- ¿Victoria, que piensas hacer?
Una pregunta que le hacen últimamente, y la respuesta no la sabe, ya que tiene un deber como asistente del fiscal y llevar al hombre que ama ante la justicia o decide salvar el amor de su vida y padre de su hermoso hijo.
Su deber será más fuerte que su amor, o dejará todo por amor y se volverá al lado oscuro.
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Capítulo 17
No quiso abrir los ojos, esperaba que el hombre que la tocaba fuera Mijaíl, esperando a tomarla por la fuerza.
- Vamos a salir de esta.
Abrió sus ojos y en el espejo estaba Antón, sujetando su cadera con delicadeza, su pecho tocaba la espalda de Victoria, ese contacto la calmaba y la voz suave y melodiosa cerca de su oído también.
- Te explicaré todo a su tiempo, por ahora sal del baño las cosas se van a poner un poco feas.
- Que ganas tú, librándome de ese monstruo.
- Cuando estemos solos lo sabrás, por ahora sal, él vendrá a buscarte llevas mucho tiempo en el baño.
Y solo ese susurro supo, quién era él, sus sospechas eran ciertas, este hombre había sido con el que había estado hace más de cinco años, el padre de su hijo.
El hombre que la llevo del infierno al cielo y la devolvió al infierno, pero ese infierno no fue algo malo, fue el calor que sintió cuando se entregó a él por completo.
Cuando Antón se alejó de ella le dejo un pequeño beso en su cuello, produciendo un escalofrío que no pudo contener y el cual el noto.
No había marcha atrás, lo que Antón iba a hacer causaría una guerra aunque esto podría suceder en cualquier momento él la estaba adelantando.
Al salir del baño, se fijó que Ela no estaba por ningún lado, sabía que ella tenía un amante, quién era, lo averiguaría más tarde, dejándola sin nada.
Pero ahora lo que importaba era liberar a Victoria, él era un hombre que podía predecir muchas cosas y esa noche no se había equivocado.
- Amanda.
- Dime qué no vas a hacer lo que tienes en mente.
- Tengo que hacerlo.
- ¿Por qué?.
- Ella es la mujer de la que me enamoré, ella es la mujer de hace años.
- A hombre, desde ese día nunca dejaste de buscarla y mira dónde la encontraste.
- Deja de hablar tanto y ya sabes que hacer.
Amanda solo sonríe, sabe por el tormento que paso cuando esa mujer desapareció, lo vio en el fondo y solo fue una noche, había sido amor a primera vista, el que se hubiera casado, fue por negocios.
Y al ver a Victoria esa noche, con la frente en alto, la hizo reflexionar de que ella era una mujer digna de estar con Antón, pero no sabía si ella estaba dispuesta a pasarse al lado opuesto de la justicia.
Mientras que Victoria se reunía con Mijaíl Antón estaba dando órdenes a sus hombres sin levantar muchas sospechas.
Los minutos pasaban y Antón busco la mirada de Victoria, una sonrisa se le dibujó en los labios y las explosiones comenzaron a sonar.
Los hombres de Mijaíl, entraron corriendo y lo sacaron a él, olvidándose por completo de Victoria, algo que no les va a perdonar, él nunca pierde y menos de esa manera.
La gente corría de lado a lado, y Victoria estaba en su lugar, el shock no la dejaba moverse, Patrick intento acercarse, pero Antón llegó primero, la tomo en sus brazos y la saco por la puerta de atrás, donde lo esperaba su chófer.
Apenas subieron él arrancó de inmediato, para donde la llevaban, ella no lo sabía, Victoria miro a Antón y perdió el conocimiento. Antón llamo a Amanda.
- Ela salió del lugar.
- Si señor.
- Llévela a la casa, tú sabes a dónde voy yo.
- Como digas, nos vemos en un rato.
- Claro que sí.
Al colgar, se fijó en el rostro de Victoria tenía pequeños hematomas que mostraban los golpes anteriores, su labio estaba partido y eso era un golpe reciente.
Su corazón se rompía de a poco, está mujer era una belleza nadie debería de hacerle daño ni tocarla. Pasaba lentamente sus dedos por el rostro viendo la paz en su cara. Si no viera que su pecho subía y bajaba se podría decir que ella estaba muerta.
El camino hasta la casa de seguridad no era muy largo, Antón tenía muchos lugares donde poder esconderse, y de los cuales solo Amanda y su chófer de confianza solo sabían.
- Señor ya llegamos.
- Abre la puerta, Amanda viene para acá si no es ella ya sabes que es lo que tienes que hacer.
- Si señor.
Con mucho cuidado sube a su habitación y deja a Victoria con cuidado en la cama, mientras que él se ducha. Durante unos veinte minutos se quedó debajo del agua, tratando de calmar a su corazón, la alegría lo envolvía.
Era la mujer que estaba esperando y sin volverla a buscar, llegó nuevamente a su vida, y él estaba más que seguro que Alexey era su hijo, tenía que hablar con élla para saber si era verdad. O sería capaz de negarlo todo.
- Hola.
- Mierda.
- Que boquita.
- No pensé que estuvieras despierta.
La toalla había caído al suelo, dejando a Antón como dios lo mando al mundo, completamente desnudo mostrando a un hombre que se cuidaba mucho, a primera vista se veía que se mantenía ejercitando bastante.
Heridas de combate al igual que Victoria se podían ver, y al igual que ella el también había librado muchas batallas de las cuales era victorioso.
Los ojos de ella lo recorrían y se deleitaba de lo que veía, si había visto el cuerpo de Patric, pero en comparación al de él, se quedaba corto.
Y como una polilla atraída por la luz Victoria se levantó de la cama y se fue acercando a Antón, este solo mostraba una sonrisa en sus labios, no se movio, solo esperaba a ver qué era lo que esa mujer iba a hacer. El siempre era él que desvestía a las mujeres y se acercaba a éllas, pero ahora era una mujer la que se acercaba a él, ambos se miraban A los ojos, muy fijamente.
Al llegar a su objetivo, las manos de Victoria comenzaron a tocar las cicatrices de Antón.
- Al igual que tú, cada una de ellas ha significado una batalla ganada.
- Eres un niño, y ya tienes tantas.
- Créeme, no soy un niño y te lo demostré hace años.
Los dedos de Victoria se detuvieron en una herida al lado del ombligo, ella tragó saliva al saber que el también sabía quién era ella.