Eloisa se encontraba llena de tristeza mirando el cielo rojo que se pintaba con el atardecer, en su mente las imagines de su madre se hacían presente, recordaba con dolor la traición del hombre que le juro amor eterno, sentía que su vida ya no tenía sentido en tan poco tiempo había perdido tanto. No tenía idea por dónde comenzar, mientras caminaba perdida por la arena de la playa, se encontró con un perro, este la siguió por todo la playa, cuando Eloisa estaba apunto de subirse a su auto, el perro le ladro. Ella dejo que el perro entrara a su auto en la parte trasera, cuando llegó a su departamento, acomodo al perro en una esquina del pequeño balcón que tenía, le colocó agua y comida. Desde ese día su vida de Eloisa a cambiaría por completo, descubre que el pequeño perro que adopto es miembro importante de una numerosa familia que llevan semanas buscando al pequeño perro, ya que el dueño es el hijo mayor de la familia quien se encuentra en un viaje.
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Me gustas.
Eloisa llegó a la habitación de Fabiola, ella muy amable le daba las gracias.
- Gracias por cuidarme Eloisa, me siento tan incómoda de quitarte tu tiempo, deberías de estar en el cine con Samuel.
- No te preocupes Eloisa, me agrada más platicar contigo, sonrió Eloisa.
- El doctor me dijo que mañana ya puedo irme a casa, voy a estar bien, Gonzalo y yo hablamos, ya nos presentaron a una enfermera que va a cuidarme.
- Si creo que es lo mejor, dijo Eloisa triste.
- Samuel me contó que regresaste a trabajar en la agencia de viajes.
- Si mi mejor amiga es la dueña.
- Dice que tus amigas son muy alegres, ahora entiendo por qué siempre sonríes, me da mucho gusto que tengas gente que te estime.
- Si, aunque no tengo familia, tengo grandes amigas.
Gonzalo entro a la habitación con dos cafés en la mano.
- Buenas noches madre, dijo Gonzalo dándole un beso a su madre en la frente.
- Cariño, ya le comenté a Eloisa que vamos a contratar a una enfermera, deberías de pagarle por las molestias que le cause.
- Si mamá, Gonzalo saco su billetera.
- No por favor Gonzalo, no me pagues, no necesito dinero, yo cuide a Fabiola por qué la considero una amiga, por favor Fabiola no me pagues, yo estoy aquí por qué te estimo mucho, dijo Eloisa acercándose a Fabiola y tomando sus manos.
- Es muy agradable escuchar que me consideras tu amiga.
- Eres una gran amiga Fabiola, me encantó mucho pasar tiempo contigo, por favor no le pidas a el que me pague.
- Gracias linda.
Eloisa abrazo a Fabiola y le dio un beso en la mejilla.
- De nada.
Gonzalo miraba asombrado a Eloisa, no podía creer que ellas fueran amigas, sonrió al ver a Eloisa peinando a su madre como una amiga.
- Voy a quedarme en la sala de espera mamá, descansa.
- Hijo ya te dije que no te preocupes, ve a casa, necesitas descansar.
- No quiero dejarte, ya lo hablamos, dijo Gonzalo saliendo de la habitación.
Eloisa y Fabiola platicaron un rato más.
Eloisa salió al baño y vio a Gonzalo hablándo con una chica en la sala de espera, la chica acariciaba su rostro, ella no podía reconocer quién era la mujer que acariciaba con amor a Gonzalo.
Cuando regreso, Gonzalo ya no estaba en la sala de espera, el se había marchado con la mujer misteriosa.
En la mañana Eloisa, le daba los buenos días a Fabiola, la ayudo a bajarse de la cama, la peino y maquillo, también le acercó el desayuno, Gonzalo entro a la habitación de su madre, miró a Eloisa levantando las pertenencias de su madre y le dio los buenos días, Eloisa le respondió de una forma sería sin mirarlo.
Ella estaba decidida a no tener contacto visual con Gonzalo, tenía que dejar de pensar en el.
Eloisa se despidió de Fabiola, le dijo que la visitaría pronto, salió de la habitación.
- Eloisa espera, dijo Gonzalo acercándose a ella.
- Tengo prisa, tengo que ir a trabajar, dijo Eloisa sin detenerse.
- Solo quería darte las gracias, dijo Gonzalo mirando a Eloisa marcharse.
Gonzalo regreso a la habitación de su madre, la enfermera que iba a cuidarla entro, ella era una señora de la edad de Fabiola, el doctor revisaba a Fabiola y le decía los cuidados que tenía que tener en casa. Gonzalo miraba por la ventana a Eloisa que estaba tomando un taxi, suspiro.
- Nos vamos, dijo la madre de Gonzalo.
Gonzalo tomó la maleta y la enfermera ayudaba a su madre.
Eloisa llegó a su departamento, se sentó un rato en la cama, pensaba en Gonzalo y todos sus encuentros, cuando ella le rompió la nariz, la manera en la que el la miraba con odio y la última vez en la que pedía perdón.
Llegó al trabajo, le contó a sus amigas de la salud de Fabiola, las chicas hablaban pestes de Gonzalo, Eloisa les decía que el estaba bajo mucha presión y que de una manera entendía su actitud, lo cual extraño mucho a su amiga Mayra, ella se percató de que Eloisa sentía cosas por ese hombre.
En la tarde a solas Mayra llamo a Eloisa a su oficina, ella entro y preparo café.
- ¿te gusta Gonzalo?, dijo Mayra mirando a su amiga, Eloisa abrió los ojos sorprendida.
- No, claro que no.
- Justificas sus acciones Eloisa, te gusta, sabes que el es un patán, si lo entiendes, te secuestro, quemó mis oficinas, el es un idiota que debería de estar en la cárcel.
- Si lo entiendo y no justifico sus acciones, decía Eloisa.
- Claro que sí, lo haces.
- Yo le rompí la nariz.
- El quemó mi negocio.
- Pero te pago el daño y todavía te dio un poco más.
- Es un hombre irresponsable, un niño rico mimado.
- No me gusta, tu tienes razón, dijo Eloisa para evitar discutir con Mayra.
En la noche Samuel se encontraba en la puerta de las oficinas de la agencia, saludo a las chicas y invito a Eloisa a cenar.
Ella no quería, se sentía cansada, pero Samuel insistió tanto que acepto.
- Te va encantar este lugar, hermosa, tomó la mano de Eloisa y entro al pequeño lugar.
Se sentaron en la mesa, le mostraron la carta a Eloisa, ella odiaba la comida china, pero termino comiendo lo mismo que Samuel, después de no tocar su platillo, Samuel sonrió.
- Odias la comida, lo siento debí preguntar antes de traerte a este lugar.
- Creo que yo tenía que decir que no me gusta desde el principio, sonrió Eloisa.
- vamos nena, ¿que se te antoja?.
- Nada, solo quiero ir a casa.
- claro.
Samuel pago la cuenta y la llevo a su casa, en el camino miraba a Eloisa quien miraba el camino.
- Me voy a ir por unos días a Polonia, tengo que ver unos negocios, puedo llamarte en las noches.
- Claro, dijo sonriendo Eloisa.
Samuel se estacionó, se acercó a Eloisa.
- Me gustas, tomó su rostro y la beso.
Eloisa se quedó asombrada.
Descansa hermosa, dijo sonriendo.
Eloisa se bajó del auto y camino hacia su departamento.
y edson lesly se enfrenta y ay vuelven a unirse ñas dos empresas y hacen una linda sociedad