Reencarnación En Un Personaje Secundario

Verónica llegó a la casa de su hermano y se estacionó en el garaje. Permaneció sentada dentro del auto, practicando cómo poner una sonrisa dulce frente a un pequeño espejo. Sabía que no podía permitir que su madre sospechara nada. Estaba determinada a derribar a la familia de Víctor a toda costa, convencida de que solo así su pequeña familia podría ser la única dueña de todo.

Sintió vibrar su celular en el bolsillo del pantalón. "¿Frank, qué sucede?" Su esposo, hijo de una familia de nuevos ricos con mucho dinero, era perfecto para sus planes. Necesitaba una billetera privada para su gran plan maestro, donde Víctor no sería rival ni intelectual ni económicamente.

"El plan está en marcha; pronto tendremos que celebrar dos funerales," declaró el hombre al otro lado del teléfono.

Verónica sintió una oleada de alegría al pensar que finalmente se desharía de su mayor obstáculo, su madre. "Lo lograste sin dejar rastro, ¿verdad?"

"¿Crees que soy tonto? Nuestro amigo nos ayudó con ese problema. Con él a nuestro lado, no tenemos nada que temer. Ni siquiera se han dado cuenta de que planeábamos deshacernos de esa mocosa. Lástima que nuestro plan falló y en estos dos años no hemos tenido la oportunidad de acercarnos a ellos. Pero parece que se cansaron de tenerla encerrada. Aprovecha esta oportunidad y dale la medicina." Su ambición no se limitaba a obtener el control de la familia de su esposa; estaba decidido a apoderarse por completo de la familia Sol.

Verónica buscó en la guantera del auto y encontró un paquete de dulces de cereza en forma de anillo. "¿Estás segura de que funcionará?"

Al otro lado del teléfono, Frank vio a un hombre parado cerca de él. Ese hombre era su carta de triunfo. 'Sí, será fácil manejar a una niña de dos años. Solo tenemos que convencerla de que coma los dulces. Una vez que nos deshagamos de esa molestia, podremos derribar a George Sol y a su esposa. Es una oportunidad perfecta para resolver tres problemas de un solo golpe.'"

"Si ese es el plan, me encargaré de esa niña, con mucho gusto. Te contaré después cómo se desarrolla todo." Dicho esto, colgó rápidamente el teléfono.

Verónica sentía un profundo resentimiento hacia Sarah desde que se conocieron en la universidad. Cada vez que Sarah se encontraba cerca, parecía absorber toda la atención; Verónica se sentía completamente eclipsada. No importaba cuánto lo intentara, nunca lograba superar a Sarah en nada: ni en el ámbito familiar, ni con su esposo, ni siquiera en su belleza. La única área en la que Verónica sentía cierto orgullo era en el tema de los hijos; Sarah no podía concebir, mientras que Verónica ya tenía dos hijos. Sin embargo, la felicidad de Verónica se vio empañada cuando descubrió que Sarah estaba embarazada.

Decidida a no permitir que Sarah la opacara una vez más, Verónica también temía que sus verdaderas intenciones salieran a la luz. Fue entonces cuando un hombre misterioso apareció en su vida, quien afirmaba ser un enemigo mortal de la familia Sol. Descubrieron que tenían un enemigo común, y siguiendo el refrán "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", comenzaron a recibir consejos de este hombre en cómo actuar.

Pero lo más intrigante fue el descubrimiento de algo misterioso en este hombre: nadie parecía conocer su pasado ni las acciones que había cometido. Era como si fuera un hombre fantasma, apareciendo de la nada para ayudarles a destruir a la familia Sol, a su madre y su hermano.

Salió del auto con una sonrisa de triunfo, imaginándose la expresión de Sarah al enterarse de que había perdido a su única hija.

Al llegar a la entrada, fue recibida por la detestable Paula. Siempre parecía tenerla vigilada como un halcón. Una vez se deshiciera de su hermano y de su cuñada, ella también desaparecería. "¿Dónde está mi cuñada?", le espetó.

Paula respondió cortésmente: "Está en el salón principal". Sin embargo, en su mente, no le gustaba la impresión que le causaba.

Verónica pasó descortésmente, sin preocuparse si empujaba a Paula a su paso.

Mientras caminaba, reflexionaba sobre su plan. Su objetivo número uno era derribar a Jane primero, seguido por Vincent como su segunda víctima. No podía permitir que creciera; era demasiado astuto a pesar de su corta edad. Vincent era el único, aparte de su madre, que no se dejaba engañar por las apariencias. Una vez se deshiciera de esos dos, seguiría con Victor y su otro hijo. Dejaría a Ericka para el final. Tocó la foto en su bolsa, pensando en su ingenioso plan. Le daría el "privilegio" a su cuñada de presenciar cómo destruía a su familia.

Entró al salón con elegancia, pero dentro se encontró con una escena que le hizo apretar los dientes: todos estaban reunidos alrededor de la hija fracasada de Sarah. "Hola, buenas tardes", saludó con una amplia sonrisa.

Ericka la saludó con efusividad al verla. "¡Cuñada! ¡Qué felicidad verte por aquí!"

Y Víctor también la saludó efusivamente, sus ojos brillaban de alegría al ver a su querida hermana.

Jane rodó los ojos ante su expresión hipócrita y desagradable.

Vincent, por otro lado, dejó de sonreír; esa tía no le agradaba. Se acercó a Grace y le susurró al oído: "No te acerques a esa mujer mala".

Grace, que ya había visto a Verónica entrar, asintió al escuchar el aviso de su primo. Confirmó lo que ya sabía: Vincent era un niño inteligente.

En la novela original, Verónica provocó un accidente en la granja familiar que alteró irremediablemente la vida de Vincent. Manipuló al caballo favorito de Vincent para que lo golpeara con sus patas traseras directamente en la cabeza. El impacto fue tan devastador que redujo drásticamente su capacidad intelectual, dejándolo con severas limitaciones mentales.

Durante el transcurso de la novela, debido a su deterioro mental, él escapó y nunca más fue visto. Esto fue un golpe devastador para su tía, quien sufría profundamente al no encontrar a Vicent. Murió sin saber dónde había ido a parar su hijo.

Volteó hacia su inocente tío Victor y revivió la trágica historia con un nudo en la garganta. La tragedia había ocurrido en la granja familiar, un lugar que él había adquirido con tanto amor para que sus hijos compartieran su pasión. El caballo había sido un regalo especial de él para su hijo Vincent, quien lo había convertido en su confidente favorito. Pero ese mismo animal se convirtió en el instrumento utilizado por Verónica, quien no tuvo piedad. Manipuló al caballo y provocó el accidente que dejó a Vincent con secuelas irreversibles.

Él se sintió abrumadoramente culpable y se dedicó a cuidar a su hijo día y noche. Sin embargo, en un descuido, perdió de vista a Vincent, lo que lo sumió en una profunda desesperación. Se encerró en la habitación que solía ser de Vincent, y nadie, ni siquiera Ericka, pudo sacarlo de allí.

Cuando finalmente decidieron sacarlo de la habitación, ocurrió otra tragedia: Erick fue asesinado por su propio primo, el hijo de Verónica. Esto fue otro golpe devastador. Dos días después, lo encontraron muerto en la sala de juegos, y la familia quedó sumida en un dolor imposible de olvidar.