Dayermi corao una venezolana de 20 años con carácter fuerte y llena de sorpresas, que emigro de su país a Italia buscando oportunidades de una mejor vida. Sin saber que terminaría siendo la obsesión de Alessandro Bianchi.
Alessandro Bianchi 28 años Don de la Ndrangheta, organización criminal que se dedica al narcotráfico y trafico de armas. también duerño de empresas aparentemente legales de construcción, hotelería, restaurantes y supermercados.
Sus caminos terminan unidos accidentalmente sin siquiera conocerse o haberlo planificado.
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capítulo 01
Hola soy Dayermi corao venezolana tengo 20 años, mido 1.60 no soy muy alta, pero tampoco muy pequeña con una bonita figura. Debo decir que tengo todo en mi lugar Diosito no me negó nada tengo el cabello negro rizado y ojos azules y piel color canela.
Soy médico licenciada en sexología, también hice curso de balística, defensa personal y otras cositas que tienen que ver con la carrera de médico forense, pues era otra carrera que me gustaba y quería estudiar. Lamentablemente, mis limitaciones económicas no me permitieron cursar esa carrera, ya que tuve que emigrar debido a que en mi país ni siquiera un licenciado gana lo suficiente para cubrir por completo todas sus necesidades, para eso hay que tener diversos tipos de empleo y al final más grande es el agotamiento que lo que ganas.
Actualmente, me encuentro viviendo en Italia, trabajo como camarera en un hotel cinco estrellas que se llama el gran Don. También trabajo en un club nocturno muy popular de nombre Gaelia como bailarina de pole dance junto a mi amiga Georgia, aunque eso solo lo hacemos por diversión y para distraernos.
Las dos trabajamos en ambos empleos y compartimos departamento, somos muy buenas amigas, ambas nos encargamos de crear las coreografías y se las compartimos al resto de las chicas, eso nos ha vuelto bastante exclusivas en el club, obvio solo nos dedicamos a bailar, ya que aunque suene raro tanto Georgia como yo seguimos siendo vírgenes porque aún no nos llega el indicado a nuestras vidas. Aun así, eso no me limita a darle a mis amigas muchos consejos íntimos para complacer y enloquecer a sus conquistas, porque aunque no tengo experiencia sexual estoy empapada de mucha teoría que algún día pienso llevar a la práctica.
Georgia y yo en estos momentos nos encontramos organizando nuestras cosas, ya que terminamos nuestro turno de trabajo por hoy en el hotel y ahora nos vamos al club. Mi amigo Gregorio dueño del club dice que está noche tendremos invitados especiales, así que hoy tenemos que estar divinas y ser unas enfermeras muy seductoras, puesto que ese es el tema del baile de hoy.
Alessandro Bianchi
soy Alessandro Bianchi tengo 28 años mido 1.80, cabello negro, piel blanca y ojos verdes con un cuerpo bien trabajado, Don de la Ndrangheta mafia más poderosa de Italia. También dirijo grandes empresas entre ellas una de hotelería. Esta noche saldré a divertirme con mi congliere y mejor amigo Adriano en el club Gaelia, propiedad de uno de mis socios, así que le dije a Adriano que mandara a preparar el penHause de mi hotel, ya que ahí me quedaré durante una semana mientras averiguo como va el funcionamiento de mis empresas y de los negocios ilegales que oculto tras de ellas.
llegó la hora de salir al hotel para luego irnos al club, así que junto a mi congliere y algunos de mis hombres me subo a mi Lamborghini mientras que el resto se suben a sus respectivos autos y me siguen al hotel, está a hora y media de camino, así que llegaremos rápido.
Punto de vista de Dayermi
Georgia y yo ya estábamos casi listas para irnos, Pero el encargado del hotel nos llamó de urgencia para indicarnos que debíamos organizar el penhause del hotel y la segunda habitación más bella de este hotel, ya que el dueño venía en camino, así que a mí me enviaron al Penhouse y a Georgia a la habitación de al lado. Apenas entramos a las habitaciones nos quedamos impresionadas eran realmente hermosas Pero tenía poco tiempo para organizarla, así que me movilicé rápido; Pero la habitación era muy grande para el poco tiempo que me dieron para limpiarla, así que Georgia termino la de ella que era más pequeñas y vino en mi ayuda y me preguntó.
¿Te falta mucho, amiga?
¡No! Ya casi término solo me falta el baño y las ventanas.
Ve al baño y yo me encargo de las ventanas voy por unas cortinas limpias.
Georgia salió corriendo de la habitación a buscar las cortinas y yo me quedé organizando el baño, al poco rato Georgia regreso coloco las cortinas y se fue porque el gerente la llamo yo ya estaba casi lista, Pero en medio del apuro se me voto uno de los productos de limpieza justo debajo de uno de los apartados donde se colocan las toallas de baño, así que me tocó arrodillarme y meterme dentro dejando solo mi trasero afuera estuve un rato así y cuando casi termine de limpiar y estaba por salir sentí una fuerte nalgada en mi trasero, Pero cuando quise maldecir escuché una voz grave, fuerte y segura que dijo.
¿Se puede saber que se le perdió allí abajo señorita? O mejor aun ¿que hace usted en mi habitación?
Cómo pude me salí de donde estaba para levantarme y mirar a los ojos a quien me hablaba y poder responder, Pero cuando me levanté y logre mirarlo, el cuerpo se me estremeció no solo por la mirada profunda del hombre frente a mí, sino también por el arma con la que me apuntaba el hombre a su lado, sinceramente me declare muerta en ese momento, pero trate de no demostrar mi temor e intente aclarar la situación tratando de mantener la calma, con mi mirada firme y mi voz segura respondí.
Buenas tardes, señor yo soy la camarera encargada de limpiar su habitación y me encontraba ahí abajo (señaló el lugar) limpiando, debido a que moje un poco con un poquito de producto de limpieza que se me voto, Pero ya terminé así que si usted me lo permite me retiró. (quise caminar Pero el tipo a su lado me detuvo colocando su arma aún más cerca de mi rostro y escuché al jefe decir).
¿Realmente crees que te dejaré ir tan fácil? (miro a uno de los que estaban con él y dijo) llamen al encargado quiero saber si lo que está chica dice es verdad y si no lo es (me mira a mí para decir) estarás en problemas.
Sé que en ese momento debía estar asustada, Pero al escuchar que mando a llamar al encargado sentí alivio, porque sabía que ya estaría fuera de peligro y podría alejarme de este hombre atrevido que no solo me amenazó, sino que también se atrevió a tocar mi trasero.