Y llegaste tú, y me sorprendió el poder que había en tu interior y llegaste tú...
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Capítulo 17
Patricio — Veamos: próximas celebraciones que contribuirán a financiar nuestros sueños y deseos.
— Tenemos dos fiestas de compromiso.
— Hoy una de las novias me ha enviado por escrito sus votos. Me refiero a la del viernes por la noche. Amanda llegará a las 14:00hrs y Marina, llegara a las 16:00hrs. La primera se instalará en la suite de la novia y la segunda en la del novio. Como comparten dama de honor, esta irá pasando de suite en suite.
— Estas mujeres saben exactamente lo que quieren y se ajustan al plan, así que por mi parte va a ser muy fácil tratar con ellas.
— Marcos, quizá tendrás que convencer a las madres de las novias para que salgan en las fotos que las clientas quieren.
Marcos — No te preocupes, yo me encargo.
Patricio — Bien. Emmanuel, háblanos de tu trabajo.
Emmanuel — No han querido un montaje sencillo ni las flores clásicas, pero sí muy femeninas. Ninguna de las dos quería llevar ramo y hemos decidido junto con ellas que Amanda llevará un tocado y Marina, unas peinetas con un detalle floral. La Dama de Honor, una corona y cuatro rosas blancas con destellos dorados. El escenario para celebrar la ceremonia se monto en la terraza principal con una estructura desmontable, creando una capilla eclesiástica con cortinas blancas transparentes, con pequeños detalles de flores doradas que cuando les pegue el sol iluminaran el altar con destellos de luz traslucidas.
— Han querido que los arreglos y los centros florales resuman la frescura de un prado primaveral. Las manos de Karina junto con el equipo, hicieron magia creando un ambiente silvestre espectacular para las chicas.
— Habrá farolillos y velas en el salón principal y en el salón de baile, cuyos arreglos seguirán el mismo estilo natural. Quedará sencillo y dulce, segun la visión de Karina, creo. Si uno de ustedes puede ayudarme a transportar el peso, yo solo me puedo hacer cargo del montaje.
— Cuenta conmigo.— se ofreció Luis.— El pastel que han elegido es el bizcocho de vainilla, que esta relleno con espuma de mora y esta cubierto con merengue italiano.
— También han querido añadir unas flores muy sencillas, que hacen juego con las de Karina. No necesitaré ponerlas sobre el pastel hasta las cinco más o menos, y por eso estaré libre para el montaje. En cuanto al resto, quieren un surtido de galletas y caramelos mentolados con cobertura en tonos pastel.
— Nos ceñiremos al programa de los viernes por la noche.— añadió Patricio.— Así que si hay algún problema técnico, lo solucionaremos en ese momento. Y ahora pasemos al sábado
Cada vez que Samantha pensaba en sus padres y en el modo en que se habían conocido y enamorado, revivía la historia como si fuera un cuento con final feliz.
Había una vez una chica de Ciudad Bolivar que cruzó medio pais para llegar hasta los andes venezolanos para ir a la ciudad de Barinas. Yendo a vivir con unos tios, mientras estudiaba la carrera de estudios jurídicos y que junto a ellos para poder ayudarles se dedicaba a cuidar de los hijos de los padres que lo necesitaban o así lo querían. Sin embargo, lo que su madre, Luisana deseaba era tener una bonita casa en lugar con mucho ruido, entre los árboles y rodeada de flores en lugar de estar metida entre cemento y asfalto. Trabajó y estudio sin descanso, soñando que algún día tendría su propio hogar y quizá una pequeña firma reconocida donde brindara asesoramiento legal y técnico a sus clientes.
Un día su tío le dijo que un hombre que vivía muy lejos, en la ciudad de Mérida, había perdido a su esposa, y que su hija pequeña se había quedado huérfana de madre. El viudo se había marchado de la ciudad en busca de una vida más tranquila y, como pensó Luisana, quizá por los dolorosos recuerdos que le inspiraba la casa que había compartido con su mujer. Ese hombre se dedicaba a su trabajo y necesitaba un lugar tranquilo, y como viajaba mucho, también necesitaba que alguien cuidara de su hija pequeña cuando él no estaba. La mujer que se había encargado de eso desde hacía tres años, desde la desgraciada muerte de su esposa, quería volver al Dtto. Capital y no conseguía a nadie que cuidara de su hijo. Luisana decidio arriesgrase: y se marchó de la ciudad y entró a trabajar en la fantástica casa de Eric Mariño y su hija Jasmín.
