BAJO EL MISMO CIELO
El sol comenzaba a descender, pintando el cielo con matices de naranja y rosa, cuando Alex caminó hacia el pequeño café que bordeaba el parque. Era un lugar acogedor, con mesas de madera desgastadas y plantas enredadas que trepaban por las paredes. Aquel día, había presentado su último proyecto fotográfico en una galería local, una colección que capturaba la lucha y el amor dentro de la comunidad LGBT. Sin embargo, los elogios de la crítica no lograban ahogar su sensación de inadecuación que lo seguía desde la infancia.
Mientras se acercaba al café, escuchó risas y murmullos que provenían de un grupo de personas reunidas en torno a una mesa larga donde Javier, un carismático activista, estaba dando una charla. La voz de Javier era clara y decidida, con una pasión que resonaba en los corazones de aquellos que lo escuchaban. Alex se detuvo un instante, intrigado por el brillo en los ojos de los asistentes que absorbían cada palabra.
"Es fundamental que luchemos por nuestros derechos y celebremos nuestra identidad, no solo en nuestras comunidades, sino también en la sociedad en su conjunto", decía Javier, mientras gesticulaba con fuerza, su cabello oscuro y rizado moviéndose al ritmo de su discurso. Alex sintió un tirón en su pecho. La forma en que Javier hablaba, con tanta convicción y energía, lo cautivó instantáneamente.
No podía evitarlo. Aproximándose al grupo, decidió pedir un café para llevar y encontrar un lugar cercano donde pudiera escuchar sin ser demasiado intruso. Sin embargo, con cada palabra de Javier, el deseo de acercarse se hacía más fuerte.
Finalmente, al recibir su café, Alex se armó de valor y se dirigió a la mesa donde estaba Javier. La conversación ya se había desviado hacia anécdotas de vida, y la tensión del momento lo llenó de incertidumbre. Pero en lugar de retroceder, un impulso incontrolable lo empujó hacia adelante.
"Perdón, ¿puedo unirme a su conversación?", preguntó, su voz un poco más temblorosa de lo que había deseado. Sus ojos se encontraron con los de Javier, y en ese instante, el tiempo pareció detenerse. No podía ignorar la chispa que iluminó el rostro de Javier.
"¡Por supuesto! Siempre hay espacio para más perspectivas", respondió Javier con una sonrisa encantadora, sus ojos brillantes mostrando una mezcla de curiosidad y calidez. "Soy Javier, por cierto, y estaba justo hablando sobre la importancia de ser visibles y auténticos."
"A-Alex", dijo él, sintiendo un rubor en sus mejillas. Poco a poco, los demás en la mesa se fueron dispersando, dejando a Alex frente a Javier, el mundo a su alrededor desvaneciéndose.
A medida que la conversación fluía, Alex se sintió cada vez más cómodo y a la vez desconcertado. Javier era apasionado y conocedor, pero era su forma de mirar, profunda e intensa, lo que realmente lo atrapaba. A pesar de la multitud, parecía que estaban solos en una burbuja, el bullicio del café se convertía en un eco distante.
"¿Eres fotógrafo?" preguntó Javier, su voz envolvente. "Deberías considerar hacer un proyecto sobre la diversidad de nuestra comunidad. Hay tantas historias que merecen ser contadas."
"Ya... he pensado en eso", admitió Alex, sintiendo que su corazón latía con fuerza. "La fotografía siempre ha sido una forma de expresar lo que siento. Pero hay tanto miedo en mí, no sé si tengo el valor."
"El miedo es un compañero normal", respondió Javier con una suave sonrisa, "pero a veces debes abrazarlo y dejar que te impulse, no que te frene."
Con cada palabra, la atracción entre ellos se intensificaba. Javier era el tipo de persona que no solo iluminaba una habitación, sino que prendía fuego a las esperanzas de los que lo rodeaban. La conexión era palpable, casi eléctrica, como si ambos supieran que este encuentro significaba mucho más de lo que aparentaba.
