En un mundo donde las sirenas pueden controlar el agua y los seres marinos a través de melodías ancestrales, Lira, una joven sirena de la tribu de las Ondinas, es conocida por su voz encantadora. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando, tras un accidente en el océano, pierde su habilidad para cantar. Sin su voz, Lira siente que ha perdido su conexión con su hogar y su identidad.
Desesperada por recuperar su canto, Lira decide aventurarse a la superficie, un lugar prohibido para su especie, donde se encuentra con un príncipe humano llamado Adrian. Él también enfrenta sus propios problemas: un reino dividido por la guerra y la presión de cumplir con las expectativas de su familia. A medida que Lira y Adrian se conocen, descubren que ambos pueden aprender el uno del otro y que sus mundos están más entrelazados de lo que pensaban.
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Capítulo 17: La Recuperación de la Voz
Las aguas del océano estaban en calma, pero el corazón de Lira estaba en un torbellino de emociones. Aunque habían derrotado al Maestro de las Sombras, el costo de la batalla había sido alto. Lira sentía que su voz, su poder y su conexión con el océano se habían debilitado. Mientras nadaba con sus amigos, la preocupación comenzaba a invadirla.
“Lira, ¿estás bien?” preguntó Adrian, nadando a su lado. “Has estado callada desde nuestra victoria.”
“No lo sé,” respondió Lira, sintiendo que la tristeza comenzaba a llenar su corazón. “Siento que he perdido algo esencial. Mi voz… no es la misma.”
“Eso es comprensible,” dijo Nia, nadando cerca de ellas. “La batalla fue intensa, y todos hemos perdido algo. Pero debemos encontrar una manera de recuperarlo.”
“Pero, ¿cómo?” preguntó Lira, sintiendo que la desesperación comenzaba a brotar. “Sin mi voz, no puedo proteger a nuestra tribu ni al océano.”
“Tal vez necesites encontrar una fuente de poder, algo que te ayude a recuperar tu voz,” sugirió un delfín, sintiendo que la curiosidad comenzaba a burbujear. “Hay lugares en el océano donde la magia es más fuerte.”
“Es una buena idea,” dijo Adrian, sintiendo que la esperanza comenzaba a brillar en su interior. “Podríamos buscar el Santuario de las Voces. Se dice que ahí se encuentra el eco de todas las melodías del océano.”
“¿El Santuario de las Voces?” preguntó Lira, sintiendo que la curiosidad comenzaba a crecer. “¿Dónde se encuentra?”
“Se dice que está en las profundidades de la Cueva de Eldrin, donde la música del océano resuena más fuerte,” explicó Nia, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer. “Podría ser exactamente lo que necesitas.”
“Entonces, debemos ir allí. No puedo quedarme sin mi voz,” afirmó Lira, sintiendo que la esperanza comenzaba a brotar en su corazón. “Es hora de recuperar lo que he perdido.”
Nadaron con dirección a la Cueva de Eldrin, donde la luz del sol apenas alcanzaba las aguas. A medida que se acercaban, Lira sintió que la energía del lugar comenzaba a resonar en su interior. “¿Sienten eso?” preguntó, sintiendo que la emoción comenzaba a burbujear. “El océano está vivo aquí.”
“Sí, es como si la música estuviera llamándonos,” dijo Adrian, sintiendo que la conexión comenzaba a crecer. “Debemos seguir adelante.”
Entraron en la cueva, donde los cristales brillaban con una luz mágica. “Este lugar es hermoso,” murmuró Nia, sintiendo que la emoción comenzaba a desbordarse. “Siento que hemos llegado a un lugar especial.”
“Debemos encontrar el Santuario de las Voces,” dijo Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer. “Si hay una manera de recuperar mi voz, debe estar aquí.”
Mientras exploraban la cueva, comenzaron a escuchar ecos de melodías antiguas que resonaban en el aire. “¿Escuchan eso?” preguntó Lira, sintiendo que la emoción comenzaba a crecer. “Es como si el océano estuviera cantando.”
“Es el eco de todas las voces que han pasado por aquí,” explicó Adrian, sintiendo que la conexión comenzaba a intensificarse. “Debemos encontrar el lugar donde resuena más fuerte.”
Después de un tiempo, llegaron a una cámara más amplia donde el sonido de la música era casi ensordecedor. “¡Esto debe ser el Santuario de las Voces!” exclamó Nia, sintiendo que la alegría comenzaba a burbujear. “Es increíble.”
“Debemos acercarnos,” dijo Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer. “Si hay un lugar donde pueda recuperar mi voz, es aquí.”
Mientras se acercaban al centro de la cámara, Lira vio un pedestal en el que descansaba un antiguo concha. “¿Qué es eso?” preguntó, sintiendo que la curiosidad comenzaba a invadirla.
“Es la Concha de las Melodías,” explicó un delfín, sintiendo que la emoción comenzaba a crecer. “Se dice que contiene el eco de todas las voces del océano.”
“¿Crees que eso puede ayudarme?” preguntó Lira, sintiendo que la esperanza comenzaba a brotar en su corazón.
“Es posible. Si puedes tocarla y conectar con su energía, podría devolverte tu voz,” respondió Adrian, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer. “Pero debes concentrarte en lo que quieres recuperar.”