Luisana mientras trabajaba en la casa del diatinguido abogado, reinicio sus estudios desde la distancia y tuvo la oportunidad de ver como ese hombre, apuesto , quería mucho a su hija. La tristeza que adivinó en sus ojos la conmovió. La niña había vivido tantos cambios en sus cuatro años de vida que ella comprendió su timidez. Luisana preparaba la comida, se ocupaba de la casa y cuidaba de Jasmin mientras su padre se dedicaba a su trabajo.
Se enamoró de la niña, y la niña de ella. A veces su comportamiento dejaba mucho que desear, pero a Luisana le habría disgustado que las cosas fueran diferentes. Por las noches Erick y ella solían hablar de Jasmin, de los casos que el llevaba en su bufete o de cualquier otra cosa. Y cuando él se marchaba de viaje por trabajo, añoraba sus conversaciones y lo extrañaba mucho.
A veces miraba por la ventana mientras él jugaba con su hija, y se le derretía el corazón.
Lo que ignoraba era que él se encontraba en su misma situación. Porque también se había enamorado de ella, como ella de él. Sin embargo, Erick tenía miedo de decírselo porque no quería que ella los dejara. Y ella temía contárselo por si él le pedía que se fuera.
Un día, bajo la sombra de un manzano que tenian en la casa, mientras la pequeña a la que los dos adoraban jugaba en el columpio, Erick la tomó de la mano y la besó.
Cuando llego el verano con colores intensos y un sol radiante, se casaron. Y vivieron felices y comieron perdices.
— ¿Qué tenía de extraño?,— pensó Samantha mientras aparcaba la camioneta que le habia prestado su hermana en uno de los dos abarrotados caminitos de entrada de la casa familiar, que ella fuera una romántica empedernida ¿Cómo se explicaría que alguien que hubiera crecido al amparo de esa historia, junto a esos personajes, no quisiera vivir un amor parecido?
— Sus padres llevaban treinta y cinco años amándose y habían educado a sus cuatro hijos en una vieja casa colonial que había ido ampliándose con el tiempo. Se habían forjado una buena vida en ella, una vida sólida y duradera.
Samantha no tenía ninguna intención de conformarse con menos.
Sacó de la camioneta el arreglo floral que había hecho Karina, la florista de la agencia que le estaba organizando el aniversario a sus padres y caminó deprisa para llegar a tiempo a la cena familiar. Se le había hecho tarde.— pensó, pero ya les había avisado.
— Asiéndose con el arreglo en un brazo, empujó la puerta y entró en una casa saturada de color, el color que su madre necesitaba para vivir.
— Apresurándose hacia el comedor, la recibió una algarabía tan intensa que la lleno de una inmensa felicidad que le alegro el alma.
— Reunidos en torno a la gran mesa del comedor estaban sentados sus padres, sus dos hermanas, su hermano, sus cuñados, su cuñada, sus sobrinas y sobrinos y comida como para alimentar al pequeño ejército en que se había convertido la familia.
— Mamá.— Samantha se acercó a Luisana, le dio un beso en la mejilla, dejó las flores en el aparador y luego dio la vuelta a la mesa para besar a Erick. — Papá.
— Ahora sí que vamos a cenar en familia.— La voz de Luisana todavía conservaba el calor y la música del callao.— Siéntate antes de que estos cerditos se lo zampen todo.
El sobrino mayor de Samantha lanzó unos gruñidos y le sonrió a la joven cuando esta se sentó a su lado. Samantha tomó la fuente que Jasmin le pasó.
— Me muero de hambre.— dijo asintiendo, e hizo un gesto a su hermano Mario para que le sirviera vino de la botella que le ofrecía.— Sigan hablando, ya me pondré al corriente.
— Primero, la gran noticia. Al otro lado de la mesa su hermana Jeslim cogió a su marido de la mano.
