Al principio, tu presencia en mi vida era solo un pasatiempo, un mero entretenimiento que llenaba mis horas vacías. No te veía más que como un juguete, sin profundidad ni importancia; eras solo una distracción temporal. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por liberarte de mis garras, siempre te sentías atrapado, como un pájaro que añora el cielo abierto y el vuelo libre. Esa lucha constante por tu libertad reflejaba un anhelo profundo en tu ser. A medida que pasaba el tiempo, comencé a darme cuenta de que tu valor iba más allá de mi entretenimiento, y que había una complejidad en ti que merecía ser explorada y entendida.
NovelToon tiene autorización de luna infinita para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Sorpresas
Reny
Me hacen pasar al área de terapia intensiva y ahí la veo, toda llena de tubos, la veo desde una ventana, ya que no se me permite pasar hasta el área donde está ella, al parecer es un ambiente que debe permanecer esterilizado y no debo pasar.
Es en ese momento que veo a Marc llegar, me da un abrazo y me explica un poco lo que ha pasado con mi abuela. al parecer se ha estado descompensando de un tiempo para acá, eso lo sabía, pero no imaginaba que había sido algo tan fuerte.
Se que me lo ha repetido en innumerables ocasiones, pero nunca esperé que se hiciera realidad el hecho de que mi abuela se pusiera tan mal, por lo que siento que la tristeza me gana, Marc se queda un rato conmigo y luego de unos minutos se despide porque está en su turno, no puede dejar de trabajar por estar conmigo.
Me siento frente a la ventana a velar el sueño de mi abuela, no puedo hacer nada más, siento que mi corazón se rompe de a poquito, ella es la única familia que me queda y verla así me hace sentir cada vez más sola.
De pronto siento unos brazos que me envuelven haciéndome sentir protegida, mi sorpresa es ver a mi lado a la última persona de la que podía esperar compañía en este momento, era Víctor, era el en carne y hueso a mi lado dándome su apoyo.
Sin pensarlo dos veces me apoyé en su pecho y dejé salir todas las lágrimas que quisieron salir, luego de un rato vi que no estaba vestido de manera formal como siempre, llevaba unos jeans, una franela ajustada y una chaqueta de cuero, parecía mas un chico malo que el empresario que todos conocían.
-¿Qué haces aquí? – le pregunté cuando pude dejar de llorar
-Eso no es importante, digamos que fue una corazonada, algo me dijo que necesitabas compañía en este momento – lo miraba sin creerle nada
-Tu no tienes un sexto sentido y menos corazonadas, para eso debes tener primero un corazón – le respondí y se hizo el ofendido
-Te seguí, te vi algo alterada cuando saliste de casa y me preocupé por ti – eso tenía un poco más de lógica y agradecía enormemente tener a alguien a mi lado, así fuera el tempano de hielo que era Victor Simonov
-Gracias – después de eso me comenzó a preguntar acerca de la enfermedad de mi abuela y algunas otras cosas
No se en que momento caímos en la parte económica y le conté que costeaba ese lugar con el dinero del seguro que me había dejado mi padre, y otras cosas más que no venían al caso, me imagino que por el momento por el que estaba pasando me abrí con él emocionalmente.
Pasamos la tarde allí y como a las seis se acercó un doctor a decirme que no podía quedarme, explicándome porque, yo casi que no escuchaba, quería quedarme allí con ella y fue cuando sentí su abrazo, su calor, su voz.
-Reny, vamos, ellos llamaran si pasa cualquier cosa, podemos venir mañana temprano a ver cómo pasó la noche, tienes que descansar – asentí dejándome llevar por él
-Cualquier cosa me avisa, sin importar la hora – le dije con algunas lágrimas en los ojos
-Si no se comunica con ella, puede llamar a este número – vi a Víctor entregarle una tarjeta y al doctor verlo con incredulidad
Esta vez no llevaba al montón de escoltas con los que siempre andaba, llevaba un auto de lujo, al parecer lo conducía él, lo que me pareció extraño y apoyaba la historia de que me había seguido.
Nos montamos en el auto y veo que no toma el camino a casa.
-¿A dónde vamos? – pregunté sorprendida
-A comer, supongo que no has comido nada en todo el día y creo que te vendría bien una comida ligera – habló suavemente, no parecía él hombre mandón de siempre
-No tengo hambre – me sentía tan mal que mi estomago no sabía que debía comer
-No te estoy preguntando, vamos a ir a comer, no creo que tu abuela se sienta bien sabiendo que su nieta, la única persona que tiene en el mundo, ha dejado de comer porque ella está enferma – sabía que lo que decía era cierto, pero eso no cambiaba lo triste que me sentía
-Ella, en este momento de su vida no sabe quien soy, no creo que haga diferencia si me alimento o no en su estado de salud física o mental – respondí votando un poco del veneno que me carcomía por momentos
-Entonces no comas y muere de inanición, pero yo si tengo hambre y me verás comer, ya que piensas morir de hambre – siguió diciendo y yo quería estrangularlo al escucharlo
-No estarás hablando en serio, ¿serias capaz de sentarte a comer delante de mí sin importarte nada? – lo miraba asombrada
-Ponme a prueba – respondió como si nada
Luego de un rato llegamos a un restaurante, estaba a los limites de la ciudad, al parecer hacían comida casera, el sitio no era un lugar lleno de estrellas, pero era bastante acogedor, parecía mas bien una casa que vuelven local comercial y al entrar vi a dos adultos mayores salir a saludar a Víctor con tanto cariño que parecían más bien familia.
Hablaban en ruso, por lo que yo no entendí ni pio de que decían, podrían haber estado insultándome y yo sonreía como tonta, mientras me abrazaban y seguían hablando.
Nos hicieron pasar y escuché a Víctor hablar con la pareja, pero no usaba su tono mandón de siempre, se escucha un poco… cariñoso.
Comimos Borscht frío, que es una sopa de remolacha fría, pescado al horno con ensalada y un poco de vino, de solo ver la comida mi apetito volvió de inmediato y debo decir que todo estaba divino, hubiera sido una tonta si hubiera rechazado estos manjares.
Luego de comer volvimos a casa y debo decir que me sentía de mejor humor, aún estaba preocupada por mi abuela, pero era algo manejable.
-¿Se puede saber donde estaban ustedes dos? Y ¿Qué significa esto? – Nika nos miraba seriamente con la caja de pastillas para el día después en la mano