Un sexy genio y su mejor amigo. Pondrán el mundo de cabeza para conquistar a sus amores. Esas dos hermosas jóvenes fueron escogidas por ellos desde su niñez, pero no están dispuestas a ceder tan fácilmente y lucharán por cambiar el rumbo de su destino. Sin contar que estos dos leones territoriales no están dispuestos a dejarlas escapar.
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CAPÍTULO 17
Genoveva salió del lugar del brazo de su amado esposo que iba con miles de preguntas en su boca.
Mientras tanto, Christine se quedó muda. Era legendaria la habilidad de Genoveva para reconocer la sangre Santibáñez y aunque en realidad no era la madre de Dimitri, era la misma sangre de sus hijos la que corría por las venas del mafioso de juguete. Por lo tanto, era igual detectable para ella.
Cristiano esperó llegar al auto y tomó las manos de su esposa entre las suyas.
—¿Qué fue eso? ¿De qué me perdí? —le preguntó a Genoveva que tenía una expresión de felicidad en su rostro.
Genoveva no pudo evitar soltar una pequeña risa antes de responderle a su marido.
—Ja, ja, ja. Cada vez, somos más, amor. He descubierto una nueva integrante de la familia Santibáñez.
Cristiano frunció el ceño, estaba realmente desconcertado, cuando él llegó solo estaba Christine y su esposa.
Genoveva volvió a sonreír y Cristiano, besó sus labios.
—¿A qué te refieres, amor? Me siento perdido —le dijo Cristiano, mirando inquisitivamente a su esposa.
Genoveva lo miró y lo besó.
—Christine tenía a su lado a una niña. Es una hermosa princesa, debe tener un año aproximadamente y debiste verla amor. Es idéntica a Vicky cuando era pequeña. Tiene el cabello negro y la nariz respingada.
Cristiano parpadeó varias veces, antes de preguntarle.
—¿Chris tiene una hija? —le preguntó Cristiano incrédulo.
Genoveva negó con la cabeza y volvió a sonreír.
—No amor. Christine sigue siendo una niña. Así que estoy segura de que Luna y Dimitri consumaron su amor. ¿Te imaginas, cómo se pondrá Dimi cuando se entere?
Cristiano soltó una pequeña risa, sabía que a Dimitri no le gustaban los niños y ahora había llegado una pequeña princesa a desordenar su vida.
—Ja, ja, ja. Pagaría por verlo. Sabes que a ese mafioso no le gustan los niños, siempre hace llorar a los pequeños que se le acercan. Ja, ja, ja.
—Tienes razón y lo mejor es que la pequeña tiene una cara de traviesa, pero pobrecita, todos están esperando a los hijos de Dimitri para desquitarse las maldades que Dimi le ha hecho a los hijos de los demás. Pero lo siento mucho. Nadie va a tocar a mi muñeca.
Cristiano volvió a reír y le preguntó a su esposa.
—¿Vas a decirle?
Genoveva negó con la cabeza.
—No, por ahora. Le daré un par de semanas a Luna para que haga lo correcto.
Cristiano trago grueso antes de pronunciar las siguientes palabras.
—Amor, no deberías intervenir. Recuerda que Dimitri es de otra camada.
Genoveva se sintió un poco dolida, pero sabía que su esposo tenía razón, pero ella no daría su brazo a torcer. Esa pequeña era la sangre de sus hijos y tenía que tomar su lugar en la familia.
Entonces ella hizo un tierno puchero y bajó la cabeza, antes de responder.
—Lo sé, estoy consciente de que no soy la madre de Dimitri, pero soy su abuela de corazón. Así que tengo todo el derecho de seguir cuidando a mis nietos y bisnietos. Todos debemos estar unidos.
Cristiano negó con la cabeza resignado. Definitivamente, su esposa no tenía remedio. Ese detector de parientes estaba al cien por ciento.
Genoveva sonrió emocionada.
—Amor, tengo que preparar la habitación, para cuando la pequeña me visite. Vamos a llamar al decorador. Agregaré una cuna a la habitación de las niñas.
Cristiano soltó una sonora carcajada y abrazó a su esposa.
Mientras tanto, Christine llegó al Penthouse. Luna estaba sentada jugando con la niña. Mentiría si diría que no estaba nerviosa.
