Un Contrato Para Amar

Emiliano está seguro de sus sentimientos por Kat y espera que John acepte su relación.

- Y bien, muchacho.

- John, tú sabes que han pasado meses desde que Kat y yo nos casamos. Hemos convivido día con día y me enamoré de ella, no quiero que pienses que quiero sacar ventaja de la situación y no seguiré adelante si tú te opones.

- Agradezco tu honestidad y para ser sincero, esperaba que esto sucediera. ¿Mi hija está enamorada de ti?

- Sí, ambos lo estamos. Sé que la diferencia de edad puede ser un problema.

- Emiliano, la edad es solo un número. Cuando pensé en una manera de dejar protegida a mi hija sabía que tú eras el indicado. Que ambos estén enamorados es la mejor noticia que has podido darme. Estoy seguro de que sabrás cuidarla y amarla como ella se merece.

- Gracias por la confianza, John. No sabes lo importante que es para mí.

- Y para mí es de vital importancia que mi hija haya encontrado a un buen hombre. Ahora debemos pensar en la mejor manera de desenmascarar a Ramón y Antonio sin que nadie esté en riesgo.

- No te preocupes, creo que el mismo Antonio puede delatarse. Tiene serios problemas con el alcohol y ese es su punto débil.

- Estoy de acuerdo.

Alguien llama a la puerta.

- Adelante.

- Amigo mío, que gusto verte despierto- dice Carlos.

- Mala hierba nunca muere.

- Ja, ja, ja, veo que hasta de buen humor estás. Hola hijo- abraza fraternalmente a Emiliano.

- Hola, papá.

- ¿Sabías qué nuestros hijos están enamorados?- le.pregunta John a Carlos.

- Tenía mis sospechas.

- Por fin seremos oficialmente familia.

- Hacen una linda pareja y sé que mi hijo va a cuidar y amar a Kat como se merece.

- También estoy seguro de eso.

Rose y Kat ingresan en la habitación y ven a los tres hombres charlando muy contentos.

- ¿Por qué tan felices?- pregunta Rose- no vayan a estar tramando alguna travesura.

- Claro que no, mi amor. Ya estamos viejos para eso. Es solo que estamos felices por Emiliano y Kat.

- Explíquense, ¿de qué me perdí?

- Estamos enamorados, mamá.

- ¡Qué felicidad! Están hechos el uno para el otro.

Emiliano abraza a su esposa y deja un beso en su frente.

- ¿Eso quiere decir que ya no hay contrato?

- No, mamá. Ahora seremos un matrimonio real.

- Pues estamos felices por ustedes hija. Siempre supe que Emiliano es un buen hombre y ahora me siento tranquilo porque tienes un marido que vela por ti.

- Gracias por confiar en mí.

- Siempre, muchacho. Ahora váyanse a disfrutar de la vida, son muy jóvenes como para quedarse encerrados en este hospital con un trío de viejos.

- Papá, no son viejos.

- Lo somos, me dijo que médico que probablemente me den de alta en una semana, así que pueden estar tranquilos.

- Está bien, manténganse en contacto.

- Lo haremos, nena.

- Ahora hijo, lleva a mi hermosa nuera a comer a un lindo lugar.

- Eso haremos, seguimos pendientes.

Nuestros enamorados salen del hospital tomados de la mano y con una sonrisa que refleja la felicidad que los embarga.

- No puedo creer que estés enamorado de mí.

- ¿Por qué no lo estaría? Eres la mujer más hermosa e inteligente que he conocido.

- Pensé que mi edad sería un obstáculo, que nunca dejarías de verme como una niña.

- Es imposible verte como una niña.

- ¿Y a dónde me vas a llevar?

- Dejaré que tú escojas el lugar, llevo muchos años sin salir de casa los fines de semana y no tengo la más mínima idea de como divertirme.

- Tendré que enseñarte a relajarte, no quiero un marido adicto al trabajo.

- Perfecto, ¿quieres conducir tú?

- Sí.

Cambiamos de lugar y lo llevo a un restaurante que evoca la esencia de la Gran Manzana (Nueva York). Hay música en vivo y una comida exquisita.

En medio de la conversación se miran directo a los ojos, claramente, están enamorados. A donde van llaman la atención de la gente que los rodea, ambos son muy atractivos y hacen una hermosa pareja.

