a veces me pregunto porque la vida nos trata tan cruelmente?
yo fui abusada cuando solo tenia 15 años por un desconocido, y gracias eso no solo quede embarazada si no que lo perdí todo, a mi familia, a mis amigos, ami es tilo de vida, y mi infancia y vida adolescente
estaba segura de dejarlas en un orfanato pero... Al ver sus ojos cafés casi dorados con tonos oscuros y brillantes como un atardecer simplemente no pude y decidí enfrentarme a la vida con mis pequeñas ami lado
hasta que apareció ese hombre y ahora me reclama ?
- mire señor yo solo tenia 15 años y ese horrible pasado en lo único que nos une
NovelToon tiene autorización de chiquinquira para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
17
La tensión con Angelo en el centro comercial me dejó inquieta durante días. Sin embargo, la vida continuaba y las responsabilidades me llamaban. Mis hijas, con su innata alegría y su amistad con Lucas, eran un constante recordatorio de lo que estaba en juego.
Una tarde, mientras recogía a las niñas en la escuela, vi a Angelo esperando a Lucas. Observé discretamente desde la distancia. Lucas se acercó a su tío con un aire de cautela, evidenciando la compleja relación entre ellos.
Mis hijas corrieron hacia mí, interrumpiendo mis pensamientos.
-Mamá, ¿puedes invitar a Lucas a casa hoy?- preguntó una de ellas con entusiasmo.
Antes de que pudiera responder, Lucas se acercó, acompañado por Angelo.
-Tío Angelo, ¿puedo ir a jugar a casa de las chicas?- preguntó Lucas con una mezcla de esperanza y temor.
Angelo lo miró con severidad y luego sus ojos se encontraron con los míos.
-Está bien, pero te recogeré más tarde,- dijo, con un tono que no admitía réplica.
-Gracias, tío Angelo,- dijo Lucas, visiblemente aliviado.
Mientras los niños corrían hacia mi coche, Angelo se acercó a mí.
-Espero que comprendas la delicadeza de esta situación,- dijo con frialdad.
-Lo entiendo perfectamente,- respondí, manteniendo la mirada firme. -Pero no dejaré que nuestras diferencias afecten a los niños.-
-Será mejor que así sea,- advirtió Angelo antes de alejarse.
Mientras conducía de regreso a casa con los niños charlando alegremente en el asiento trasero, no podía evitar sentir una pesada carga sobre mis hombros.
La relación entre Angelo y yo era una cuerda floja, y cada interacción con él era un recordatorio de lo frágil que era nuestra tregua.
En casa, los niños jugaban despreocupados, una burbuja de inocencia en un mundo complicado.
Observándolos, prometí hacer todo lo posible para proteger esa inocencia, incluso si eso significaba lidiar con la intimidante presencia de Angelo en nuestras vidas.
La seguridad y felicidad de mis hijas, así como la de Lucas, estaban por encima de todo.
Durante un almuerzo tranquilo, Lucas, entre bocado y bocado, soltó una observación casual.
-Mi tío tiene un bonito apellido, lástima que no tenga hijos para continuarlo.
Intrigada, pregunté sin pensarlo mucho, ya en mi parecer el "torres" no era un apellido tan especial
-¿Hablas de los Torres?-
Lucas negó con la cabeza.
-No, me refiero a los Rosetty.-
Al oír 'Rosetty', sentí un escalofrío recorriendo mi espina dorsal. ¿Por qué ese apellido me resultaba tan familiar, tan inquietante?
-¿Rosetty?- repetí, intentando disimular mi repentina inquietud.
-Sí,- continuó Lucas con una sonrisa. -Angelo Rosetty, mi tío. Es una pena que un apellido tan singular pueda desaparecer.-
Mientras Lucas y las gemelas continuaban conversando, me sumergí en mis pensamientos. El apellido Rosetty resonaba en mi mente, evocando recuerdos y advertencias pasadas. ¿Dónde había escuchado ese nombre antes? ¿Y por qué su mera mención me llenaba de un temor inexplicable?
Traté de volver a la conversación, pero mi mente estaba en otro lugar. La comida en mi plato se enfriaba mientras yo luchaba por recordar dónde había oído ese nombre. Sabía que era importante, quizás incluso peligroso.
-¿Estás bien, mamá?- preguntó una de las gemelas, sacándome de mis cavilaciones.
-Sí, sí, claro,- respondí, forzando una sonrisa. -Solo pensaba en algo.-
Lucas hablaba ahora de sus clases, pero yo apenas lo escuchaba. El apellido Rosetty había abierto una puerta a un pasado que creía cerrado, y ahora, una mezcla de miedo y curiosidad me consumía. ¿Qué secreto ocultaba ese nombre? ¿Y qué significaba para nosotros, para mi familia? Sabía que debía averiguarlo, pero algo en mi interior me advertía que debía proceder con extrema cautela.