CONSTANTINE

Iri abrió los ojos, por la molestia que le causaba la luz de un nuevo día, a su mente regresó el recuerdo de la noche anterior, movió un poco su cabeza, para mirar por encima de su hombro y se topó con el hermoso rostro de Costas.

Los ojos de Constantine se abren de lleno y observa a Irika con su rostro serio, para luego regalarle una sonrisa y pegarla aún más a él.

- Eres preciosa al amanecer. - le dice con su voz grave.

- Tú eres demasiado sexy. - le dice ella, mientras se acomoda para quedar de frente - Debemos levantarnos, aunque me da vergüenza con Mamhó.

- Nadie nos puede juzgar, somos adultos y nos gustamos, es natural que nos dejemos llevar por la atracción que sentimientos. - le dice.

Se levantaron de la cama, cada uno tomó su ducha por aparte, una vez listos, se encaminaron hacia la cocina, donde para sorpresa de ambos, no solo estaban Candace, Lisbeth y el pequeño Cassius, también estaban Luke, Evon y con una sonrisa divertida, Edson.

- Siéntense, deben estar fatigados y hambrientos. - menciona Candace con jovialidad.

Muy obedientes, el par se sentaron junto a los demás para degustar el desayuno. Luego de desayunar, los primos y Edson se reunieron en el despacho de la casa.

- El Brasileño está buscando a tu novia. - comenta Luke, ganándose una mirada indescifrable de parte de Costas.

- ¿Aún no sabes dónde se esconde esa rata? - pregunta.

- No, ese maldito sabe esconderse muy bien y por más que hemos torturado a los infelices de su pandilla, ninguno nos ha dicho nada de su paradero. - informa Edson.

Aunque Constantine no dijo nada con respecto a lo que Luke le dijo, sentía como el odio aumentaba cada vez más.

¡No! No iba a permitir que ese desgraciado siquiera se acercara a Iri, ella era su prioridad ahora mismo, la protegería con su propia vida, de ser necesario.

- Necesito que uno de sus perros regrese con vida, hazle creer que pudo escapar, pero quiero que le pongas un rastreador. - ordenó el griego.

.......

Zezé había viajado a otro estado, estaba seguro que la mafia que los estaba atacando, pronto daría con él. El Simio le había informado dónde se encontraba la morena, que se había convertido en el centro de sus más obsesivos deseos.

- Dentro de tres noches iremos por mi bella garota. - dijo.

- Como ordenes. - acató El Simio.

El hombre que es su mano derecha salió de la habitación que funcionaba como despacho improvisado.

- Pronto te tendré conmigo, vas a ser totalmente mía. - dijo para nadie.

Uno de sus hombres había estado vigilando a los primos Dune en los últimos días, aunque eran policías experimentados, se les había logrado colar este tipo. Y era que este había pertenecido a los pisa-suave de alguna guerrilla suramericana, por ende, sabía como camuflarse sin ser detectado, es por tal razón que ni el más experimentado militar o policía, podría darse cuenta muy fácil.

Este hombre era quien mantenía al tanto de todos los movimientos dentro de la propiedad, lo que no sabía era que la matrona era una veterana militar.

............

- ¡Irika! - llamó con urgencia Candace, que en cuanto vio a la morena llegar casi corriendo por la forma en como la llamaba - Ve con Lisbeth y Cassius al final del pasillo, abre la puerta del fondo del lado izquierdo, cuando estés ahí, abre la escotilla, entren a la habitación que ahí allí y cierren bien. - ordenó.

- ¿Qué está pasando? ¿Por qué no vas con nosotros? - preguntó con notable miedo en su voz y mirada.

- No hay tiempo para explicar, hazme caso... - dijo, de repente se comenzaron a escuchar disparos en la parte de afuera.

- ¡Vamos, vete! - gritó al tiempo que se escuchó una detonación afuera - ¡Ahora!

Irika corrió hasta el corredor de las habitaciones, donde venían saliendo Lisbeth y Cassius, muy asustados.

- Vamos, por aquí. - los tomó de las manos y los tres corrieron al lugar donde previamente le había ordenado Candace a Irika ir.

Tan pronto entraron a la habitación, las dos mujeres abrieron la escotilla, entraron, pero Irika, salió y le dijo a Lisbeth que entrara con su nieto.

Con sigilo abrió la puerta de la habitación, dejando solo una rendija por donde observó que no hubiera nadie. Salió con cuidado de que sus pisadas no se escucharan por el crujir de la madera. Tan pronto llegó al final de pasillo, medio se asomó y pudo ver a Candace cubriéndose tras uno de los muros de la sala, disparando como una experta, derribando a varios hombres.

Irika observó que un hombre se le estaba acercando a la mayor, por la espalda, pero antes de que este se le pudiera acercar, la morena corrió y lo derribó de una patada. Aquel movimiento distrajo un poco a la matrona, provocando que recibiera un disparo en una de sus piernas y el hombre que le disparó se acercó para rematarla en el piso.

Sin esperar, Irika tomó el arma del hombre que yacía sin conocimiento en el piso y disparó al hombre que iba a acabar con la vida de la mujer de cabellos canos.

Todo quedó en silencio por un minuto, pero de pronto la puerta volvió a ser abierta, la morena levantó una vez más la mano, dispuesta a disparar, sin embargo, la figura imponente de Constantine fue la que vio. Bajo su mano, dejando caer el arma, corrió para ir a donde se encontraba Candace herida.

- ¿Por qué demoraron tanto? - lo regañó la abuela Dune.

- Ya sabes como es Luke, se cree Rambo y se trajo todo el arsenal, pero veo que acabaste con todos. - dice su nieto con una media sonrisa.

- A este bastardo lo mató Iri. - dijo Candace.

- Mamhó, ya llegué. - entra Luke, armado hasta los dientes.

- Si no estuviera herida, te daría tu escarmiento, casi me matan y tú recolectando armas, necesito un doctor. - se quejó la veterana de guerra.

- Ya viene en camino... - estaba informando el pelirrojo, cuando vio que el hombre al que había derribado Iri, apuntó para disparar, pero este fue más ágil y le disparó antes - Por lo menos pude matar a uno. - dijo como si nada.

Su primo rodó los ojos ante lo dicho. Unos minutos después llegó el médico de la familia, para atender a Candace, que fue llevada a su habitación.

- Candace, ya estás demasiado vieja para estas cosas. - la reprendió el galeno.

- Viejo estás tú, yo estoy como nueva, además fue bueno tener acción después de tantos años. - dijo la mujer con gallardía, mientras el hombre de algunos 70 años, negaba con la cabeza.

Llevaba toda la vida conociendo a los Dune y cada uno estaba más loco que el otro.

Lisbeth y Cassius, ya habían salido de la habitación de seguridad y estaban con Evon e Irika en la sala, esperando a que les informaran cómo estaba la mayor.