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Las Viudas Negras

Las Viudas Negras

Status: En proceso
Genre:Venganza / Mafia / Dominación / Matrimonio arreglado
Popularitas:4.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Edgar Romero

Matrimonios por contrato que se convierten en una visa hacia la muerte. Una peligrosa mafia de mujeres asesinas, asola la ciudad, asesinando acaudalados hombres de negocios. Con su belleza y encantos, estas hermosas pero letales, sanguinarias y despiadadas mujeres consiguen embaucar a hombres solitarios, ermitaños pero de inmensas fortunas, logrando sus joyas, tarjetas de crédito, dinero a través de contratos de matrimonio. Los incautos hombres de negocia que caen en las redes de estas hermosas viudas negras, no dudan en entregarles todos sus bienes, seducidos por ellas, viviendo intensas faenas románticas sin imaginar que eso los llevará hasta su propia tumba. Ese es el argumento de esta impactante novela policial, intrigante y estremecedora, con muchas escenas tórridas prohibidas para cardíacos. "Las viudas negras" pondrá en vilo al lector de principio a fin. Encontraremos acción, romance, aventura, emociones a raudales. Las viudas negras se convertirán en el terror de los hombres.

NovelToon tiene autorización de Edgar Romero para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 17

Telma volvió a recoger las calles más peligrosas del  Callao y en los burdeles del primer puerto consiguió a dos chicas, muy lindas pero de mala vida, deseosas de mejorar sus ingresos y sus vidas: Yolanda y Ximena.

  Al fin, con todo el personal reunido y entrenado convenientemente, una noche de diciembre empezó a andar el negocio.  Con detenimiento y minuciosidad,  Telma empezó a buscar en el sistema de identificaciones millonarios solitarios, sin empresas, dedicados al comercio, sin familiares ni nadie que se diera cuenta que habían desaparecido de la faz de la Tierra, es decir ermitaños absolutos.

Estuvo muchas horas navegando, en busca de alguien que encajara en sus planes y cuando ya se estaba rindiendo, extenuada, desanimada, pensando que todo era imposible, su rostro se iluminó igual a un gran foco. Leyó y releyó la hoja de vida de aquel tipo y era perfecto, encajaba en el ideal que anhelaba. Se llamaba Victorio Mendoza, vivía en la sierra de Lima y manejaba una cuantiosa suma de dinero, vivía solo, sin familia, era huraño y alejado de toda civilidad.

El primer caso, entonces, se lo encargó a Ximena.

Ella era delicada, tierna, dulce y había sido muy golpeada en la vida. Muy jovencita empezó a recursearse en las calles y trabajó para sujetos que la maltrataban y le pagaban poco dinero. Los hombres a los que se vinculaba, eran prepotentes, machistas y muchas veces fue violentada por ellos cuando no satisfacía sus bajas pasiones. Eso minimizó su autoestima y se volvió frágil y temerosa, sin convicciones propias, delicada en extremo, escondidas entre sombras y viviendo siempre metida en su caparazón.

Enamorar a Mendoza fue sencillo para ella, sin embargo, porque Ximena era hermosa, cariñosa y el hombre aquel había padecido de una asfixiante soledad tanto que pensó haber encontrado el auxilio ansiado y añorado en los ojos divinos de aquella chica que le ofrecía la luz de sus ojos, su tierna mirada y el cuerpo armónico, excitante y bien cincelado.

Mendoza se sintió en las estrellas cuando hizo suya a Ximena y comprobó que su piel era suave, tersa, y lozana, ideal para sus manos ásperas y callosas por sus tantos años de trabajo en chacras y cultivos. Entregado por completo a sus besos y caricias, extraviado en la mirada coqueta y dulce de ella, a su sonrisa noble y sincera, conquistando sus sinuosas curvas con afán de un náufrago, Mendoza firmó, a ojos cerrados, el contrato de matrimonio que le exigió Ximena, como condición de compartir la eternidad juntos.

Telma, enterada que Ximena ya tenía en su poder el susodicho contrato, ordenó, de inmediato, a sus esbirros deshacerse de Mendoza y borrar toda evidencia y huellas. Así lo hicieron. Los sicarios  ahogaron al tipo con una almohada cuando dormía, después que Ximena les dejó la puerta abierta, le quitaron luego todos los dientes con alicate, lo subieron a un auto repleto de anfo, gasolina y pólvora, le prendieron fuego y lo lanzaron a un barranco profundo, solitario, alejado, perdido en los enjambres de cerros dibujados en la nada. Nunca se encontró, siquiera, una ceniza de Mendoza.

