Valeria Intriago y Esteban Miller son una pareja que parece perfecta, pero todo se derrumba cuando ella descubre que él la engaña con su mejor amiga, Camila García. Devastada, Valeria decide vengarse y comienza un juego peligroso de seducción con el hermano de Esteban, quien también tiene sus propios secretos oscuros.
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Celos
Desde la distancia, Camila observaba con el ceño fruncido.
El centro comercial estaba lleno de gente, pero su atención estaba fija en una sola escena: Esteban y Valeria.
No podía creer lo que veía.
Él la miraba.
No con indiferencia, no con fastidio, sino con un interés evidente, con esa intensidad que alguna vez solo le había dedicado a ella.
Camila sintió cómo la rabia le subía por la garganta como un veneno.
Había hecho todo para estar con Esteban.
Había esperado, había sido paciente, había soportado que él aún mencionara a Valeria en sus momentos de nostalgia. Y ahora, cuando por fin estaban juntos, él volvía a fijarse en su ex.
Porque sí, lo veía claro.
Esteban no solo la miraba. La deseaba.
Y Valeria, por su parte, ni siquiera parecía notarlo.
Caminaba con la barbilla en alto, ignorándolo por completo, como si él no fuera más que un desconocido en su vida.
Eso solo enfureció más a Camila.
La Valeria que ella recordaba no era así. La Valeria de antes lo habría mirado con anhelo, con tristeza, con la esperanza de que él volviera.
Pero esta Valeria…
Era diferente.
Se veía más segura, más radiante. Su cuerpo reflejaba confianza, y cada paso que daba parecía estar diseñado para llamar la atención, aunque sin la intención de hacerlo.
Camila sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
No podía permitir que Valeria se interpusiera. No ahora.
Se mordió el labio y desvió la mirada cuando Esteban giró la cabeza en su dirección.
No quería que él supiera que lo estaba observando.
No todavía.
Esteban sintió un extraño cosquilleo en el pecho cuando Valeria pasó a su lado.
Había intentado convencerse de que todo estaba en su cabeza.
Pero no.
Ella había cambiado.
No era solo su apariencia. Era la forma en que se comportaba, la seguridad en sus movimientos, la indiferencia con la que lo trató.
Era como si él nunca hubiera significado nada para ella.
Eso lo inquietó.
No porque quisiera volver con Valeria, sino porque algo dentro de él… no estaba listo para ser ignorado de esa manera.
Antes, ella lo miraba con amor, con ternura. Ahora ni siquiera se molestó en hacer contacto visual.
Como si realmente lo hubiera superado.
Y lo peor de todo es que… le dolió.
Apretó la mandíbula, tratando de alejar esos pensamientos.
No puedes pensar en ella, Esteban. No puedes volver atrás.
Pero por más que lo intentara, la imagen de Valeria se quedó grabada en su mente.
Y, por primera vez en mucho tiempo, se preguntó si había cometido un error haberle sido infiel y perderla.
Camila llegó a casa antes que Esteban, con la mente dando vueltas.
No podía quedarse de brazos cruzados.
Si Valeria pensaba que podía regresar y hacer que Esteban se fijara en ella otra vez, estaba equivocada.
Respiró hondo, tratando de calmarse.
Debía jugar bien sus cartas.
Si quería que Esteban se olvidara de Valeria de una vez por todas, tenía que asegurarse de que ella no volviera a ser una amenaza.
Y para eso… tendría que actuar con inteligencia.