No Soy Un Yerno Basura

Después de la pelea con Yayan, Abiyasa se sintió ansioso y preocupado por lo que había sucedido. Yayan estaba muerto y su cuerpo debía ser limpiado de inmediato para evitar sospechas de otros. Abiyasa decidió contactar a Indra, su hombre de confianza que, por supuesto, era muy confiable en todo, incluidos problemas como este.

"Es mejor que entres primero a la habitación, arreglaré todo esto antes de que mamá regrese. Más tarde, cuando todo esté listo, te contaré todo".

Abiyasa le pidió a Ajeng que entrara a la habitación, se limpiara y descansara.

"Pe-pero, ¿cómo está Mas Abi?" preguntó Ajeng preocupada. Por supuesto que tenía miedo porque Abiyasa había matado al hombre que la había atacado.

"Solo cálmate, lo importante es que no salgas de la habitación antes de que yo entre o te pida que salgas". Ajeng asintió con la cabeza, confirmando la petición de Abiyasa.

"Oh, sí, cierra la puerta de la habitación con llave".

Ajeng volvió a asentir, entendiendo lo que Abiyasa le decía. Aunque había muchas preguntas en su corazón en ese momento, Ajeng trató de no preguntar primero.

Abiyasa, que conocía a Indra desde hacía mucho tiempo, era la única persona en la que siempre podía confiar para resolver problemas. Incluyendo algo tan grande como contratar un servicio de limpieza que no mucha gente conocía. Sin embargo, Abiyasa también sabía que contratar este servicio de limpieza sería muy caro. Solo que Abiyasa no quería que su crimen se revelara, por lo que tenía que actuar rápido. Todavía había muchas cosas que debía mantener en secreto.

Después de que Ajeng entró en su habitación, Abiyasa apresuradamente tomó su teléfono celular y llamó a Indra. Después de varias llamadas, Indra finalmente respondió.

"¡Indra, necesito tu ayuda lo antes posible!" dijo Abiyasa con voz entrecortada.

"¿Qué pasa, Mas Abi? Pareces muy asustado", respondió Indra con voz ansiosa.

"Recuerdas al hombre que me seguía, ¿verdad? Él es Yayan, y ahora está muerto. Necesito un servicio de limpieza para borrar los rastros de su muerte", explicó Abiyasa.

Indra guardó silencio por un momento, tratando de procesar la información que acababa de escuchar. Conocía el servicio de limpieza al que se refería Abiyasa, pero también sabía lo caro que era pagar por usar ese servicio. Pero también sabía quién había matado a Yayan, así que tenía que actuar rápido.

"Entiendo, Mas Abi. Déjame ocuparme de todo", dijo Indra con confianza. Definitivamente haría todo lo que Abiyasa le ordenara.

Abiyasa se sintió aliviado al escuchar la respuesta de Indra. Sabía que Indra resolvería este problema de forma rápida y eficaz según sus deseos.

"Muchas gracias, Indra. Realmente necesito la ayuda del limpiador lo antes posible", dijo Abiyasa mientras daba las gracias.

"No te preocupes, Mas Abi. Todo saldrá bien. Me pondré en contacto con la gente que suele hacer este tipo de trabajo, y nadie lo sabrá nunca". Indra dijo con certeza, luego colgó la llamada telefónica.

Abiyasa se sintió un poco aliviado, pero también preocupado por el estado de Ajeng, que había visto su verdadero yo. Además, Ajeng lo había visto matar a Yayan brutalmente.

Después de contactar a Indra, Abiyasa envió un mensaje con información completa sobre el estado del cadáver de Yayan, incluyendo dónde se encontraba actualmente. Abiyasa le pidió a Indra que viniera lo antes posible, antes de que su suegra regresara a casa.

Poco después, Indra envió una respuesta al mensaje que Abiyasa envió con información adicional sobre el costo del servicio de limpieza y confirmando que tres personas vendrían a limpiar el cadáver de Yayan.

Después de aceptar la tarifa que propusieron, que era de 10 mil millones para tres expertos en este trabajo.

Por supuesto, Abiyasa no se opuso, y luego le pidió a Indra que completara la transacción de inmediato. Esperaría a que las tres personas del servicio de limpieza llegaran a su casa.

Poco después, tres profesionales llegaron. Abiyasa se sintió incómodo al ver a estos tres extraños moverse con agilidad y profesionalismo al ocuparse del cadáver de Yayan. No preguntaron mucho, simplemente hicieron su trabajo de forma rápida y eficiente.

Abiyasa se sintió triste al ver a Yayan tendido rígidamente sobre la mesa de operaciones portátil. Nunca tuvo la intención de matar a Yayan, pero la situación empeoró y finalmente tuvo que matarlo para salvar a Ajeng. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero no podía retroceder ahora. Tenía que asegurarse de que no hubiera evidencia que demostrara que Yayan había estado aquí, y que lo había matado.

Después de terminar, las tres personas del servicio de limpieza se fueron en silencio. Todas las pruebas habían sido eliminadas, y no había rastro que indicara que Yayan había estado en esta casa. Los tres oficiales tampoco dijeron una palabra para preguntar o simplemente saludar a Abiyasa.

Eran verdaderamente profesionales.

Abiyasa se sintió aliviado después de que todo terminó ordenadamente. Pero también se sintió agobiado por sus acciones. Se sentía culpable y no sabía cómo lidiar con sus sentimientos conflictivos. Nunca había matado a nadie, y esta era la primera vez en su vida.

Sin embargo, Abiyasa siguió pensando que estaba haciendo esto para proteger a Ajeng, cambiando el destino de su esposa. No tenía otra opción y no sabía qué pasaría si Yayan lograba lastimar a Ajeng, incluso matarla para que lo que había visto en su visión realmente sucediera.

Abiyasa sabía que debía permanecer alerta y cauteloso para evitar las sospechas de los demás. Pero también pensó que Yayan no trabajaba solo sino que era un enviado de otros.

"Ajeng..."

Rápidamente Abiyasa corrió hacia la habitación para ver a su esposa. No quería que Ajeng se traumatizara después de este incidente. Quería asegurarse de que su esposa estuviera bien.

Toc toc toc

"Ajeng, soy yo".

Abiyasa llamó a Ajeng, para que su esposa reconociera su voz. De esa manera, Ajeng seguramente abriría la puerta de su habitación, de acuerdo con sus instrucciones anteriores.

Clek

"Mas Abi..."

Ajeng abrazó inmediatamente a Abiyasa, tan pronto como la puerta de la habitación se abrió. Se había cambiado de ropa, así que Abiyasa estaba seguro de que Ajeng se había bañado desde hacía un rato.

"Lo siento", dijo Abiyasa mientras correspondía al abrazo de su esposa que volvía a llorar.

Finalmente, Abiyasa contó sobre su secreto de tener que pretender ser un idiota durante mucho tiempo.

"Todo esto es por mi seguridad", explicó Abiyasa después de dar una explicación a su esposa.

"En-entonces en realidad todo este tiempo, Mas Abi... ¿Mas Abi es normal?" preguntó Ajeng con el rostro enrojecido, luego se cubrió la cara con ambas manos.

Tal vez Ajeng se sintió avergonzada, porque a veces usaba su ropa de trabajo frente a Abiyasa sin vergüenza.

Abiyasa sonrió al ver el comportamiento tímido de Ajeng después de escuchar su confesión.