Lira se acercó al pedestal, sintiendo que la energía de la concha resonaba en su interior. “Debo hacerlo,” pensó, sintiendo que la esperanza comenzaba a brillar. “Debo recuperar mi voz.”
Tomó la concha en sus manos y cerró los ojos. A medida que se concentraba, comenzó a escuchar ecos de melodías antiguas que llenaban su mente. “Voces del océano, devuélvanme mi poder,” murmuró, sintiendo que la energía comenzaba a fluir a través de ella. “Necesito recuperar mi voz.”
De repente, una luz brillante emergió de la concha, envolviendo a Lira en un resplandor mágico. “¡Siente la música del océano!” resonó una voz en su interior. “Deja que te llene y te devuelva lo que has perdido.”
Lira sintió que la energía del océano comenzaba a fluir a través de ella, llenándola de vida y poder. “¡Sí! ¡Es esto!” exclamó, sintiendo que su voz comenzaba a regresar. “¡La música es parte de mí!”
A medida que la luz la rodeaba, las melodías del océano comenzaron a resonar en su corazón. “Voces del océano, únanse a mí,” gritó Lira, sintiendo que la emoción comenzaba a desbordarse. “Estoy lista para recuperar mi poder.”
Con un último grito, la luz se intensificó y Lira sintió que su voz regresaba con una fuerza renovada. “¡Lo he logrado!” exclamó, sintiendo que la alegría comenzaba a llenar su corazón. “¡He recuperado mi voz!”
“¡Lo hiciste, Lira!” gritaron Nia y Adrian, sintiendo que la emoción comenzaba a desbordarse. “¡Eres increíble!”
“Gracias, pero esto no es solo mío. Es el poder de nuestras voces, de la música del océano,” respondió Lira, sintiendo que la conexión con sus amigos comenzaba a intensificarse. “Juntos hemos logrado esto.”
“Ahora que tienes tu voz de vuelta, ¿qué harás?” preguntó Nia, sintiendo que la curiosidad comenzaba a crecer. “¿Cómo planeas usarla?”
“Debo compartir lo que he aprendido,” dijo Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer. “Debemos continuar protegiendo nuestro hogar y utilizando nuestras voces para unir a todos.”
“Eso suena perfecto,” afirmó Adrian, sintiendo que la esperanza comenzaba a brillar en su corazón. “Juntos podemos hacer que nuestro mensaje resuene en todo el océano.”
“Sí, debemos asegurarnos de que todos sepan que la luz siempre encontrará su camino,” dijo Lira, sintiendo que la emoción comenzaba a llenar su voz. “La música es nuestra fuerza.”
Con su voz recuperada y un nuevo sentido de propósito, Lira y sus amigos comenzaron a nadar de regreso hacia su hogar. A medida que avanzaban, Lira sintió que su corazón latía al ritmo de la música del océano. “Estoy lista para enfrentar lo que venga,” pensó, sintiendo que la determinación comenzaba a crecer.
Cuando llegaron a su hogar, Lira se sintió llena de energía y emoción. “¡Hemos vuelto!” exclamó, sintiendo que la alegría comenzaba a brotar en su corazón. “Y tengo algo importante que compartir con todos ustedes.”
Las criaturas marinas se reunieron a su alrededor, curiosas por lo que había pasado. “Lira, ¿estás bien?” preguntó una tortuga, sintiendo que la preocupación comenzaba a invadirla.
“Estoy mejor que nunca,” respondió Lira, sintiendo que la esperanza comenzaba a brillar. “He recuperado mi voz y he aprendido el poder de la música.”
“¿Qué quieres decir?” preguntó Nia, sintiendo que la curiosidad comenzaba a crecer. “¿Qué has descubierto?”
“Que nuestras voces son una parte vital de quienes somos. Juntas, somos más fuertes, y debemos unirnos para proteger nuestro hogar,” explicó Lira, sintiendo que la emoción comenzaba a desbordarse. “La música es nuestra fuerza, y debemos usarla para inspirar a otros.”
“Eso suena increíble,” afirmó un delfín, sintiendo que la emoción comenzaba a burbujear. “¿Cómo planeas hacerlo?”
“Debemos organizar un gran canto, una celebración de nuestras voces y de nuestra unidad,” sugirió Lira, sintiendo que la determinación comenzaba a florecer. “Invitemos a todas las criaturas del océano y compartamos nuestra música.”
“¡Sí! ¡Eso sería maravilloso!” exclamó Nia, sintiendo que la emoción comenzaba a crecer. “Podríamos unir a todos y hacer que nuestras voces resuenen en todo el océano.”
“Entonces, hagámoslo. Comencemos a planear nuestra celebración,” dijo Lira, sintiendo que la alegría comenzaba a llenar su corazón. “Que nuestras voces se escuchen y que el océano se llene de música.”
Con la energía renovada y el poder de la música en sus corazones, Lira y sus amigos comenzaron a preparar la celebración. Sabían que la unidad y la música eran su mayor fortaleza, y juntos, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que se presentara. La luz del océano brillaba más que nunca, y Lira estaba lista para compartir su voz con el mundo.