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Casados Y Al Borde Del Caos (OMEGAVERSE)

Casados Y Al Borde Del Caos (OMEGAVERSE)

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Omegaverse / ABO
Popularitas:2.2k
Nilai: 5
nombre de autor: GEMINI_K

Jay y Gio llevan juntos tanto tiempo que ya podrían escribir un manual de matrimonio... o al menos una lista de reglas para sobrevivirlo. Casados desde hace años, su vida es una montaña rusa de momentos caóticos, peleas absurdas y risas interminables. Como alfa dominante, Gio es paciente, aunque eso no significa que siempre tenga el control y es un alfa que disfruta de alterar la paz de su pareja. Jay, por otro lado, es un omega dominante con un espíritu indomable: terco, impulsivo y con una energía que desafía cualquier intento de orden.

Su matrimonio no es perfecto, pero es suyo, y aunque a veces parezca que están al borde del desastre, siempre encuentran la forma de volver a elegirse

NovelToon tiene autorización de GEMINI_K para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

###**Capitulo 15: Ya te quiero solo para mi **

El día avanzó con su propio ritmo, cada uno sumido en su trabajo. Jay pasó la mayor parte del tiempo en reuniones con inversionistas, presentando nuevas colecciones y ajustando detalles para futuros lanzamientos. A pesar de lo agotador que era, le gustaba sentirse productivo.

Por otro lado, Gio estaba ocupado en el hospital, atendiendo pacientes y supervisando a los internos. Aunque su mente debía estar enfocada en su trabajo, no podía evitar que su teléfono vibrara en su bolsillo con pequeños recordatorios de su esposo.

Jay: "No olvides comer un almuerzo real, no solo café." Jay: "Bebe agua, tonto."

Cada vez que veía esos mensajes, una sonrisa se formaba en sus labios. Le gustaba saber que Jay se preocupaba por él, incluso cuando fingía ser indiferente.

Pasadas las seis de la tarde, Jay salió de la oficina con un suspiro de alivio. Se quitó el abrigo y aflojó el cinturón decorativo de su atuendo. Se veía impecable y elegante como siempre, pero estaba más que listo para cambiarse a algo más cómodo.

Jay: "Salí del trabajo. ¿Tú?"

Gio leyó el mensaje en cuanto tuvo un descanso y rápidamente respondió:

Gio: "Salgo en media hora. Espérame para cenar."

Jay: "No prometo nada."

Gio bufó. Sabía que Jay siempre decía eso, pero al final lo esperaba.

Cuando finalmente terminó su turno, Gio se dirigió a casa con rapidez. Solo pensar en ver a su esposo le daba un impulso de energía extra.

Al llegar, abrió la puerta y lo primero que vio fue a Jay en la sala, sentado con una pierna cruzada sobre la otra, revisando unos bocetos en su tablet. Se había cambiado de ropa y llevaba un suéter amplio que se veía ridículamente cómodo.

—Llegaste temprano —comentó Jay sin apartar la vista de la pantalla.

Gio dejó sus cosas a un lado y se acercó con una sonrisa pícara.

—¿Me extrañaste?

Jay chasqueó la lengua y alzó una ceja.

—No digas tonterías.

Antes de que pudiera reaccionar, Gio se inclinó sobre el respaldo del sofá y le plantó un beso en la mejilla.

—Te extrañé —susurró contra su piel.

Jay sintió un leve calor en sus orejas, pero mantuvo su expresión neutral.

—Ve a ducharte, hueles a hospital.

Gio rió bajo, satisfecho con su pequeña victoria, y se enderezó.

—Sí, mi amor.

Pero antes de que pudiera irse, una voz detrás de ellos interrumpió la escena.

—Bueno, bueno, qué bonito—comentó Elia, quien estaba apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa divertida.

Jay se tensó levemente y Gio se volteó con cara de sorpresa, como si hubiera olvidado por completo que sus padres seguían en la casa.

—Ma…

Chris también apareció, cruzado de brazos con una expresión entre divertida y resignada.

—Así que, en cuanto llegas, te pones a coquetear con tu esposo sin siquiera saludarnos.

Gio abrió la boca para defenderse, pero Elia lo interrumpió.

—No te preocupes, cariño, ya estamos acostumbrados. Pero al menos espera a que nos vayamos para empezar con las demostraciones de amor.

Jay desvió la mirada con algo de vergüenza y Gio solo suspiró.

—¿No tienen algo mejor que hacer que espiarnos?

—Estamos en la sala de tu casa, hijo. No es espiar si lo hacen frente a nosotros —respondió su Chris con tono burlón.

