Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
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6
El día de playa nos pasó muy rápido. Le dije a Sofía que ya era hora de regresar pues seguramente Amelia ya se había levantado y debía de tomar su merienda.
Pero yo aún quiero quedarme, por favor- me dijo con un puchero y unos ojos tan tiernos que quien podría decirle que no.
Hagamos un trato, volvemos y preparo unas deliciosas galletas con chispas de chocolate- le dije sonriéndole.
Mmm, bueno, pero quiero comerme muchas de ellas- me dijo pícaramente.
Y después te dolerá la panza y tu papá se enojará conmigo- suspiré haciendo como que me ponía mal.
Yo lamento no haberte hecho caso y que después te retaran, no había sido tu culpa. Me avisaste que no lo hiciera y aun así desobedecí. Mi papá no debió ser tan malo contigo- me dijo casi llorando.
Eso no fue tu culpa- la abrace y la cargue a upa. Sabía que siempre se había sentido mal por eso, pues mientras Mario me gritaba ella estaba en el baño llorando del dolor, pero escuchando todo.
Me encaminé con ella en brazos, acariciando su hermoso pelo. Había llegado a juntar sus juguetes, pero le pedí a uno de los custodios que llevara todo al auto.
Abrí la puerta trasera y deje que se acomodara en el asiento, mientras yo tomaba lugar a su lado, le escribí a Nataly que estábamos en camino y le pregunte si había ingredientes para hacer galletitas de chocolate, como me contesto que solo faltaba el chocolate le pedí al chófer que se detuviera en una tienda así podía comprar. Por suerte conseguimos una especie de cotillón en el camino a casa.
Espera que ya regreso- le dije a Sofía quien obedientemente asintió con la cabeza.
Buenas tardes- dije al ingresar en la tienda.
Muy buenas tardes, señorita- me dijo el vendedor.
Me puse a buscar en las góndolas los productos que necesitaba y encontré no solo las chispas de chocolate, sino también grajeas de varios colores para hacerles distintos decorados. Demasiado concentrada en las cosas estaba que no me di cuenta de que un hombre se me acercaba por detrás, hasta que me tomó fuertemente de la cintura.
Pero ¿qué carajos quieres?- le dije haciendo presión para liberarme de su agarre.
mamacita- reconocí ese estúpido apodo y ya sabia quien era.
Con fuerza pateé su rodilla haciendo que cayera al suelo de dolor, y cuando estaba a punto de golpearlo alguien me sujetó de atrás nuevamente y me levanto por los aires.
Tranquila señorita, nosotros nos haremos cargo- reconocí la voz del jefe de seguridad y por un momento pude suspirar aliviada.
El dueño de la tienda me atendió con miedo, así que pagué rápido y me fui al auto nuevamente. El de seguridad que había bajado subió en el asiento del conductor y nos dirigimos nuevamente a la mansión.
Te voy a pedir de favor que no digas nada de lo que viste- le dije sin mirarlo. sabía que él me estaba viendo por el espejo retrovisor desde que habíamos subido en la playa.
Su secreto está a salvo conmigo señorita- me dijo, pero aun así no voltee a mirarlo.
Llegamos a la mansión y le expliqué a Sofía que me daría una ducha y luego cocinaríamos, de esa manera podría pasar a ver a Amelia y ya bajarla para merendar con nosotras.
abuela ¿puedo pasar?- golpee despacio en su puerta por si aún seguía dormida.
pues claro mi niña, ya estoy lista para bajar- me contesto.
estaba tan linda vestida y con una enorme sonrisa en su rostro, ya no parecía la misma persona que había encontrado hacia meses atrás. ahora solo faltaba sacarle el bastón para que caminara sola, pero la verdad había sido un avance increíble. hablaba, comía, reía y nos abrazaba como si fuésemos a dejarla.
ven vamos- dije tomándola del brazo libre y dirigiéndonos hacia afuera. caminamos tranquilas a su paso hasta las escaleras y las bajamos con sumo cuidado.
Sabes preciosa, en octubre será mi cumpleaños número 80 y vas a ser mi invitada de honor- me dijo sorprendiéndome.
Pero amelia ese lugar es siempre para la familia- le dije suspirando, Nataly e Isabella eran celosas de la señora y la verdad no quería ningún problema con ellas. Aunque me extraño que ni ella ni su marido estuviesen en la gran foto que había visto. - abuela, ¿puedo preguntarte algo?-
Ya lo has hecho pequeña- dijo sonriéndome y yo también sonreí por el chiste- no en serio ya dime- y se detuvo a escucharme.
¿Por qué en esa gran pintura de los miembros de la familia, no están ni Mario ni Isabella?- le dije señalando de que pintura hablaba.
Hubo un tiempo en que Mario no permitía que mi nieta se acercara a nosotros, Pero si quería que Sofía pasara más tiempo aquí que allá- dijo con pesar.
Yo lamento haber preguntado- dije sintiendo realmente el mal que le había hecho.
Fue su decisión hija, ella decidió hacerle caso a su marido y olvidarse de nosotros y de su propia hija, pero así de caro pago el error. Él la engaño al poco tiempo y ella se separó, como mi hijo había cortado relaciones con ellos, él tuvo que venir a buscarla y adaptarse a las nuevas condiciones impuestas por mi difunto hijo para poder seguir con su matrimonio- me explicó y decidí dejar ese tema ahí. Ahora entendía por quéé él era tan frío con todos, en realidad le importaba él dinero no su familia.
Por fin llegan, vamos a hacer galletitas- me reprocho Sofía sacándome de mis pensamientos.
si ya vamos niña- la reprendía su abuela, el ambiente era tan feliz que daban ganas de que siempre fuese de esa manera.
mientras preparaba las galletitas, prepare la leche de Sofía y el té de amelia, bajo la mirada de las empleadas de la cocina. lamentablemente iban a tener que acostumbrarse a que yo hago esas cosas, por que me gusta controlar bien lo que come mi abuela, para evitar que se descomponga con algo.