Una Historia De Amor Inmortal

Las primeras luces del amanecer se filtraban por las ventanas de la biblioteca de Ravenwood, creando un juego de sombras sobre las estanterías llenas de libros antiguos. Sarah había decidido llegar temprano esa mañana, buscando un lugar tranquilo donde poder estudiar antes de las clases. La biblioteca, con su aire de misterio y conocimiento, siempre había sido su refugio.

Mientras buscaba un lugar adecuado para sentarse, una figura familiar apareció en su campo de visión. Víctor estaba de pie junto a una de las estanterías, aparentemente absorto en un libro antiguo. El corazón de Sarah se aceleró al recordar su encuentro anterior, pero decidió mantener la calma y continuar con su búsqueda.

—Buenos días, Sarah —dijo Víctor suavemente, sin levantar la vista del libro.

Sarah se detuvo, sorprendida de que él la hubiera notado.

—Buenos días —respondió con cautela, intentando parecer desinteresada.

Víctor cerró el libro y se giró hacia ella, una sonrisa calculada en su rostro.

—Parece que compartimos el gusto por los lugares tranquilos y llenos de historia. ¿Qué te trae aquí tan temprano?

Sarah dudó por un momento, pero decidió ser honesta.

—Vine a estudiar antes de que empiecen las clases. Me gusta la tranquilidad de la biblioteca a esta hora.

Víctor asintió, como si comprendiera perfectamente sus motivos.

—Un buen hábito. El conocimiento es poder, después de todo. —Se acercó un poco más, manteniendo una distancia respetuosa pero lo suficientemente cerca como para que Sarah sintiera su presencia abrumadora. —Dime, Sarah, ¿has oído alguna vez las leyendas sobre Ravenwood?

Sarah asintió, sin poder evitar sentirse intrigada.

—Sí, he escuchado algunas. Historias sobre vampiros, brujas y otras cosas sobrenaturales. Pero nunca les he dado mucha importancia.

Víctor sonrió, una expresión que no alcanzó sus ojos.

—A veces, las leyendas contienen más verdad de lo que imaginamos. —Hizo una pausa, evaluando su reacción. —De hecho, hay una historia particular que me gustaría compartir contigo, si tienes tiempo.

Sarah no sabía cómo responder. Había algo en Víctor que la inquietaba, pero también sentía una curiosidad incontrolable por saber más. Finalmente, asintió.

—Claro, ¿por qué no?

Víctor la condujo a una mesa en un rincón apartado de la biblioteca y comenzó a hablar en voz baja.

—Hace siglos, Ravenwood era un lugar muy diferente. Un pequeño pueblo con sus propios secretos oscuros. En ese tiempo, hubo una gran guerra entre dos clanes poderosos. Uno liderado por un noble llamado Adrian y el otro por un hombre conocido como Víctor.

Sarah sintió un escalofrío al escuchar el nombre de Víctor. Miró al hombre frente a ella, preguntándose si él podría ser el mismo Víctor de la historia. Pero él continuó sin darle tiempo a preguntar.

—Ambos estaban enamorados de la misma mujer, una hermosa joven llamada Elisa. Ella era el corazón de esta batalla, la razón por la que estos dos poderosos hombres lucharon. Adrian era noble y justo, pero Víctor… Víctor era ambicioso y no se detenía ante nada para obtener lo que quería.

Sarah se estremeció. La historia parecía demasiado cercana a la realidad que ella estaba viviendo. ¿Podía ser posible que estas leyendas tuvieran algo de verdad?

—¿Y qué pasó con Elisa? —preguntó finalmente, su voz apenas un susurro.

Víctor la miró con una intensidad que la hizo sentirse vulnerable.

—Elisa… —dijo, haciendo una pausa dramática— tuvo que elegir. Su elección desencadenó una serie de eventos que cambiaron para siempre el destino de Ravenwood. Pero esa es una historia para otro momento.

Sarah se sintió atrapada en sus palabras, como si estuviera siendo arrastrada hacia un pasado oscuro y peligroso. Intentó apartarse de ese sentimiento, recordándose a sí misma que esto no era más que una historia.

—Es una historia interesante —dijo finalmente, tratando de sonar casual. —Pero debo volver a estudiar.

Víctor asintió, sin mostrar ninguna decepción.

—Por supuesto, Sarah. No quería interrumpirte. Solo pensé que podría interesarte. —Se levantó y le hizo una leve inclinación de cabeza. —Nos veremos pronto.

Mientras se alejaba, Sarah no pudo evitar sentirse aliviada pero también más curiosa que nunca. Sabía que debía contarle a Elena sobre esta conversación. Había algo en la historia que resonaba con demasiada fuerza en su situación actual.