Elia soltó una pequeña risa y luego miró a Jay.

—Por cierto, querido, la cena está casi lista. Aunque si quieren comer tranquilos sin ser molestados, podemos hacer como que no vimos nada.

Jay carraspeó y se levantó del sofá con rapidez.

—Yo… iré a ayudar con la mesa.

Gio lo vio escapar hacia el comedor, aún con un ligero sonrojo en sus mejillas. Sonrió con ternura antes de mirar a sus padres con una expresión fingidamente molesta, suspiró, pero no pudo evitar sonreír mientras iba a darse una ducha rápida.

Cuando Gio salió de la ducha, aún secándose el cabello con una toalla, el aroma de la cena llenaba la casa con un calor reconfortante. Se dirigió al comedor con pasos tranquilos y encontró a Jay ajustando los cubiertos con la precisión de alguien que no toleraba el desorden ni en los más pequeños detalles. Elia y Chris terminaban de servir la comida mientras charlaban animadamente, completamente cómodos en el espacio, como si fuera su propia casa.

Gio sonrió, observando la escena con cierto cariño. A pesar de lo mucho que le gustaba la privacidad con su esposo, le resultaba agradable compartir momentos así con su familia.

—Vaya, qué buen servicio —comentó al sentarse, dándole a Jay una mirada cómplice mientras le rozaba la pierna bajo la mesa.

Jay, sin apartar la vista de su plato, le respondió con tono seco:

—No te acostumbres.

Chris rió por lo bajo y Elia meneó la cabeza con una sonrisa.

—Siempre tan cariñoso —dijo Elia con diversión antes de mirar a Gio—. Pero admito que me sorprende lo civilizados que son en la mesa. Creí que después de tanto tiempo casados, al menos se robarían la comida.

—Eso solo pasa cuando Jay se come mis postres —refutó Gio con una sonrisa.

Jay no se molestó en negarlo.

—Es tu culpa por dejar cosas dulces a la vista.

—Es mi casa, ¿cómo no voy a dejar comida en mi propia casa?

—Nuestro hogar —corrigió Jay, mirándolo con una leve inclinación de la cabeza.

Gio sintió un calor agradable en el pecho. Aun después de tantos años, escuchar a Jay referirse a su casa como “su hogar” le hacía sonreír.

Chris y Elia intercambiaron una mirada antes de que Chris soltara un suspiro dramático.

—Qué bonito es verlos así. Me recuerda a cuando Elia y yo éramos jóvenes y llenos de amor.

—Todavía somos jóvenes y llenos de amor —respondió Elia con fingida indignación.

—Claro, claro, lo que tú digas.

Elia le dio un pequeño codazo, y Gio rió ante la dinámica de sus padres. Jay, por su parte, solo se concentró en terminar su comida con calma.

Cuando terminaron de cenar, Chris y Elia se ofrecieron a recoger la mesa mientras Gio y Jay se dirigían a la sala. Jay se sentó en el sofá con su tablet, revisando algunos pendientes de trabajo, mientras Gio se dejaba caer a su lado con un suspiro.

—Estoy demasiado lleno —murmuró Gio, apoyando la cabeza en el respaldo y estirando los brazos.

Jay no levantó la vista.

—Eso te pasa por comer como si no fueras a volver a probar comida en días.

Gio sonrió y se inclinó un poco, apoyando la barbilla en el hombro de su esposo.

—Lo que pasa es que la comida estaba buena. Además, es raro tener a mis padres aquí.

Jay finalmente apartó la mirada de la pantalla y arqueó una ceja.

—No te quejes. Se van mañana después del cumpleaños de mi padre.

—Lo sé, lo sé. No es que me moleste, pero… extraño tenerte solo para mí.

Jay bufó, pero Gio notó la forma en que sus orejas se volvían un poco más rojas.

—Dramático, solo han pasado dos días.

Gio sonrió y deslizó un brazo alrededor de su cintura, atrayéndolo con suavidad. Jay no se apartó, aunque tampoco lo miró.

—¿Solo un poco? —susurró Gio contra su cuello.

Jay suspiró y, en un gesto sutil, se inclinó apenas contra él.

—Solo un poco.

Antes de que Gio pudiera disfrutar del momento, una voz los interrumpió.

—Bueno qué conmovedor.

Gio levantó la cabeza y vio a Elia apoyado en el marco de la puerta con una sonrisa divertida. Chris estaba detrás de él, con los brazos cruzados y una expresión entre entretenida y resignada. A Gio la sensacion de que esto ya lo había vivido.