— Antes de poder hablar, Luisana dejó escapar un grito de alegría.— ¡Estás embarazada!
Jeslim se rió.— No hay manera de dar una sorpresa en esta casa. Robert y yo estamos esperando el tercer, y les aseguro que último, descendiente para el mes de octubre.
Llovieron las felicitaciones, y Luisana se levantó de un salto para ir a abrazar a su hija y a su yerno.— Ah, la llegada de un bebé es la mejor noticia que pueda darse. Erick, vamos a tener otro bebé.
Erick — Cuidado. La última vez que me dijiste eso, Samantha nació nueve meses después.
Luisana, con una carcajada y agarrándolo por la nuca, presionó su boca contra la de él y le dio un beso muy sentido.— Ahora les toca a los chicos trabajar duro, y a nosotros, divertirnos.
— Sami todavía no ha cumplido con su parte.— apuntó Mario moviendo las cejas.
— Espera encontrar un hombre tan guapo como su padre y menos pesado que su hermano.— Luisana clavó los ojos en su hijo.— Y esa clase de hombres no crece en los árboles.
Samantha le dedicó una sonrisita sarcástica a su hermano y se sirvió pollo asado.
— Además, todavía ando buscando, pero parece que la última especie llego con mi padre.— dijo con dulzura.
Cuando los demás se marcharon, Samantha se quedó para dar una vuelta por el jardín con su padre. Bajo su tutela, había aprendido muchas cosas sobre el derecho y la atención hacia otras personas, y eso la habia llevado a estudiar psicología y a amar cada ser vivo sin importar sus imperfecciones.
Samantha — ¿Qué tal va el bufete? preguntó.
Erick — En este momento es un caos.
Samantha rió.— Siempre dices lo mismo.
— Porque siempre es así en esta temporada. Erick la rodeó por la cintura y se pusieron a caminar.— Pero las cenas familiares y respirarel aire puro que nos regalan los árboles, la tierra, me ayudan a apartar toda ese caos de mi mente. Luego, cuando vuelvo a retomar un caso, me siento mejor ¿Y tú, cómo estás, preciosa mía?
Samantha — Bien. Muy bien. Ahorita que estoy de vacaciones. Estoy metida de lleno con la celebración de tu bufete. La semana pasada me reuni con los chicos de 4Fantasticos para ir finiquitando cada detalle y todo esta quedando perfecto.
Erick — Doy gracias al cielo de la suerte que hemos tenido, que tengo, de tenerte como hija
Samantha — Gracias papá. Yo le doy gracias a Dios todos los dias porque tu seas mi padre.
Samantha se volvió y vio que su madre cruzaba el césped con una chaqueta en la mano.
Luisana — Ha refrescado, Erick. ¿Quieres coger un resfriado para poder quejarte luego?
— Siempre me descubres. Me gusta que estes pendiente de mi. — Erick se dejó poner la chaqueta.
«Míralos pensó Samantha. Son el uno para el otro.» — Emmanuel me dijo el otro día que eras la mujer más hermosa que ha conocido jamás, y que espera fugarse un día contigo.
— Recuérdame darle una paliza cuando lo vea.— comentó Erick.
— Ese chico es un encanto. Creo que vas a tener que pelearte por mí.— Luisana acercó el rostro al de su marido.
Erick — Siempre. Porque tu eres mi vida
Luisana — Y tu la mía.
Samantha se despidio de sus padres para irse a su apartamento y tras alejarse unos pasos, se volvió y vio a sus padres cogidos de la mano, bajo el manzano aún sin dar su fruto... Y entonces él la besó.— «No, — pensó,— no era de extrañar que fuera una romántica empedernida. No era de extrañar que quisiera eso para sí misma, o al menos algo parecido a eso.» Pero su color de piel le dificultaba encontrar un amor verdadero. Pero esa mañana había decidido vivir su vida con libertad y asi como le aconsejaba a sus pacientes amarse mucho a si mismo y que el mundo los aceptes tal como son, tenia que ponerlo en práctica para ella misma y así lo haría.
Se subió a la camioneta y rememoró cada beso que se habían dado Ella y Emmanuel y sintió nostalgia porque lo extrañaba.
Había llegado el momento de hablar con él y tomar decisiones.