### La Estrategia de Víctor

Víctor observó a Sarah mientras ella volvía a sumergirse en sus libros. Su plan estaba comenzando a tomar forma. Sabía que Sarah era la clave para acercarse a Elena. Si podía ganarse su confianza, podría usarla para descubrir más sobre los movimientos de Adrian y, finalmente, para atraer a Elena hacia él.

Había algo en la inocencia y la valentía de Sarah que le recordaba a Elisa, la mujer que había perdido siglos atrás. Pero esta vez, no fallaría. Estaba decidido a tener éxito donde antes había fracasado.

Víctor salió de la biblioteca, sus pensamientos girando en torno a su próximo movimiento. Necesitaba encontrar una manera de involucrar más a Sarah en su vida, de manera que ella, sin saberlo, lo ayudara en su plan. Decidió que se encontraría con ella de nuevo, en un contexto diferente, para seguir sembrando las semillas de la desconfianza hacia Adrian.

### Un Encuentro Planeado

El fin de semana, Sarah decidió dar un paseo por el parque central de Ravenwood, buscando despejar su mente de las preocupaciones escolares y la extraña conversación con Víctor. Las hojas de los árboles, teñidas de los colores otoñales, crujían bajo sus pies mientras caminaba por el sendero. Se sentía en paz, al menos por el momento.

Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida cuando vio a Víctor sentado en un banco, leyendo un libro. Parecía casual, pero Sarah sabía que nada de lo que hacía Víctor era casual. Se sintió dividida entre la necesidad de evitarlo y la curiosidad por saber más.

Víctor levantó la vista y sonrió al verla.

—Sarah, qué agradable sorpresa. ¿También disfrutas de la belleza de este parque?

Sarah asintió, intentando mantener la calma.

—Sí, es un lugar bonito para relajarse.

Víctor hizo un gesto invitándola a sentarse junto a él. Sarah dudó, pero finalmente accedió, sintiendo que sería descortés rechazar la invitación.

—Estaba pensando en nuestra conversación en la biblioteca —dijo Víctor, cerrando su libro. —La historia de Adrian y Elisa. ¿No te parece fascinante cómo las historias del pasado pueden resonar en el presente?

Sarah se tensó ligeramente, pero intentó mantener una expresión neutral.

—Sí, es interesante. Pero aún no entiendo por qué me cuentas todo esto.

Víctor la miró con una intensidad que la hizo estremecerse.

—Porque creo que tienes derecho a saber. Esta ciudad, sus historias, están entrelazadas con las vidas de aquellos que vivimos aquí. Y hay cosas que tú y tu amiga Elena deberían saber.

Sarah sintió una oleada de preocupación por Elena. ¿Qué sabía Víctor? ¿Estaba en peligro?

—¿Qué cosas? —preguntó, tratando de mantener su voz firme.

Víctor hizo una pausa, como si estuviera decidiendo cuánto revelar.

—Solo diré esto: no todo es lo que parece en Ravenwood. Hay fuerzas en juego que tú y Elena deberían conocer. Ten cuidado en quién confías, Sarah. A veces, los aliados más cercanos pueden ser los más peligrosos.

La advertencia de Víctor resonó en la mente de Sarah mientras él se levantaba y se despedía con una sonrisa enigmática. Se quedó sentada en el banco, sintiendo una mezcla de confusión y temor.

### La Advertencia

De vuelta en la escuela, Sarah se encontró con Elena en la cafetería. Decidió contarle todo sobre su encuentro con Víctor, sabiendo que necesitaban estar preparadas para cualquier cosa.

—Elena, tenemos que hablar —dijo Sarah, su voz tensa.

Elena la miró preocupada.

—¿Qué pasa, Sarah? ¿Estás bien?

Sarah respiró hondo y comenzó a relatar su encuentro con Víctor en la biblioteca y luego en el parque. Elena escuchó atentamente, su preocupación creciendo con cada palabra.

—No sé qué está planeando, pero me asusta. Dice que hay cosas que debemos saber sobre Ravenwood y que no debemos confiar en nadie —concluyó Sarah, mirando a su amiga con ojos suplicantes.

Elena frunció el ceño, sintiendo el peso de las palabras de Víctor. Sabía que él era peligroso, pero ahora se daba cuenta de que también estaba dispuesto a usar a sus amigos para llegar a ella.

—Tenemos que ser cuidadosas, Sarah. No podemos dejar que Víctor nos manipule. Pero gracias por contarme esto. Juntas, encontraremos la manera de enfrentarlo.

Sarah asintió, sintiéndose aliviada de haber compartido sus preocupaciones con Elena. Sabía que, aunque el camino por delante sería difícil, no estaba sola. Juntas, se enfrentarían a los peligros de Ravenwood y descubrirían la verdad oculta en sus sombras.