—¿En serio? —murmuró Gio, Jay acomodándose para apartarse de Gio.

—No se detengan por nosotros —comentó Chris con un tono burlón.

—Podemos salir de la sala si quieren seguir con sus demostraciones de afecto —añadió Elia, encogiéndose de hombros.

Jay carraspeó y se levantó rápidamente del sofá.

—Voy a revisar unos correos.

Gio lo vio alejarse y luego miró a sus padres con fingida exasperación.

—¿Tenían que arruinar el momento?

—Para eso estamos, hijo —respondió Chris con una sonrisa antes de dirigirse a la habitación de invitados con Elia.

Gio suspiró, pero no pudo evitar sonreír mientras los veía irse.

Después de que Elia y Chris se retiraron a la habitación de invitados, Gio se estiró en el sofá, dejando escapar un suspiro de satisfacción. Aunque apreciaba la compañía de sus padres, estaba contando las horas para que volvieran a su casa y él pudiera recuperar su intimidad con Jay.

Miró hacia el pasillo por donde su esposo había desaparecido minutos antes. Sabía que "revisar correos" era una excusa para escapar del ambiente familiar y, probablemente, ahora estaba en su estudio sumido en el trabajo.

Con una sonrisa perezosa, Gio se puso de pie y se dirigió hacia la habitación donde sabía que encontraría a Jay. No tocó antes de entrar, simplemente asomó la cabeza y, efectivamente, allí estaba su esposo, sentado en su escritorio con la tablet en mano, la luz de la pantalla iluminando su rostro concentrado.

—¿Ya estás ignorándome otra vez? —preguntó Gio con un tono ligero, apoyándose en el marco de la puerta.

Jay no apartó la vista de la pantalla.

—Tú viniste aquí.

—Porque mi esposo me abandonó en la sala.

Jay suspiró y finalmente levantó la mirada.

—No te abandoné. Solo vine a revisar unos correos antes de dormir.

Gio sonrió con aire divertido y se acercó hasta quedar justo detrás de la silla de Jay. Se inclinó un poco y apoyó la barbilla en su hombro, rodeándolo con los brazos con una suavidad casi perezosa.

—Entonces duérmete conmigo.

Jay resopló.

—No tengo sueño todavía.

—Yo tampoco —murmuró Gio, presionando su nariz contra su cuello.

Jay se quedó quieto, sintiendo la calidez de su esposo, pero no hizo ningún intento de apartarlo. Con los años, había aprendido a soportar la manera en que Gio siempre encontraba la forma de tocarlo, como si necesitara el contacto físico para respirar. Y aunque nunca lo admitiría en voz alta, se había acostumbrado tanto a ello que cuando Gio no lo hacía, lo notaba.

—Solo quiero cinco minutos más —dijo Jay al final, con un tono más suave.

Gio sonrió contra su piel.

—Cinco minutos, entendido.

Pero ambos sabían que no eran solo cinco minutos. Gio se quedó allí, abrazándolo sin prisas, mientras Jay terminaba lo que tenía que hacer.

Y cuando finalmente se fueron a la cama, Gio se acomodó con un brazo alrededor de su cintura, con la misma facilidad con la que siempre lo hacía.

—Mañana será un día largo —murmuró Jay en la oscuridad.

Gio sonrió, cerrando los ojos.

—Sí. Pero luego, te tengo solo para mí.

Jay no respondió, pero Gio sintió cómo sus dedos se aferraban sutilmente a su brazo.

Eso le bastó.

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Lucero Solorzano
hay me encanta espero más capítulos por favor me que de con expectativas que dirá GIO...aaaaaaa que emoción
Lucero Solorzano
hola espero con ansias más capítulos espero y no lo dejes a la mitad...
Lucero Solorzano
Guau excelente hasta donde voy me gusta no es la clásica novela donde hay odio.amor o divorcio.aunque también me encantan muchas gracias tienes otras novelas me puedes dar los nombres.👍👍
Nidia Mojica
Gio quiere ser papá.
Nidia Mojica
Jajaja ese Gio es tremendo, traumados los suegroa de Jay.
Nidia Mojica
Jajajaja esos dos no aprenden.
Nidia Mojica
Huy ese señor si que da miedo.
Sofi
me encanta
Muriel
Quiero más aventuras🎈
Sayuri//acuario
Después de leer tu historia, me he quedado con ganas de más. Necesito saber qué pasa después. 😫👀
ZodiacKiller
😍Es genial, sigue así.
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