Entre Las Sombras

...Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción causa dolor...

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Cristal:

Después de ver algunas películas con Liam, me fui a bañar. Me depilé, me eché algunas cremas y me sequé el pelo. Cuando estaba secando el pelo, Liam se metió a la ducha. Sonreí y luego me arreglé un poco la cama para después ir al balcón y ver el bosque desde aquí.

se estaba poniendo y el cielo lleno de estrellas. El aire fresco me acariciaba la cara y el sonido de los pájaros me relajaba. Me apoyé en la baranda y miré el paisaje. Era hermoso y tranquilo.

De repente, vi algo que me llamó la atención. En el bosque, entre los árboles, había una chica. Su cabello era color rojo y sus ojos verdes. Llevaba un vestido blanco y descalza. Parecía una hada o una ninfa. Me quedé hipnotizada por su belleza y su aura misteriosa.

La chica me miró y me sonrió. Sentí una conexión con ella, como si la conociera de antes. Sin pensarlo, le devolví la sonrisa y le hice una seña con la mano. Ella me respondió y se acercó al balcón. Saltó la valla y se paró frente a mí.

__Hola, me llamo Natalia. ¿Y tú? __me dijo con una voz dulce y melodiosa.

__Hola, yo soy Cristal. ¿Qué haces aquí? __le pregunté con curiosidad.

__Vivo en el bosque. Me gusta explorar y conocer cosas nuevas. ¿Y tú? ¿Eres de aquí? __me preguntó.

__si, vivimos aquí con mi amiga. Y ahora con mi novio Liam. -le expliqué.

__Oh, qué bien. ¿Y cómo es él? __me preguntó.

__Es muy bueno y cariñoso. Me trata como una princesa. Lo quiero mucho. __le dije.

__Me alegro por ti. Se ve que eres feliz. __me dijo.

__Gracias. Y dime, ¿qué te gusta hacer? __le pregunté.

__Me gusta leer, cantar, bailar, dibujar, jugar con los animales, hacer amigos... __me dijo.

__Wow, tienes muchos hobbies. ¿Y qué lees? __le pregunté.

__Me gustan los cuentos de hadas, las leyendas, la fantasía, la magia... __me dijo.

__A mí también. Me encantan esas historias. ¿Y qué dibujas? __le pregunté.

__Dibujo lo que veo, lo que siento, lo que imagino... __me dijo.

__Me gustaría ver tus dibujos. Deben ser muy bonitos. __le dije.

__Gracias. Tal vez algún día te los enseñe. __me dijo.

__Eso espero. Y dime, ¿qué estudias? __le pregunté.

__No estudio. Aprendo por mi cuenta. __me dijo.

__¿En serio? ¿No vas a la escuela? __le pregunté.

__No, nunca fui. No me gusta estar encerrada en un lugar con reglas y horarios. Prefiero ser libre y aprender lo que me interesa. __me dijo.

__Entiendo. Pero no crees que te pierdes de muchas cosas? __le pregunté.

__No, creo que gano más de lo que pierdo. Además, no me siento sola. Tengo muchos amigos en el bosque. __me dijo.

__¿Amigos? ¿Qué clase de amigos? __le pregunté.

__Amigos como yo. __me dijo.

__¿Como tú? ¿Qué quieres decir? __le pregunté.

__Es un secreto. No puedo decírtelo. __me dijo.

__Vamos, confía en mí. Yo no te juzgaré. __le dije.

__No, lo siento. Es algo que no puedo revelar. __me dijo.

__Está bien. No te presionaré. Pero me tienes intrigada. __le dije.

__Quizás algún día lo sepas. Pero ahora no es el momento. __me dijo.

__De acuerdo. Cambiemos de tema. Te contaré algo sobre mí. __le dije.

__Claro, me encantaría saber más de ti. __me dijo.

__Bueno, yo pronto estudiaré programación y luego trabajaré en marketing. Me gusta la tecnología y la creatividad. Quiero hacer cosas que ayuden a las personas y que me hagan sentir realizada. __le dije.

__Qué interesante. No sé mucho de esas cosas, pero me parecen muy útiles y divertidas. Te admiro por tener un sueño y seguirlo. __me dijo.