Emiliano siente una atracción magnética por Kat, ahora que ambos han dejado en claro sus sentimientos siente la libertad de acercarse y besarla cada tanto. Kat está feliz de poder tener muestras de cariño que no son fingidas.

Antes de volver al Penthouse hacen una parada en un supermercado para llevar algunas cosas que necesitan. Cuando llegan ha comenzado a anochecer.

- Iré a tomar una ducha- le dice Kat.

- Claro, ve. Yo acomodo los víveres.

La tensión sexual entre ellos es evidente; sin embargo, Emiliano no quiere presionar. Kat no sabe como abordar el tema, la noche anterior las cosas sucedieron de manera natural y no quiere que él se sienta obligado.

Kat sale de la ducha el clima es bastante caluroso y elige un short y un top de tirantes que deja al descubierto su abdomen.

- ¿Existirá algo con lo que no luzcas hermosa?- le susurra al oído mientras la toma por la cintura y deja un beso en su cuello.

- Exageras, soy una chica común.

- Eso no es verdad, eres todo menos común. Me voy a duchar y después hacemos lo que tú quieras.

- ¿Seguro? ¿Lo que yo quiera?- pregunta de manera coqueta y a la vez muerde su labio inferior.

- ¿Dónde quedó la niña tímida?

- Creo que está desapareciendo.

Mientras Emiliano se ducha no deja de pensar en que su esposa es virgen y quiere que su primera vez sea especial quizá sea mejor esperar y planear algo romántico.

Al salir no encuentra a Kat en la habitación, entra en el vestidor y se pone un bóxer, un chándal y una playera fresca. Baja a buscar a su esposa y la encuentra en la cocina.

- Pensé que era buena idea abrir una botella de vino y preparé una tabla de quesos, ¿te apetece?

- Claro, no sabía que te gustaba el vino.

- Que sea joven no significa que no me guste disfrutar de las cosas buenas de la vida. Sabes que mi padre es amantes del vino tinto y he adquirido el mismo gusto por él.

- No dejas de sorprenderme.

Llevan la bandeja a la sala de estar y la dejan sobre la mesa cafetera, se sientan en el sofá y toman sus copas.

- Por nosotros- brinda Emiliano.

Chocan las copas y beben un sorbo, Emiliano anhela probar esos labios y lo hace. La besa con sutileza.

- El vino sabe mejor en tu boca- murmura contra sus labios.

- Bésame, no te detengas.

Acatando sus deseos Emiliano la besa con una pasión desmedida, acaricia sus piernas y ella mete las manos por debajo de su playera. Él sube sus manos por su espalda y la jala atrayéndola a su cuerpo.

La espalda de Kat queda apoyada en el sofá y Emiliano se acomoda entre sus piernas. Los besos continúan, su respiración agitada y los leves gemidos que emiten es lo único que sé escucha en esa habitación.

Katherine jamás imagino que tendría tantas sensaciones invadiendo su cuerpo. Siente arder sus mejillas, un cosquilleo se instala en su vientre y cuando su esposo roza su intimidad con la suya una corriente recorre su cuerpo entero al grado de hacerla estremecer.

Emiliano la siente tan sensible, tan dispuesta que se excita aún más, si es que eso es posible. Ambos se encuentran al límite. Kat tira de su playera para despojarlo de ella, él desliza los tirantes de su top encontrándose con un par de perfectos senos que lo invitan a degustarlos.

Los saborea con paciencia y la destreza que la experiencia le da, Kat arquea la espalda debido al placer que está sintiendo dándole total acceso.

Emiliano no se cansa de besar, lamer y succionar esa parte del cuerpo de su esposa. Una de sus manos se cuela por debajo del short, toca con suavidad y percibe la creciente humedad.

Su esposa da un ligero brinco ante la sorpresiva acción de sus dedos en su centro. Se encuentra tan sensible que el más mínimo toque produce una oleada de placer tras otra.

Emiliano finaliza la deliciosa tortura para tomarla en brazos y llevarla a la habitación. Una vez ahí, la deposita en la cama y la despoja de toda su ropa, él también se desnuda provocando el asombro de la chica que es la primera vez que ve a un hombre desnudo.

La mirada que le dedica lo enciende y más cuando muerde su labio inferior, ese gesto termina de enloquecerlo y se abalanza sobre ella en un ataque de besos y caricias que amenazan con llevarla al límite del deseo.