En un reino deslumbrante, la princesa Ailén se encuentra atrapada entre el deber y el deseo. Casada con Elian, el príncipe de un corazón frío, descubre la traición en su matrimonio mientras su corazón se inclina hacia Kael, un hombre sin títulos pero de fervor inigualable. En un palacio lleno de intrigas y secretos, Ailén debe elegir entre mantener la estabilidad del reino y seguir el anhelo que desafía todas las normas.
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Capitulo 17
La mañana estaba envuelta en una atmósfera tensa cuando Kael y Dorian llegaron al palacio para comenzar su nuevo rol como caballeros personales. La elegancia y firmeza en sus pasos no pasaron desapercibidos. La armadura de Kael, a diferencia de la de los demás caballeros, destacaba por su diseño pulido y detalles refinados, que denotaban tanto habilidad como presencia. Dorian, por su parte, llevaba la misma armadura estaba igualmente bien confeccionada, y ambos hacían una entrada impresionante en el gran vestíbulo del palacio.
Mis ojos se encontraron con Kael en varias ocasiones mientras observaba la ceremonia de su presentación. A pesar de la solemnidad del momento, no pude evitar notar cómo Kael se destacaba entre la multitud, con su porte y mirada que capturaban mi atención de una manera inquietante. Su presencia, incluso en un contexto tan formal, parecía desafiar las normas, y el deseo reprimido que sentía por él seguía creciendo en intensidad.
Una vez que la ceremonia había terminado, me dirigí a mis habitaciones para prepararme para la reunión con la princesa Eloise. La tensión en el palacio había aumentado desde el anuncio de su embarazo y el creciente descontento con la situación de mi familia y la falta de herederos directos.
Cuando llegué al salón donde Eloise me esperaba, la princesa ya estaba sentada, con una expresión de evidente malestar. Su cabello negro caía en ondas elegantes alrededor de su rostro, y sus ojos rojos reflejaban un aire de desdén y frialdad.
“Princesa Ailén,” dijo Eloise con una voz cortante, “me alegra ver que has comenzado a alinear tus decisiones con el protocolo. Aunque, honestamente, me preocupa que el estado de la familia real haya llegado a tales extremos.”
Me sentí incómoda al escuchar el reproche en sus palabras. “Princesa Eloise, mis acciones están destinadas a ayudar en la medida de lo posible. No puedo controlar cómo las cosas evolucionan en la familia real.”
“Es exactamente eso lo que me preocupa,” respondió Eloise, levantándose para caminar hacia la ventana. “Tu reciente inclinación hacia la plebe y tus decisiones cuestionables han tenido un impacto negativo en nuestra imagen. No solo debemos lidiar con la humillación de no tener un heredero, sino que también tenemos que enfrentar tus nuevas elecciones.”
Eloise giró hacia mí, y sus ojos reflejaron un resplandor de furia contenida. “Lo que es más preocupante es que ahora pareces rodeada de aquellos que, sin el debido estatus, no deberían estar en tu esfera de influencia. Tu relación con aquellos desagradables plebeyos solo añade leña al fuego. Debes recordar tu posición y el impacto que tus decisiones tienen en el futuro de nuestra familia.”
Mis manos se cerraron en puños mientras intentaba mantener la calma. “Estoy tratando de hacer lo correcto, Princesa Eloise. No puedo ignorar a las personas que han mostrado bondad hacia mí y a los que aprecio.”
“Tu intento de justificar tus decisiones solo demuestra tu falta de comprensión sobre lo que implica tu posición,” dijo Eloise, acercándose a mí. “Espero que comprendas pronto las consecuencias de tus actos, o enfrentarás más reproches que simplemente las palabras.”
La conversación terminó en un tono marcado por la tensión, y la princesa Eloise se volvió para mirar por la ventana, dejándome sola con mis pensamientos. Sentía una mezcla de frustración y ansiedad mientras salía del salón, dándome cuenta de que las tensiones no solo estaban presentes en mi vida personal sino también en el ámbito familiar y real.
Al regresar a mis habitaciones, Kael y Dorian me esperaban, listos para comenzar sus funciones como caballeros.
El día transcurrió con una carga de tensión palpable que envolvía el palacio. La presentación de Kael y Dorian había sido un evento lleno de formalidades, pero ahora me encontraba de vuelta en el despacho, preparándome para enfrentar las consecuencias de las recientes tensiones. La reunión con la princesa Eloise había dejado una huella de preocupación en mí; no solo por sus palabras duras, sino también por la creciente presión que sentía en torno a mis decisiones.
Mientras me dirigía a mi sala, Kael y Dorian me seguían de cerca, sus miradas atentas y sus posturas serias reflejaban la responsabilidad que ahora llevaban sobre sus hombros. A pesar de la formalidad que debían mantener, no podía evitar notar la cercanía y el entendimiento mutuo entre ellos, un vínculo que me intrigaba y que parecía ser más profundo que una simple amistad.
Al llegar a mis habitaciones, Elara me esperaba con una expresión que reflejaba preocupación y curiosidad. La preocupación en sus ojos se intensificó cuando me vio entrar, y me di cuenta de que la conversación con Eloise había generado un murmullo en el palacio.
“Mi señora,” comenzó Elara con una voz preocupada, “he oído rumores sobre la conversación con la princesa Eloise. ¿Está todo bien?”
“Las cosas están complicadas,” respondí, tratando de mantener la calma. “La princesa está frustrada, y parece que no se puede hacer nada para calmar las tensiones en la familia real.”
“Lo entiendo,” dijo Elara, “pero ¿hay algo en lo que pueda ayudar?”
“Solo mantener la calma y estar alerta,” respondí. “Las cosas están a punto de volverse aún más complicadas.”
Mientras hablaba con Elara, noté a Edén jugando en un rincón de la habitación, su presencia siempre reconfortante. Su sonrisa y su risa me daban un pequeño respiro de la presión constante que sentía. Sin embargo, la angustia por las palabras de Eloise seguía pesando en mi mente.
Más tarde, me encontré con Kael y Dorian en el jardín del palacio. El aire fresco y los colores vibrantes de las flores ofrecían un contraste relajante con la tensión que sentía. Ambos caballeros estaban en un momento de calma, revisando algunas cuestiones logísticas para su nuevo rol.
“Kael, Dorian,” comencé, “quiero que sepan que sus funciones son de gran importancia para mí. No solo por la protección, sino también porque necesito su apoyo en momentos difíciles.”
Kael, con su porte firme y su mirada decidida, asintió. “Lo entendemos, y estamos aquí para cumplir con nuestras responsabilidades de la mejor manera posible.”
Dorian, con su actitud igualmente seria, añadió: “Estamos preparados para cualquier desafío que se presente.”
Mientras los tres conversábamos, los murmullos del palacio seguían aumentando. La noticia del embarazo de Eloise y el creciente descontento de la familia real sólo añadían más presión a nuestra situación. La tensión entre las distintas facciones y la creciente desconfianza entre los miembros de la familia real se hacía evidente, y no había forma de ignorarla.
Al final del día, me encontré en mis habitaciones con un sentido de inquietud. Elara y Edén ya se habían retirado para descansar, y la noche se cernía sobre el palacio con una calma engañosa.
y que Elián se arrepienta de averla tratado mal.
y como en toda novela todo puede pasar,espero que ella tenga unos hijos hermosos.
y Elián sea que no puede dar hijos.