La Venganza Del Sigma

POV Allen

Los días pasaron y un día salí de mi clase de la mañana, sintiéndome un poco más ligero después de una lección bien impartida. Me detuve en el pasillo para revisar mi teléfono cuando mi amigo David se me acercó con una sonrisa.

-¿Qué tal, Allen?- Saludó David, dándome un golpecito amistoso en el hombro. -He notado que has pasado mucho tiempo con ese chico de lentes últimamente, ¿quién es?-

Levanté una ceja, fingiendo despreocupación.

-Oh, ¿a quién te refieres?-

-A ese chico con el que siempre estás hablando en los pasillos.- Explicó David, con una mirada traviesa en los ojos. -¿Es tu nuevo novio o algo así?-

Solté una carcajada, sacudiendo la cabeza.

-No, no, nada de eso.- Respondí rápidamente. -Es solo un amigo beta que conocí recientemente. Tenemos buena química, pero eso es todo.-

David asintió con comprensión, pero aún así parecía intrigado.

-¿Solo amigos, eh? Bueno, si alguna vez necesitas consejos sobre cómo pasar del “solo amigos” al “algo más”, ya sabes donde encontrarme.- Bromeó.

Asentí, manteniendo mi expresión neutral mientras David continuaba hablando.

-No esperaba verte con un beta.- Admitió David, encogiéndose de hombros. -Pero supongo que el sexo con ellos puede ser bastante bueno, ¿no?-

Asentí de nuevo, sin revelar mucho.

-Supongo que depende del individuo.- Respondí con calma. -Pero sí, puede ser sorprendentemente satisfactorio.-

David asintió con una sonrisa cómplice, pero levantó una ceja con curiosidad.

-Ten cuidado, Allen. Podrías despertar algunos celos entre los demás alfas si te ven con ese beta.-

Me encogí de hombros, mostrando indiferencia.

-No me importa.- Respondí con desdén. -Lo que tengo con él ni siquiera es algo serio.-

Pasé el resto del día sumido en mis propios pensamientos, tratando de descifrar qué significaba realmente mi relación con Oliver, sin embargo, por más que reflexionaba, me daba cuenta de que no me importaba demasiado. Lo único que deseaba era tener sexo con él, sin importarme si había otras personas en el medio.

Aunque reconocía que había cierta química entre nosotros, no quería complicarme y pensar en cómo había empezado nuestra relación casual de manera caótica y cuestionable. Para mí, Oliver era simplemente un compañero conveniente con quien compartir momentos de placer, aunque recién comenzábamos.

Mientras caminaba por el campus, las palabras de David resonaban en mi mete. Sabía que algunos podrían cuestionar mi elección de compañero, que un alfa estuviera con un chico beta no era tan bien visto, pero era definitivamente mucho mejor visto que un sigma. A mí no me importaba lo que los demás pensaran, lo único que me importaba era satisfacer mis propios deseos y necesidades.

Continué con mi visa universitaria, involucrándome ocasionalmente con otros omegas de manera casual, sim embargo, pronto me di cuenta de que no disfrutaba tener que ser delicado, al menos no con alguien que no fuera Oliver. Deseaba fervientemente repetir nuestros encuentros.

Cada encuentro con otro omega me recordaba lo diferente que fue estar con Oliver, Con él podía liberarme completamente, sin restricciones ni preocupaciones por ser demasiado brusco, pero con los demás, sentía que debía moderarme, ser más cuidadoso, y eso no era lo que realmente deseaba.

Aunque disfrutaba de la variedad y la novedad que ofrecían otras personas, anhelaba un momento intenso y apasionado como los que compartí con Oliver.

Una noche, me encontraba en el pasillo de la residencia, acompañado de otro chico que había conocido esa misma noche y con quien planeaba tener un encuentro casual, sin embargo, justo en ese momento, me topé con Oliver. Nuestras miradas se encontraron brevemente, pero Oliver me ignoró por completo, siguiendo su propio camino sin darle importancia alguna.

Aunque intenté no dejar que la indiferencia de Oliver me afectara, no pude evitar sentir una punzada de decepción. Había esperado al menos un gesto de reconocimiento, pero Oliver me trató como si fuera un completo extraño.

El incidente me dejó reflexionando sobre nuestra dinámica, y aunque intentaba mantener una actitud despreocupada, no podía evitar sentirme intrigado por la forma en que Oliver me trataría.