Y como lo había pensado Telma Ruiz, nadie, absolutamente nadie, se interesó en saber por la desaparición de ese hombre porque era un empedernido solitario, enemigo de hacer amigos.

En el sistema de identificación, días después, desapareció todo rastro de Mendoza. Luego de darle click a la tecla de delete, quedó establecido que jamás había existido ese hombre en este mundo.

A Ximena, sin embargo, no le gustó que eliminaran a Mendoza, matándolo de esa manera tan horrible y luego quemando sus restos.

-Pensé que el trabajo era sin muertos-, le reclamó esa mañana a Telma. Ximena se sentía culpable del deceso del pobre del pobre Mendoza y estaba muy abatida por el asesinato. Había visto cómo ahogaban a Mendoza con la almohada que sintió un atroz remordimiento y fue asaltada por constantes y terribles  pesadillas.

Ruiz no le dijo nada. Solo hizo un gesto con sus cejas a sus esbirros, cerró su cuaderno de apuntes y le pidió a su empleada que saliera de su oficina.

Así, Ximena desapareció también, sin dejar rastro alguno, convertida en cenizas que finalmente esparció el viento por el mundo entero.

Enterada que Ximena había sido eliminada, Yolanda se negó a seguir las órdenes de Telma Ruiz y renunció. Es más, amenazó con ir a la policía si intentaban matarla.

-No puedes asustarme-, le dijo con la furia inyectada en sus ojos. Telma solo sonrió y también le pidió que se fuera de su oficina y que jamás volviera.

Yolanda, días después, dejó este mundo, desapareciendo sin que nadie supiera jamás ni se preocupara de su paradero. Se hizo humo.

Entonces Telma consiguió a Paola en las calles más maleadas de la ciudad. Ella encajaba en sus planes. Una mujer solitaria pero decidida, de mal vivir pero ambiciosa, muy hermosa pero castigada por la vida, ansiosa de dinero fácil, moldeada en los bajos mundos, soez y atrevida, valiente como ninguna y sin remordimientos de ninguna especie..

Ella recomendó a una amiga también habitante aquellos malos estratos, llamada Gisela.

Con Paola y Gisela, pudo Telma Ruiz echar a andar, ahora sí, en forma decidida, su maquinaria de muerte. Uno a uno, fueron sumando víctimas, consiguiendo cuantiosas cifras de dinero, vendiendo propiedades, joyas, artefactos, ropa y todo lo que pudieran conseguir de sus presas que caían rendidos al encanto y belleza de esas dos damas frágiles en apariencia, pero sanguinarias por dentro a las que no les importaba verlos morir asfixiados, estrangulados o disparados por los esbirros de Telma.

Casi cuatro años después, Paola debió esconderse al pensar que podría ser reconocida luego de un trabajo en el interior del país y Gisela recomendó a Marcela a quien había conocido en chinganas de mala muerte en Barrios Altos.

Marcela había sufrido mucho en la vida, su padre era senil  y todo lo que podía ahorrar trabajando en las calles, lo invertía en él para que estuviera cómodo, en ese mundo oscuro y vacío que padecía. Se codeaba con malandrines y participó en atracos de poca monta. Por eso Gisela dijo que ella podía ser útil.

Sin embargo Marcela se enamoró perdidamente de Humberto Colca. Le pareció un hombre bueno, maravilloso y sintió que él podía rescatarla de ese submundo donde se encontraba enclaustrada, afligida, de peligros y maltratos. Y querer una vida mejor, encontrar el verdadero amor, recuperar  el tiempo perdido y darle una vejez digna a su papá sumergido en esa insalvable mazmorra de la senectud, fue lo que finalmente provocó que firmara su propia sentencia de muerte.

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Gladis Torres
conchale que broma es esa uno esta inspirado leyendo y nos salen con esto
Rosa Nury Peguero
por qué hacer eso subir la novela sin terminar y ya no la terminan
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
Elizabeth Sánchez Herrera: gracias voy a leerlo 🙂
Edgar Romero: Gracias por tu apoyo Elizabeth, acabo de agregar un nuevo capítulo.
total 2 replies
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