__Gracias. Eres muy amable. Me caes muy bien. __le dije.

__Y tú a mí. Eres muy simpática y agradable. Me siento cómoda contigo. __me dijo.

__¿Sabes? Creo que podemos ser amigas. __le dije.

__Yo también lo creo. Me gustaría mucho. __me dijo.

__Entonces, ¿somos amigas? __le pregunté.

__Sí, somos amigas. __me dijo.

Nos abrazamos y nos reímos. Sentí una alegría inmensa. Había encontrado una amiga especial. Una amiga que tenía algo que me atraía y me intrigaba. Una amiga que guardaba un secreto que yo quería descubrir.

Nos despedimos y le dije que volvería a verla pronto. Ella me dijo que me esperaría en el bosque. Saltó la valla y se fue corriendo entre los árboles. La vi desaparecer y sentí una nostalgia.

Entré a la casa y busqué a Liam. Lo encontré en el sofá, viendo la televisión. Me acerqué a él y le di un beso. Él me abrazó y me preguntó cómo estaba. Le dije que estaba bien, que había conocido a una chica muy simpática en el bosque. Él me miró con extrañeza y me dijo que no había visto a nadie. Le dije que era una chica que vivía en el bosque, que era muy bonita y que habíamos hecho amistad. Él me dijo que me alegraba, pero que tuviera cuidado, que el bosque podía ser peligroso. Le dije que no me pasaba nada, que Natalia era muy buena y que no me haría daño. Él me dijo que confiaba en mí, pero que igual me protegería. Le dije que lo quería y que le agradecía. Él me dijo que me quería más y que me cuidaría siempre.

Nos quedamos abrazados en el sofá, viendo una película. Me sentía feliz y tranquila. Tenía a Liam, el amor de mi vida, y a Natália, mi nueva amiga.

«¿Qué más podía pedir?»

Pero no sabía que esa noche todo cambiaría.

Mientras veíamos la película, sentí algo extraño en mi cuerpo. Era como si algo se partiera dentro de mí. Un dolor agudo me recorrió la espalda y el pecho. Me quedé sin aliento y me agarré el corazón.

__¿Qué te pasa? ¿Estás bien? __me preguntó Liam con preocupación.

__No, no sé... Me duele todo... __le dije.

__Ven, vamos a la habitación. Te ayudaré. __me dijo.

__No, no puedo... Déjame... __le dije.

Me solté de su brazo y corrí hacia la puerta. y busqué otra habitación. Encontré una que estaba vacía y me encerré. Me tiré al suelo y me retorcí de dolor.

No entendía qué me pasaba. Era como si mi cuerpo se transformara en algo que no era yo. Sentí que mi piel se rasgaba y que mi pelo crecía. Sentí que mis uñas se alargaban y que mis dientes se afilaban. Sentí que mis ojos cambiaban de color y que mis sentidos se agudizaban.

Me miré al espejo que había en la pared y no reconocí lo que vi. Mi rostro ya no era el mismo. Mis ojos se habían convertido en dorados y mi piel ahora era pelo blanco con tonos verdes y morados. Tenía orejas puntiagudas y una cola larga y peluda.

No era humana. Era una bestia.

Una bestia que no sabía lo que era.

Una bestia que tenía miedo de sí misma.

Una bestia que necesitaba ayuda.

Pero no sabía a quién pedirla.

Después de unos minutos de agonía, el dolor se fue. Mi cuerpo volvió a la normalidad. Me levanté del suelo y me miré al espejo. Ya no era una bestia. Era yo misma. La misma Cristal de siempre.

Pero no me sentía igual. Algo había cambiado en mí. Algo que no podía explicar.

De repente, escuché una voz en mi cabeza. Una voz que no era mía, pero que me hablaba como si me conociera.

«Hola, Cristal. Soy tu loba interior». __me dijo la voz.

__¿Qué? ¿Quién eres? ¿Qué me has hecho? __le pregunté.

«No te he hecho nada. Solo he despertado. Hace tiempo que estoy contigo, pero algo me tenía bloqueada para poder hacer mi transformación». __me dijo la voz.

