Él necesitaba con urgencia una solución inmediata a su problema, ella estaba en el lugar y momento justos.
NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Despertar confuso
El sol filtraba débilmente a través de las cortinas entreabiertas, arrojando sombras danzantes sobre la habitación. Era más de mediodía, Matt abrió los ojos lentamente, sintiendo como si un martillo pesado golpeara su cabeza. El dolor punzante se extendía desde su sien hasta el fondo de su cráneo. Trató de recordar cómo había llegado allí, pero su mente estaba nublada y confusa.
Al levantar la cabeza, se dio cuenta de que estaba en su propia cama, en su habitación. La visión le resultó extraña, ya que recordaba haber cedido ese espacio a Mía, mientras que él ocuparía una de las habitaciones de huéspedes de la mansión. Por más que lo intentó no pudo recordar cómo había terminado allí.
-¡Abuela!- susurró en una exclamación casi silenciosa, al recordar que cuando estaba dejando a Mía en la puerta de su habitación comenzó a sentir calor, mucho calor, pero no era un calor normal. Era más bien deseo. Y dentro de lo poco que podía articular pensamientos le llegó la imagen de su abuela preguntándole ¿para cuando su bisnieto?. Eso fue más que suficiente para comprender que la anciana en su afán por salirse con la suya, había hecho algo con su comida para provocarle el incontrolable deseo que lo llevó a besar a Mía de manera descontrolada.
Matt cerró los ojos con fuerza, tratando de contener el malestar que lo invadía. Pequeños destellos de la noche anterior se filtraron en su mente como fragmentos de un sueño nebuloso. Recordó a Mía en la habitación, su presencia cercana, el calor que irradiaba su piel. Una sensación de culpa se apoderó de él al recordar los besos compartidos y las caricias furtivas.
Sonrió brevemente al evocar la manera en que Mía le había correspondido, pero luego una oleada de remordimiento lo inundó. Esa no era la forma en que deseaba acercarse a ella. Había algo errado en todo aquello, algo que escapaba a su control. Se sentía atrapado en una telaraña de emociones confusas y decisiones impulsivas.
-¡Mía!- murmuró enderezando su postura al no verla en la habitación- Seguramente ella se marchó- reflexionó con culpa- y no es para menos después de mi comportamiento tan salvaje...
Con un suspiro, Matt se dejó caer de nuevo sobre la almohada, deseando que el dolor de cabeza desapareciera junto con los recuerdos borrosos de la noche anterior. Sabía que debía enfrentar la situación con claridad y honestidad, pero en ese momento, solo ansiaba volver a sumergirse en un sueño reparador que lo alejara de sus dilemas.
Mientras Matt estaba en su habitación intentando salir de la cama, Mía se encontraba en la cocina, preparando con cuidado algo para llevarle, ya que suponía que probablemente él estuviera necesitando algo para calmar su malestar. La luz suave de la mañana se filtraba por las ventanas, creando un ambiente tranquilo y acogedor. Sin embargo, su mente estaba lejos de estar en paz.
Recordaba con claridad los momentos compartidos con Matt la noche anterior. Los besos apasionados, las caricias deseperadas y urgentes... todo parecía haber sido perfecto, hasta que la fría realidad la golpeó con fuerza. Esos momentos de intimidad no eran más que el resultado de un afrodisíaco que alguien había colocado deliberadamente en su comida o bebida.
Un nudo se formó en su garganta mientras rememoraba la sensación de decepción que la invadió al darse cuenta de la verdad. No sabía quién había sido el responsable, ni dónde habían colocado el afrodisíaco. Solo podía sentirse perdida y vulnerable ante la situación, ya que le hubiera gustado ser ella la causante del deseo de Matt.
Sin embargo, una certeza se aferraba a su mente: Matt había insinuado que su abuela estaba detrás de todo aquello, una acusación que resonaba en su mente con una extraña claridad. ¿Cómo podía ser posible? ¿De verdad los motivos de la abuela de Matt eran orillarlos a aquella situación solamente para asegurar un descendiente?
El dolor y la confusión la abrumaban, pero también la determinación de descubrir la verdad. No podía permitir que algo así volviera a ocurrir.
Con un suspiro, Mía terminó de preparar lo que había llevado a la cocina, pero mientras se dirigía a la habitación de Matt oyó voces acercarse.
