En un futuro cercano, un grupo de humanos descubre que la realidad que conocen es una simulación creada por una civilización alienígena avanzada. A medida que luchan por romper con esta ilusión, se enfrentarán a horrores inimaginables, revelaciones sorprendentes y dilemas morales que pondrán a prueba su humanidad. El amor florecerá en medio del caos, mientras todos ellos luchan por su libertad.
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Capítulo 17: El Último Sacrificio
El sol brillaba intensamente sobre el paisaje desolado, pero la luz no podía disipar la sombra que se cernía sobre el grupo. A medida que Ethan, Lena, Marco, Clara y David se recuperaban del intenso escape del núcleo alienígena, la realidad de su situación comenzaba a asentarse. Habían logrado desactivar la simulación, pero el precio de su libertad aún estaba por determinarse.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Clara, su voz temblorosa mientras miraba a su alrededor, buscando respuestas en el horizonte incierto.
Ethan sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Habían logrado escapar, pero la lucha no había terminado. La humanidad aún estaba atrapada en un mundo de ilusiones, y ellos eran los únicos que podían hacer algo al respecto.
—Debemos reunir a los demás —dijo Ethan, su voz firme—. No podemos ser los únicos que se despierten. Necesitamos un plan para liberar a todos.
Lena asintió, pero su expresión era sombría. —¿Y si no hay tiempo? Los alienígenas no se quedarán de brazos cruzados. Saben que hemos interferido en su sistema.
Marco miró a su alrededor, sintiendo la tensión en el aire. —No podemos quedarnos aquí. Necesitamos movernos y encontrar un lugar seguro donde podamos organizarnos.
David, que había estado en silencio, finalmente habló. —Hay un antiguo refugio a unas millas de aquí. Podría ser un buen lugar para reunirnos y planear nuestro siguiente movimiento.
Ethan sintió una punzada de esperanza. —Entonces, vamos. No podemos perder más tiempo.
Mientras comenzaban a caminar, la adrenalina de la fuga comenzaba a desvanecerse, dejando espacio para el agotamiento y la preocupación. Cada paso que daban era un recordatorio de lo que habían dejado atrás y de lo que aún estaba por venir.
A medida que se adentraban en el bosque, el sonido de sus pasos se mezclaba con el canto de los pájaros, un contraste inquietante con la gravedad de su misión. Sin embargo, la paz momentánea se vio interrumpida por un zumbido familiar. Los drones alienígenas estaban en el aire, buscando a los fugitivos.
—¡Rápido! —gritó Ethan, instando a su grupo a moverse más rápido—. Debemos llegar al refugio antes de que nos encuentren.
El grupo aceleró el paso, pero el zumbido se hacía más fuerte. Clara, que iba al final del grupo, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Miró hacia atrás y vio una sombra oscura acercándose rápidamente.
—¡Vienen! —gritó, su voz llena de pánico.
Ethan se dio la vuelta y vio el dron que se acercaba. Sin pensarlo, se lanzó hacia Clara, empujándola hacia un lado justo cuando el dron disparó un rayo de energía. El impacto lo lanzó al suelo, y el dolor recorrió su cuerpo.
—¡Ethan! —gritó Lena, corriendo hacia él.
—¡Sigue! —exclamó Ethan, tratando de levantarse—. ¡No puedo detenerlos!
Marco y David se dieron la vuelta, listos para ayudar, pero Ethan levantó la mano. —No hay tiempo. Deben irse. ¡Ahora!
Lena, con lágrimas en los ojos, dudó. —No puedo dejarte aquí.
—¡Hazlo por todos nosotros! —gritó Ethan, su voz resonando con una mezcla de determinación y desesperación—. ¡Ve y reúne a los demás!
Con un último vistazo, el grupo se dio la vuelta y comenzó a correr. Ethan sintió que su corazón se rompía al verlos alejarse, pero sabía que era lo correcto. Debía hacer lo que fuera necesario para proteger a sus amigos y a la humanidad.
Mientras tanto, el dron se acercaba, y Ethan se preparó para enfrentarlo. Con un movimiento rápido, se levantó y corrió hacia el dron, decidido a desactivarlo antes de que pudiera hacer más daño. Con un salto, logró alcanzar un panel expuesto en la parte inferior del dron y comenzó a trabajar en los circuitos.
El dron emitió un zumbido agudo, y Ethan sintió una descarga de energía recorrer su cuerpo. Pero no se detuvo. Con un último esfuerzo, logró desactivar el dron, que cayó al suelo con un estruendo.
Sin embargo, el ruido había atraído la atención de otros drones cercanos. Ethan sabía que no podría escapar. Con el corazón pesado, tomó una decisión desgarradora. Se dio la vuelta y comenzó a correr en dirección opuesta a la de sus amigos, atrayendo la atención de los drones hacia él.