__¿De qué hablas? ¿Qué transformación? ¿Qué eres? __le pregunté.

«Soy un espíritu licántropa. La que te convertirá en Una mujer lobo». __me dijo la voz.

__¿Cómo yo? ¿Qué quieres decir? Yo no soy una licántropa. Yo soy humana. __le dije.

«No, no lo eres. Eres una licántropa. Naciste así. Es tu naturaleza». __me dijo la voz.

__No, no puede ser. Eso es imposible. No hay licántropos. Eso es una fantasía. __le dije.

«No, es una realidad. Hay licántropos. Y tú eres una de ellos». __me dijo la voz.

__No, no lo creo. No lo acepto. Debes estar equivocada. __le dije.

«No estoy equivocada. Estoy segura. Lo sé porque lo siento. Lo siento en tu sangre, en tu alma, en tu corazón». __me dijo la voz.

__¿Y cómo es que nunca me lo habías dicho? ¿Cómo es que nunca me habías hablado? __le pregunté.

«Porque no podía. Algo me lo impedía. Algo que te daban. Algo que te hacía olvidar». __me dijo la voz.

__¿Algo que me daban? ¿Qué me daban? __le pregunté.

«Unas pastillas. Unas pastillas que te daba tu madre. Unas pastillas que te hacían dormir. Unas pastillas que te hacían olvidar». __me dijo la voz.

__¿Unas pastillas? ¿Qué pastillas? __le pregunté.

«Unas pastillas que tu madre decía que eran para tu salud. Unas pastillas que en realidad eran para tu control. Unas pastillas que te quitaban tu esencia». __me dijo la voz.

__¿Mi madre? ¿Mi madre me daba esas pastillas? ¿Por qué? __le pregunté.

«Porque ella sabía lo que eras. Porque ella te tenía miedo. Porque ella te quería cambiar». __me dijo la voz.

__¿Mi madre sabía lo que era? ¿Mi madre me tenía miedo? ¿Mi madre me quería cambiar? __repetí.

«Sí, sí, sí». __me dijo la voz.

__No, no, no. __dije yo.

Me quedé en silencio. No podía creer lo que me decía la voz. No podía creer que mi madre me hubiera engañado. No podía creer que yo fuera una licántropa.

Pero entonces recordé algo. Recordé que hace unos días había dejado de tomar las pastillas. Recordé que las había tirado a la basura. Recordé que no me gustaban. Recordé que me hacían sentir mal.

Y entonces lo entendí. Lo entendí todo.

Las pastillas eran las que me impedían transformarme. Las pastillas eran las que me hacían olvidar. Las pastillas eran las que me quitaban mi verdadero yo.

Ahora todo tenía explicación.

Me sobresalté cuando Liam tocó la puerta desesperado.

__Cristal, ¿estás bien? ¿Qué te pasa? Ábreme, por favor. __me dijo.

Me levanté y fui a la puerta. La abrí y vi a Liam. Estaba pálido y asustado. Me miró con alivio y me abrazó.

__Gracias a Dios que estás bien. ¿Qué te ha pasado? Te he oído gritar y he venido corriendo. ¿Te has hecho daño? __me preguntó.

__No, no me he hecho daño. Solo me he sentido mal. He tenido un mareo y me he caído. Pero ya estoy mejor. __le mentí.

__¿Un mareo? ¿Estás segura? ¿No quieres que te lleve al médico? __me preguntó.

__No, no hace falta. Ya te digo que estoy bien. Solo necesito descansar. __le dije.

__De acuerdo. Pero si te sientes mal otra vez, me lo dices. Te quiero mucho y me preocupo por ti. __me dijo.

__Y yo a ti. Gracias por cuidarme. __le dije.

Nos fuimos a la habitación y nos acostamos en la cama. Liam me abrazó y me besó. Me dijo que me quería y que me protegería. Yo le dije que también lo quería y que le agradecía.

Nos quedamos dormidos.

Pero yo no podía dormir del todo. Tenía la mente llena de preguntas. Preguntas sobre mí, sobre mi madre, sobre Natália, sobre los licántropos.

Preguntas que necesitaban respuestas.

Respuestas que cambiarían mi vida.