La Esclava Del Virrey

La fiesta terminó y todos se fueron a dormir. Debían descansar y recuperar fuerzas porque la lucha aún no llegaba a su fin. Felipe, Yasí y su bebé durmieron contentos en su habitación, como pajaritos acurrucados en su nido.

A la mañana:

Felipe: —Mi amor debemos partir a la batalla. Quiero que te vayas a la hacienda y te quedes allí hasta mi regreso, para que estén más seguros.

Yasí: —Sé que tú quieres lo mejor para nosotros pero no lo haré, no puedo hacerlo, nos quedaremos aquí en el campamento y te seguiremos. Ya no nos separaremos más, si tú mueres, nosotros moriremos contigo. Además, aquí puedo ser útil curando a los heridos.

Felipe: —Bueno, sé que cuando tomas una decisión no hay nadie que te haga cambiar, le dijo con resignación. Yo tampoco me quiero separar de ustedes, solamente deseo que estén a salvo.

Yasí: —Gracias amor por entenderme. Me quedaré aquí con las demás mujeres y hombres, preparando las medicinas, cuidando de los heridos y de nuestro pequeño Felipe. Le dijo contenta.

Felipe: —Ya veo que tú has decidido el nombre del niño también, a éste paso en vez de ganar la libertad temo que la perderé en tus manos y seré tu esclavo. ¿Es que me has embrujado mujer con alguna de tus hierbas? Debe ser ese mate que me cebas por las mañanas.

Yasí: —Ja ja ja ja ja No te he embrujado y no serás mi esclavo, le dijo entre risas

Felipe le dio un tierno y amoroso beso en los labios y se fue con los hombres a seguir luchando por la libertad.

Yasí se quedó con su bebé en el campamento curando heridos por la guerra.

Yasí: —Soldado iré al bosque a buscar hierbas medicinales. No es necesario que me acompañe. No tardaré mucho.

Soldado: —Como usted ordene señora.

Yasí se retiró del campamento en busca de hierbas medicinales. Cargaba a su bebé amarrado a su cuerpo con una manta. Mientras recogía las hierbas en una cesta, unos soldados realistas la vieron y se acercaron a ella:

Sargento Soto: —Mira qué tenemos por aquí soldados, ja ja ja ja. Es un día de suerte, una belleza dando vueltas sola por el bosque, es blanca y con un bebé blanco, con vestimenta de paisanos, es evidente qué es una pobre bastarda y su hijo también ja ja ja ja. Dijo burlándose con malicia. Vamos a llevarla para divertirnos con ella.

El Sargento apuntó con el arma a Yasí. Ella rápidamente guardó unas hierbas en su bolsa. Soltó la cesta con las demás hierbas y levantó las manos rindiéndose, ya que no tenía escapatoria ni aunque corriera. La llevaron a un lugar donde había soldados realistas bebiendo alcohol, la mayoría estaban ebrios. Unas mujeres vestidas de ropa interior, un corsé y bragas les servían vino, por lo que pudo notar todas eran esclavas sexuales.

Sargento Soto: —Miren, encontré esta belleza en el bosque y me la quedaré jajajaja Una esclava más para divertirnos con ella. Por ahora me servirá a mí, cuando me aburra de ella se la daré al que me traiga la cabeza de Felipe Borbón. Soldado Alarcón llévela con las demás mujeres que le enseñen cómo deben servir aquí.

Soldado Alarcón: —Sargento ¿qué haremos con el niño?

Sargento Soto: —Mientras la madre haga lo que le pedimos, vivirá siempre y cuando no fastidie llorando, de lo contrario se me puede escapar un tiro...

Yasí: —Por favor Sargento, si quiere puedo servirle curando a sus soldados ya que soy curandera, además se limpiar, lavar, cocinar y también coser... Por favor no me pida que haga otro tipo de servicio porque no lo sé hacer. Dijo asustada, y ocultando además su repugnación ante la barbaridad de sus actos.

Sargento: — jajajaja ¿Tú esperas que yo crea lo que me dices cargando a un bastardo? ¡Eres una ramera como ellas! ¡No te hagas la Santa! Tú harás lo que yo te ordene si quieres que tu bastardo siga viviendo. Le dijo apuntado con el arma al pequeño Felipe.

Yasí: —¡Por favor no lo mate!

Sargento: —Ahora sí nos vamos entendiendo.

Llevaron a Yasí a la habitación donde estaban las demás mujeres, y llavearon el lugar. Allí una de las mujeres llamada Renata se le acercó y le dijo:

Renata: —Es mejor hacer lo que ellos pidan hasta que podamos salir de aquí.

Otra mujer llamada Amelia intervino en la conversación:

Amelia: —jajajaja para qué le mientes a la pobre mujer. De aquí es imposible salir. Desde que los realistas enviaron refuerzos para recuperar el Imperio estamos aquí y ya vamos por dos años. Encima los libertarios ni siquira saben que existe un lugar tan asquerosamente perverso como éste donde los realistas tienen esclavas sexuales.

Yasí al escuchar sus historias dolorosas, pensó: —Debemos salir de aquí y deshacernos de ellos.

Entonces les dijo: —Necesitamos idear un plan eficaz para salir de aquí y deshacernos de ellos.

Amelia: —Jajajaja ¿Tú crees que nosotras no hemos intentado hasta lo imposible por salir de aquí? No es fácil escapar de aquí, dijo molesta. Nada ha funcionado. A ver ¿acaso tú tienes un plan que funcionará? No me hagas reír...

Yasí: —Sí, lo tengo y sé que funcionará, pero necesito tiempo para ganarme la confianza de ellos o por lo menos que crean que me he rendido ante sus amenazas...

Renata: —Ellos no confían en nadie así tú te muestres leal y hagas lo que piden. Sin embargo, si es posible que crean que te has rendido, por su arrogancia se sentirán confiados y podrás actuar...

Yasí: —Bien, eso haré. Luego les diré cómo seguiremos con el plan...