Ella conocía el poder y el alcance de Genoveva. En realidad, el lugar de matriarca de toda la familia lo tenía muy bien ganado. Ella era una mujer decidida y temeraria. Desde su cocina movía los hilos de todos los integrantes de las familias Santoro y los Santibáñez.
Christine abrazó a su amiga y le comentó las palabras de Genoveva y Luna se sintió acorralada. Chris trató de calmarla.
—Luna, no tengas miedo. La abuela jamás nos perjudicaría, pero sabes que tienes que hablar con ella.
Luna besó la mejilla de su pequeña Estrella y afirmó con la cabeza.
—Mi pequeña, creo que llegó el momento de tomar nuestro lugar en el mundo. —le susurró a la pequeña, mientras besaba las mejillas.
Chris se llenó de nervios. Al parecer el momento de la verdad había llegado y era el momento de enfrentar su verdad, una que causará revuelo en el corazón de su sexy genio. Pero necesito confirmar su decisión.
—¿Regresaremos?
Luna asintió y tomó su teléfono para llamar a Genoveva. Ellas tenían un plan para hacer sufrir a este par de idiotas, pero necesitaban la ayuda de la matriarca.
Al día siguiente, Genoveva visitó a las chicas y conoció a la pequeña Estrella. Genoveva acordó visitarlas y pasar varios días juntas. La idea era que la niña se familiarizara con su bisabuela, para llevar a cabo su plan.
Una semana después...
Genoveva invitó a sus dos nietos mayores a almorzar.
Máximo Jr. entró directo a la cocina, mientras Dimitri entraba por el jardín, le gustaba jugarse con los pequeños y hacerlos llorar.
Dimitri pasó por el parque y se sorprendió al ver un nuevo paquete. Al parecer una nueva víctima le había llegado. Una sonrisa perversa se dibujó en su rostro.
La pequeña Estrella estaba sentada en el césped rodeada de peluches, mientras una niñera la cuidaba.
—Vaya, vaya. Pero ¿qué tenemos aquí? ¿Un nuevo bodoque? —le preguntó Dimitri y la niñera sintió compasión por la pequeña.
Pero ella sabía que Dimitri jamás la dañaría, sus juegos con ellos consistían en hacerles cosquillas, lanzarlos al aire o despeinar sus cabellos. Solo con eso, algunos de los pequeños comenzaban a llorar.
La pequeña giró su cabeza para buscar el origen de la voz.
Ella le mostró una sonrisa de encías al extraño y Dimitri frunció el ceño.
Por primera vez, una niña le parecía bonita, pero esto no la salvará de sus garras.
—A ver, pequeña. ¿Cómo te llamas? —le preguntaba Dimitri. Mientras le quitaba las colitas para despeinar su cabello. Dimitri soltó una carcajada al ver el cabello de la niña totalmente despeinado.
La niñera se acercó y trato de peinar de nuevo a la niña, pero Dimitri no se lo permitió.
—Joven, Dimitri. No sea tan malo —le dijo la niñera, mientras se reía de la apariencia de la niña.
Dimitri observó a la pequeña, esperando que comenzara a llorar. Pero al contrario, la pequeña soltó una pequeña risa y comenzó a aplaudir.
Dimitri frunció el ceño y volvió a acercarse a ella. Pero esta vez, la levantó para lanzarla levemente al aire y atraparla.
Otra carcajada infantil se escuchó y un chorro de baba cayó en la cara del mafioso.
Dimitri se limpió con la camisa, mientras con la otra mano sostenía a la pequeña que se reía totalmente divertida por las acciones del extraño.
La niñera comenzó a burlarse de Dimitri y él se contagió de ella.
—Oh, pequeña maléfica, me escupiste, pero esto no se va a quedar así. Te enseñaré mi arma secreta. Eso nunca me falla.
Dimitri la volteó y la tomó por ambas piernas para ponerla de cabeza por unos segundos y otra risa se escuchó.
Dimitri frunció el ceño. Definitivamente, esta niña era extraña. Entonces, decidió dejarla tranquila.
Dimitri, sin poder evitarlo, besó la frente de la pequeña y Estrella acercó su boca llena de baba a la mejilla del extraño.
Dimitri sintió una extraña sensación al sentir la humedad en su rostro y ver dos dientes hermosos asomarse en una tierna sonrisa.
Más capítulos por favor 🙏.
Gracias.