—¡Vamos! —gritó, su voz resonando en el aire—. ¡Aquí estoy!
Los drones lo siguieron, zumbando furiosamente mientras Ethan corría. Sabía que su sacrificio podría dar a sus amigos la oportunidad que necesitaban para escapar y reunir a los demás.
Mientras tanto, Clara, Marco, David y Lena llegaron al refugio. El lugar era oscuro y polvoriento, pero era seguro. Se miraron entre sí, sintiendo la ausencia de Ethan como un peso en sus corazones.
—No podemos dejarlo —dijo Clara, su voz quebrada por la angustia.
—No podemos arriesgarnos —respondió Marco, su mirada fija en la puerta—. Si regresamos, podríamos perderlo todo.
Lena se pasó la mano por el cabello, sintiendo la presión de la decisión. —Ethan sabía lo que hacía. Debemos honrar su sacrificio y seguir adelante.
David asintió, aunque su rostro estaba lleno de dolor. —Debemos reunir a los demás y preparar un plan. No podemos dejar que su sacrificio sea en vano.
Mientras el grupo se organizaba, Ethan seguía corriendo, sintiendo que sus fuerzas comenzaban a flaquear. Los drones lo perseguían implacablemente, pero él no se detendría. Sabía que debía mantenerlos ocupados el mayor tiempo posible.
Finalmente, encontró un claro en el bosque y se detuvo, respirando con dificultad. Miró hacia atrás y vio que los drones se acercaban rápidamente. Con un último esfuerzo, levantó su mano y activó un dispositivo que había encontrado en el núcleo.
Una explosión de energía iluminó el claro, desorientando a los drones y dándole a Ethan una oportunidad para escapar. Pero sabía que no podría correr mucho más. La energía del dispositivo lo había dejado exhausto.
Con el corazón pesado, se dejó caer al suelo, sintiendo que la oscuridad comenzaba a envolverlo. En su mente, pensó en sus amigos y en la lucha que aún les esperaba. Había hecho lo que debía hacer, y esperaba que su sacrificio no fuera en vano.
Mientras tanto, en el refugio, Clara, Marco, David y Lena se preparaban para salir. Sabían que debían actuar rápidamente. La angustia por la ausencia de Ethan pesaba en sus corazones, pero la determinación de honrar su sacrificio les daba fuerzas.
—No podemos quedarnos aquí —dijo Clara, su voz ahora más firme—. Si Ethan ha hecho esto por nosotros, debemos asegurarnos de que su sacrificio no sea en vano.
Marco asintió, revisando el equipo que habían encontrado en el refugio. —Necesitamos armas y recursos. Si vamos a enfrentarnos a los alienígenas, debemos estar preparados.
Lena, con una mirada decidida, se acercó a la puerta. —Entonces, ¡vamos! No podemos perder más tiempo.
David tomó un profundo respiro, sintiendo la presión de la situación. —Recuerden, debemos mantenernos juntos. No podemos permitir que nos separen.
Salieron del refugio, el aire fresco del bosque les dio un breve respiro. A medida que avanzaban, la adrenalina comenzaba a fluir nuevamente en sus venas. Sabían que cada segundo contaba.
Mientras tanto, Ethan luchaba contra la oscuridad que amenazaba con consumirlo. En su mente, las imágenes de sus amigos se repetían como un mantra. Se aferró a la esperanza de que ellos estarían bien, que su sacrificio les había dado la oportunidad de luchar.
De repente, un sonido familiar rompió el silencio del bosque. Era el zumbido de los drones, pero esta vez, no estaba solo. Un grupo de ellos se acercaba, y Ethan, aunque exhausto, se levantó con lo poco que le quedaba de energía.
—¡Vamos! —gritó, desafiando a los drones que se acercaban—. ¡No me rendiré tan fácilmente!
Con un último esfuerzo, corrió hacia un árbol caído, buscando cobertura. Sabía que no podía dejar que lo atraparan. Mientras tanto, Clara, Marco, David y Lena se movían rápidamente, buscando a otros sobrevivientes.
—¡Miren! —gritó Clara, señalando a un grupo de personas que se acercaban—. ¡No están solos!
El grupo se unió, y juntos comenzaron a formar un plan. Sabían que debían actuar rápido y con determinación.
—Ethan nos dio una oportunidad —dijo Marco, mirando a los nuevos miembros del grupo—. No podemos dejar que su sacrificio sea en vano.
Mientras tanto, Ethan, aún en el claro, se preparaba para lo inevitable. Sabía que la lucha no había terminado, y que su sacrificio podría ser la chispa que encendiera la resistencia. Con una última mirada hacia el cielo, se prometió a sí mismo que no se rendiría.
La historia de su lucha apenas comenzaba, y aunque el camino sería difícil, la esperanza seguía viva.