso a la cocina por un pasillo privado, tenía un pequeño comedor que no dejaba de ser lujoso, lo cuál haría que él no tuviera que verla ni en la hora de cenar, almorzar o demás. Parecía una idea viable, ya que en algún momento los hombres del consejo podían presentarse y no se vería bien que la tenga en una pestilente celda.

- Bien, déjame pensarlo.

- Otra cosa.- Kyle puso sus ojos en blanco, algo cansado por tantos reclamos y largo un bufido bien alto, con la intención de que no pase desapercibido para Jay.

- Qué?.

- Ella estaba golpeada.

- Te habrá parecido.

- No, no me pareció. Ella estaba golpeada, era visible. Tenía su labio cortado y un gran cachetazo marcado en su rostro.

- No sé de qué hablas.- El Alpha le restó importancia a lo que Jay le decía, pero de todas formas esbozaba una sonrisa casi alegre de saber que la había lastimado.

- Kyle cómo.. cómo pudiste? eres mucho más grande y fuerte que ella, podrías haberla lastimado ... bastante. Más allá de eso, no puedes golpear a tu mate.

- Ella no es mi mate!!

- Algo me dice que si, solo que no quieres reconocerlo. De todas formas, desde cuándo tratamos así a las mujeres?.

- Solo respeto a las mujeres de mi manada o las que me quiero llevar a la cama, a ninguna otra y menos a esa campesina ignorante pestilente. Oíste?.

- No puedes golpearla Kyle, si no es por el hecho de que es o no, tu mate.. al menos piensa en los problemas que nos traería ésto con el consejo. Ellos la han cuidado durante años, crees que no saben que ya ha cumplido sus dieciocho años y tuvo su primer transformación? No tardarán mucho en ir a su pequeña casa en el bosque a buscarla y cuando no la encuentran, a dónde crees que irán por ella?. Y por más que quieras negar su presencia aquí, la sentirán, sentirán su aroma y lo sabrán. Estamos bien, en paz, no alteres las cosas. No la maltrates por favor.

- Ya te dije, no se de qué hablas.- Kyle dijo ésto y siguió con su tarea en aquellos papeles, Jay suspiro por lo bajo algo decepcionado de la actitud de su Alpha y decidió que ya estaba todo dicho, no había mas que él pudiera hacer, no podia pasar sobre el poder de Kyle. Estando cerca de la puerta se giro y dijo sus últimas palabras sobre aquello.

- Sabes? No puedo ni siquiera imaginar la idea de esperar durante años por mi compañera destinada por la Diosa Luna, por la persona con la cuál me completaría y conocería el amor real y sincero por el resto de mí vida, para encontrarla y tratarla de ésta forma.. no me entra en la cabeza.- Dijo ésto y se marchó. Aquello removió algo en el interior del Alpha, que gruñó enojado y lanzó todo lo que tenía sobre su escritorio.