Mientras la conversación continuaba, Alex compartió fragmentos de su vida, los momentos difíciles que lo habían moldeado. Había crecido en un pequeño pueblo donde ser diferente era sinónimo de ser rechazada. Finalmente, había decidido mudarse a la ciudad buscando un lugar que le permitiera ser quien realmente era. Javier escuchó con atención, asintiendo y haciendo preguntas que llevaban la conversación a nuevas profundidades.
"Me identifico tanto con eso", dijo Javier después de un rato. "Tuve que salir de un entorno muy restrictivo también. La libertad no fue sencilla, especialmente porque también empecé a entender lo que significaba mi identidad. Pero cuando lo hice, todo empezó a encajar. La lucha fue dura, pero valió la pena."
Alex no podía evitar sentirse inspirado por su sinceridad. Era como si cada palabra de Javier actuara como una brújula, guiándolo hacia un horizonte de posibilidades. La calidez de su voz y la seguridad con la que pronunciaba cada frase resonaban dentro de él.
La noche avanzaba y las luces del café comenzaron a brillar más tenuemente, como si la intimidad de su conversación creara un espacio más íntimo y acogedor. Alex observó a su alrededor y se dio cuenta de que el mundo exterior había desaparecido. Estaba completamente absorbido por la conversación, por la intensidad de la mirada de Javier.
"¿Tienes alguna foto que me puedas mostrar?", preguntó Javier de repente, su rostro iluminado por la curiosidad. "Me encantaría ver el proyecto del que hablas."
Alex, sorprendido y halagado, sacó su teléfono y comenzó a mostrarle algunas de las imágenes que había capturado. Cada foto contaba una historia, mostraba el dolor y la belleza de su comunidad, los momentos de triunfo y las luchas cotidianas. Mientras pasaba las imágenes, observó la admiración en los ojos de Javier, un brillo que lo hacía sentir valorado de una manera que nunca había experimentado.
"Estas son increíbles, Alex", dijo Javier, sus palabras impregnadas de genuino entusiasmo. "Lograste capturar no solo momentos, sino emociones. Esas son las historias que necesitamos compartir, que merecen ser contadas en el mundo."
La forma en que Javier se apasionaba por su trabajo lo llenaba de confianza. "Gracias, eso significa mucho viniendo de ti", respondió Alex, sintiéndose reconfortado por la validación.
A medida que la conversación transcurría, el aire se volvió más denso con el deseo y la expectativa. Hablaron sobre sus sueños, sobre los lugares que deseaban visitar, de sus esperanzas y de los obstáculos que enfrentaban. Cada risa, cada historia compartida se sentía como un lazo que fortalecía la conexión que estaban formando.
Al caer la noche, cuando las estrellas comenzaron a asomarse, el ambiente se tornó más nostálgico y significativo. Alex se dio cuenta de que ambos tenían que intercambiar números. Aquel pequeño gesto parecía un acto monumental, como si sellara algo que apenas comenzaba a florecer.
"¿Te gustaría salir a tomar un café otra vez? O algo más... no sé, un paseo por el parque?", sugirió Javier en un tono lleno de expectativa.
Alex sintió que su estómago daba un vuelco. "Me encantaría", respondió con una sonrisa genuina. "Me encantaría mucho". Ambos intercambiaron números y, mientras se despedían, el contacto de sus manos causó una chispa que recorrió su piel.
El corazón de Alex latía con fuerza mientras se alejaba, sintiendo como si el universo hubiera comenzado a alinearse para él. Había conocido a alguien especial, y ese encuentro había iluminado un camino que antes le parecía oscuro e incierto. "Bajo el mismo cielo", pensó, consciente de que ese encuentro marcaba el inicio de algo que podría cambiar su vida para siempre.
Mientras se marchaba del café con el aire aún impregnado de risas y memorias verdaderas, una renovada sensación de esperanza lo envolvió. Las luces del parque parpadeaban como estrellas terrenales, y cada paso lo acercaba a un futuro lleno de posibilidades y conexiones genuinas. En aquel rincón de la ciudad, donde había comenzado a aceptarse a sí mismo, Alex comprendió que, por primera vez en mucho tiempo, estaba dispuesto a abrir su corazón, a dejar que el amor, la amistad y la lucha por la identidad fluyeran en su vida.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 20 Episodes
Comments
Marie Beleño
que pasa con las imágenes
2024-11-06
1