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Las Viudas Negras

Las Viudas Negras

Status: En proceso
Genre:Venganza / Mafia / Dominación / Matrimonio arreglado
Popularitas:3.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Edgar Romero

Matrimonios por contrato que se convierten en una visa hacia la muerte. Una peligrosa mafia de mujeres asesinas, asola la ciudad, asesinando acaudalados hombres de negocios. Con su belleza y encantos, estas hermosas pero letales, sanguinarias y despiadadas mujeres consiguen embaucar a hombres solitarios, ermitaños pero de inmensas fortunas, logrando sus joyas, tarjetas de crédito, dinero a través de contratos de matrimonio. Los incautos hombres de negocia que caen en las redes de estas hermosas viudas negras, no dudan en entregarles todos sus bienes, seducidos por ellas, viviendo intensas faenas románticas sin imaginar que eso los llevará hasta su propia tumba. Ese es el argumento de esta impactante novela policial, intrigante y estremecedora, con muchas escenas tórridas prohibidas para cardíacos. "Las viudas negras" pondrá en vilo al lector de principio a fin. Encontraremos acción, romance, aventura, emociones a raudales. Las viudas negras se convertirán en el terror de los hombres.

NovelToon tiene autorización de Edgar Romero para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 16

No lo hizo de un día para otro y le tomó algo de tiempo, pero Telma Ruiz montó todo un aparato criminal, cuidando hasta el más mínimo detalle, en sus intenciones de ganar mucho dinero, gracias a incautos solitarios, fáciles de enamorar y a los que nadie, absolutamente nadie podía recordar, evocar ni extrañar. La idea era conseguir contratos de matrimonio asegurando las fortunas de los incautos, matarlos y eliminarlos. El tiempo se encargaría de lo demás.

  Lo primero que hizo fue entrar a trabajar en el sistema de identificaciones. Allí estuvo laborando dos años y aprendió, de forma paciente, todas las claves y códigos, gracias a su facilidad para ser amigos, conquistar jefes y manejar hombres a su antojo. Cuando dominó los tejes y manejes en encontrar y descubrir personas en la red, renunció.

Después buscó trabajo en información de empresas y negocios, en los registros económicos y por último en vigilancia bancaria. De la misma manera, luego de conseguir las claves precisas, también renunció llevándose una valiosa información y todo lo necesario para la organización.

Contando con los passwords necesarios y gracias a sus ahorros por sus empleos que eran muy bien renumerados, compró una oficina en una calle solitaria, en un esquina escondida de la ciudad donde poder manejar los códigos y coordinar los operativos. Para ello se requería un lugar algo discreto, pequeño, pero seguro, libre de curiosos y de sospechas. Posteriormente se agenció de claves secretas en su laptop. Con la finalidad de establecer un salvoconducto indescifrable en su red, tuvo acceso a inteligencia y pudo dar con numerales valiosos, técnicas infalibles de espionaje y hasta pudo borrar cuentas de ID a su libre antojo. Eso también le demandó casi un año, pero ella estaba empecinada en convertirse, en efecto, en una sombra inalcanzable para los peritos cibernéticos y la policía científica que podrían seguirle los pasos en sus infiltraciones a otras redes.

   Algo que tenía muy desarrollado Telma Ruiz era su perseverancia y lo bien que se desempeñaba en la cibernética.

  El siguiente peldaño fue asegurar su brazo armado que la proteja y que cumpla a cabalidad las órdenes de eliminar a las presas, después de desplumarlas. No solo eso, debía ser gente preparada para borrar evidencias y no dejar ningún cabo suelto, ni el más mísero, para evitar ser descubiertos ya que el menor indicio, por minúsculo que sea, sería fatal para ella y la organización.

  Al principio pensó en tipos prontuariados, ladrones sin suerte, asesinos fallidos y gente de mal vivir, sin embargo, después ella reflexionó y se convenció que ellos no tenían estudios ni preparación en escenarios de crímenes y por lo tanto no podían ser eficientes al cien por ciento. Se convenció que sus esbirros debían ser ex policías.

  Esa sí fue una tarea de titanes. Telma comenzó su búsqueda en los peligrosos barrios del Callao, en pos de información certera que los acercara a ellos. La primera vez que fue a esos tenebrosos suburbios del puerto temblaba de miedo, igual como si tuviera terciana, pero Telma era decidida y temeraria y siempre enfrentaba al peligro con entereza. Así, entró a diversas cantinas de mala muerte, una tras otra, y preguntó a tipejos de mala cara, borrachos, drogadictos ansiosos y ladrones en busca de víctimas, por números de ex policías que pudieran ayudarla en un negocio riesgoso. Pagó buen dinero para conseguir los datos que requería y hasta debió lidiar con malandrines que pretendieron aprovecharse de ella, viéndola delgada y frágil.

   Telma, en su adolescencia había sido campeona de artes marciales y además practicaba en esos últimos años, en kick boxing, preparándose para ese negocio que iba a montar y que ciertamente era muy peligroso. Eso le ayudó. Derrumbó a varios sujetos que intentaron sobrepasarse, con certeros golpes y patadones contundentes, en medio de vidrios reventados y sillas destartaladas y tumbadas. Sin quererlo, Telma  hizo buena fama en ese ambiente del bajo mundo. Eso le abrió las puertas para llegar a esos sujetos que estaba ávida por encontrar y que le ayudarían a emprender el negocio perfecto para ganar muchísimo dinero.

-¿Telma Ruiz?-, le preguntó esa tarde un tipo alto, bien trajeado pero mal afeitado y con mirada esquiva y el rostro amedrentador. El sujeto daba miedo. Ella había pedido una cerveza y escondió debajo de su cartera el revólver que llevaba para enfrentamientos más peligrosos y se quedó mirando al fulano que se había aupado delante de ella, en forma amenazante, cubriéndola con su hercúlea sombra y sus bíceps del tamaño de una cordillera.

-¿Qué necesitas?-, insistió el tipejo. Telma de inmediato adivinó que estaba frente a lo que buscaba. Él era un ex policía.

Gracias a ese hombre,  se contactó, de inmediato,  con otros dos menganos, también ex policías, especialistas en limpiar escenarios criminales. Justo lo que estaba buscando.

Convencerlos para que la acompañen en la tarea fue fácil. Ofreció pagos seguros y riesgos mínimos, siempre y cuando hicieran el trabajo impecable y preciso, sin dejar cabos sueltos ni el más insignificante pelito que podría implicarlos e involucrarlos con esos asesinatos que cometerían. Los tres tipos rieron en forma unánime y aceptaron encantados.  Con ellos, Telma ya tenía la facción dura de su organización.

Faltaban las damas.

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Gladis Torres
conchale que broma es esa uno esta inspirado leyendo y nos salen con esto
Rosa Nury Peguero
por qué hacer eso subir la novela sin terminar y ya no la terminan
Elizabeth Sánchez Herrera
más ➕ capítulos
Elizabeth Sánchez Herrera: gracias voy a leerlo 🙂
Edgar Romero: Gracias por tu apoyo Elizabeth, acabo de agregar un nuevo capítulo.
total 2 replies
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