Hijo De Sangre

Historia desarrollada en la escuela de los santos

Tres días habían pasado. Tiempo que sirvió para que Eliz se conectara más con esa nueva vida que llevaba pero también para hacer nacer un romance con Airet.

Al menos ella tenía esa idea pues había leído muchos cuentos en los que las protagonistas, en su mayoría princesas, comenzaban a sentir eso mismo que ella sentía por el joven.

Las cosquillas en el estómago al verlo, pensar en su rostro cuando no lo veía, pasarla bien a su lado, etc.

Lo más sorprendente de todo fue que Airet sentía algo similar por ella. Desde que la vió, había despertado su corazón humano, aquel que está lleno de sentimientos y que no se detiene para explotarlos al máximo.

Para él también era algo nuevo, nunca le había pasado el sentirse tan atrapado por alguien y hasta cierto punto eso molestaba en su orgullo.

Pero estaba dispuesto a dejar fluir esa parte pues se sentía tan necesitado de amor que no le molestaba experimentar esa parte. Ayudó cuando notó que ella sentía lo mismo por él, el semi vampiro tenía una gran intuición y se dió cuenta de como lo miraba ella, el rostro tan iluminado y sonriente que se le marcaba cuando se miraban o hablaban.

—¿Qué harás hoy después de clase?—Le preguntó ella quien ya se sentaba a su lado.

—Ir a casa. Tengo cosas que hacer ahí.—Respondió intentando tener ese tono serio pero no podía evitar sonreír al verla.

—¿Qué cosas haces con ellos?—Preguntó muy interesada.

—Pues las cosas que hacemos todos los chicos con nuestros padres...

—Yo nunca he tenido padres.—Le dijo con un tono triste mientras bajaba la mirada.—No se que tipo de cosas se hacen con ellos.

Airet la miró sorprendido por su comentario. No imaginaba que esa chica de ahí pasara por eso.

—Les ayudo en sus quehaceres.—Airet respondió más concentrado en darle la información.—Trabajan cómo granjeros así que mi deber es ayudarles a alimentar a los animales y limpiar.

—¿Te diviertes con ellos?, ¿eres cariñoso?

El joven vampiro la miró más desconcertado aún, aquellas preguntas eran muy raras para él. Se quedó en silencio, no quiso responderle aquello.

—Eres demasiado callado, pero no solo las palabras dan respuestas.—Le dijo con una gran sonrisa.—Tus ojos y expresiones dicen mucho también.

Airet sonrió, lo hizo tan espontáneamente que no se dió cuenta en cuanto lo hizo.

—¡Wow, qué linda sonrisa!—Eliz comentó en cuando lo vió.—Hoy es un gran día, por fin te veo sonreír.

El vampiro de inmediato se puso serio, estaba demasiado apenado por haber sonreido, era algo que iba en contra de sus principios.

Se giró para no tener la tentación de hacerlo de nuevo.

—¿Por qué lo evades?—Eliz insistió buscándole la mirada.—No es malo sonreír, quisiera verte de nuevo.

El joven se abstuvo de hacerlo. Seguía evitando el mirarla pues sabía que podía hacerlo de nuevo... Eliz era la única capaz de provocarle una sonrisa.

Después de varios intentos, ella lo tomó del rostro para estirar sus mejillas y así forzarlo a sonreír. Estuvieron tan cerca, se miraron a los ojos y sintieron la magia que los unía, pero Airet se resistió y lo evitó a toda costa.

—¡Déjame en paz!—Le gritó para evadir lo que comenzaba a sentir.—¡Te has vuelto muy molesta, vete de aquí!

El grito lo notaron varios compañeros que estaban cerca. Lo entendían de él pues no era la primera vez que tenía ese comportamiento. Sintieron compasión por Eliz quien no había hecho nada malo y se convirtió en la víctima de ese carácter.

Lo único que hizo la joven fue avergonzarse y alejarse de ahí para tomar otro lugar.

Historia desarrollada en el pueblo de los Santos.

—Señor Ezequiel, hemos buscado por todos lados varios días y esa joven no está aquí.—Uno de los guardias se reportaba con su líder.—Deberiamos ir a las afueras, la niña debió huir hacia allá.

—Ya tengo buscadores en esa zona.—Dijo con voz seria.—Una niña sola no podría sobrevivir en el bosque. No es tonta, debió buscar la civilización para sobrevivir.

—¿Y si no lo hizo?—El hombre tenía un tono de fastidio.

—Si fuera así hubiéramos encontrado su cadáver en el bosque.—Lo miró a lo ojos retadoramente.—Debe estar escondida en un lugar de este pueblo. ¡Busquen bien!

El hombre y sus compañeros no quisieron desobedecer a su líder aunque no estaban de acuerdo con aquella situación. Se repartieron nuevamente el terreno y se dispusieron a buscar.

—Esta vez vayan de puerta en puerta de ser necesario.—Les dijo antes de verlos partir.—Digan que son parte del gobierno y que están buscando a esa chica desaparecida.

Los hombres hicieron una señal de afirmación y salieron de ahí para cumplir con su misión.

"¡Maldición! Lor debe estar desesperado. No tengo cara para ir y decirle que no la encontramos."

A lo lejos dos hombres observaban el movimiento que Ezequiel y sus hombres estaban haciendo. Lo hicieron con bastante precaución pues no deseaban ser vistos.

—Ahi tiene una prueba más de que ese bastardo está preparando algo.—Dijo el sacerdote al detective.—Es muy raro, nunca se habían expuesto así con tantas personas.

—¿Cómo sabe que son hombres de ese ser?—Le preguntó mientras se estiraba para ver.

—A ese estúpido lo conozco bien, se llama Ezequiel y es su mano derecha.

—No me parece muy propio el lenguaje que usa usted siendo un cura.—Comentó con algo de burla.

—No me ha visto en los sermones, me pongo más intenso aún.

Walter no pudo evitar sonreír, el sacerdote le había caído muy bien y se seguía ganado su atención a cada instante.

—En algo tiene razón padre.—Dijo un poco más serio.—Esos hombres están buscando algo, van armados, no debería estar permitido.

—Por eso debemos permanecer ocultos hasta averiguar qué es lo que sucede.—Le dijo con un tono suave.—Vamos a seguir a uno de esos hombres, pero tenemos que ser discretos.