‐¿Estás segura de que le diste la dosis correcta?- preguntaba la abuela de Matt acercándose a la puerta de la cocina, Mía se escondió detrás de un mueble grande.
-Sí, bueno...eso creo- respondió Sonia rascándose la nuca- ¿Eran treinta gotitas?- indagó.
-¿Qué? ¿Le pusiste treinta gotas en su comida?- preguntó la abuela del joven con enojo y frustración.
-Eso fue lo que yo entendí- replicó la otra mujer.
-¡Ay, por Dios!- se quejó la anciana- Sí le pusiste esa cantidad de gotas seguro que se durmió- afirmó luego, mientras Mía confirmaba los dichos de Matt.
-¿Cómo así?- indagó Sonia.
-¡Ay, mujer!- se quejó la abuela mientras sacaba de su bolsillo un papel y lo leía- Aquí dice claramente que una dosis mayor a la que corresponde produce en el sujeto somnolencia, cansancio y fatiga- luego de leer aquello ambas mujeres salieron de la cocina, una quejándose y la otra disculpándose por el error cometido.
Cuando sintió que era seguro Mía salió de su escondite, con la incredulidad de lo que acababa de oír plasmada en su rostro caminó hacia la habitación de Matt.
La muchacha giró lentamente el pomo de la puerta de la habitación de Matt, con cuidado de no hacer ruido. Entró con paso ligero, llevando un vaso con agua, unos analgésicos y un sándwich en una bandeja. Al cerrar la puerta tras de sí, pronunció suavemente el nombre del joven empresario.
-Matt...
Él yacía en la cama, con un brazo sobre los ojos como si quisiera bloquear el mundo exterior. Al escucharla, se incorporó de golpe, sintiendo un repentino mareo que lo obligó a aferrarse al borde de la cama.
-Mía, ¿estás aquí?- dijo, con su voz en un susurro entrecortado por la incomodidad.
Ella se acercó con calma, depositando la bandeja sobre la mesita de noche.
-Sí, soy yo. ¿Estás bien?- respondió ella.
Matt sintió culpa y comenzó una diatriba de palabras que no le permitían a Mía meter bocado.
-Yo lo siento Mía- comenzó - te juro que jamás quise hacer lo que hice- continuó, Mía lo observaba- Yo no soy así, pero te prometo que voy a reparar mi falta y voy a averiguar quien es responsable de lo que pasó- afirmó con una mezcla de angustia y vergüenza en su voz.
Mía sonrió comprensivamente, acercándose aún más. Con una mirada tranquila y gesto sereno, le aseguró.
-No te preocupes, todo está bien. Lo importante es que ya estás mejor.
Al oír las palabras de Mía, Matt la miró desconcertado, con una expresión de confusión en su rostro.
-¿De verdad está todo bien? ¿No estás molesta por lo que pasó anoche?-preguntó, con cautela- ¿No estás molesta por haberme aprovechado de la situación? ¿No te molesta haberte visto obligada a?...
Mía negó con la cabeza, soltando de repente las palabras que lo dejaron aún más perplejo.
-No estoy molesta porque entre nosotros no pasó nada.
Confundido, Matt trató de recordar los eventos de la noche anterior.
-¿Cómo que no pasó nada?- preguntó- Pero nos besamos, terminamos acostados sobre la cama, mientras que yo te quitaba la blusa...- murmuró, buscando alguna pista en su memoria.
Mía le ofreció una sonrisa tranquilizadora.
-Después de eso, te quedaste dormido- reveló ella con calma.
Los ojos de Matt se abrieron de par en par al comprender la situación. Un alivio momentáneo lo invadió al darse cuenta de que, a pesar de los eventos confusos de la noche anterior, su relación con Mía seguía intacta.
-Lo siento, yo...no recuerdo- admitió disculpándose nuevamente.
Mía asintió comprensivamente.
-No te preocupes, lo importante es que estás bien ahora- respondió, colocando una mano reconfortante sobre su hombro.
Matt le dedicó una sonrisa agradecida, sintiéndose afortunado de tener a alguien como Mía a su lado para ayudarlo a atravesar momentos difíciles.
pobre mía, se quedo frustrada jajajaja 🤣