Huyendo

Llevo varios días pensando en los cambios que quiere el padre de Samira y no entiendo como alguien puede ser tan despiadado y frio en la vida, ese niño es su nieto y el prácticamente quiere desaparecerlo de la vida de su hija y como resultado de su vida.

Aunque hay una idea rondándome la cabeza también y es la de irme de este país, volver a donde nací con mi familia, allí podré comenzar una nueva vida y hasta podré intentar rehacer mi vida con Samantha, podría adoptar a su hija y que creciera con Esteban como hermanos, eso me encantaría.

Aunque en ocasiones no sé qué hacer, me provoca quedarme solo con mi hijo e irme, pero sé que a le haría falta el amor maternal, lo que me deja con un montón de interrogantes hacia lo que pueda suceder en un mañana.

Hablé con mi abogado y amigo aquí en Brasil para que me dé su asesoría en todo este asunto, por lo que su respuesta fue que aceptara quedarme con el niño, pero el hecho de quitarle el apellido materno al niño era un asunto muy distinto, por ahora recomendaba aceptar las condiciones que ellos estaba ofreciendo y lo del cambio de apellido debía gestionarlo su madre para evitar futuros inconvenientes.

Yo por mi parte he estado un poco distante de ella, no por nada malo, sino que tengo muchas cosas que pensar y no quiero incluirla en mis problemas, ya de por sí sé que Samira ha estado tratando de molestar a Samantha por todos los medios y no me gustaría involucrarla más de lo que está, pero siento que necesito una segunda opinión.

Hoy es el día libre de Samantha y veo como después de darles desayuno a los niños, se cambia de ropa y sale despidiéndose de todos los que se encuentra en su camino, puedo decir que se ha adaptado bastante bien a la casa y a todos los que habitamos en ella.

Así que por mi parte decido salir con mi hijo a pasar el día, necesito salir un rato de esta casa, decido llevar a mi pequeño al zoológico un rato a ver animales y cuando le digo mi idea se alegra muchísimo.

Salimos y pasamos la tarde paseando y viendo animales, puedo notar que se sabe casi todos los nombres, a la vez que me cuenta cosas de ellos, me imagino que esas cosas se las han enseñado en la escuela.

Ya en la tarde, lo llevo a comer un helado cerca de la casa y veo que se acerca una mujer, rubia, ojos azules, delgada, se nota que es de la alta sociedad y veo que lleva a un niño de la mano que saluda a Estefan y veo como este le responde el saludo.

-Hola, ¿eres el papá de Estefan? Yo soy la mamás de Alexander – me dice dándome la mano

-Si un placer, mi nombre es Esteban, si gustan sentarse con nosotros – le digo porque veo a los niños hablar entre ellos y hasta le preguntó por Alexia

-Está bien ¿y su hija? – no entiendo

-¿Qué hija? –respondo

-¿La pequeña que lleva la niñera a la escuela no es su hija? – está preguntando por Alexia

-No, ella no es mi hija, es hija de la niñera – respondo lo más natural posible

-¡La hija de la niñera estudia en la misma escuela que el hijo de su jefe! – no entiendo su expresión

-Si, es una niña superdotada según me dijo la directora del instituto y quise darle la oportunidad de que tenga una buena educación – el rostro de ella era un poema, parecía que la había ofendido

-No me parece correcto que los niños de buenas familias estén relacionándose con los hijos de la servidumbre – ese comentario me hizo molestar de sobremanera

-Si hubiera dicho que es mi hija no le hubiera importado que estudiara con su hijo por el simple hecho de que soy un empresario exitoso y con dinero, pero al ser la hija de la niñera su condición humana cambia, primero que triste la clase de valores que está aprendiendo su hijo, segundo yo pago la colegiatura de esa niña y tercero es una péquela bastante inteligente podría decir que hasta más que algunas personas adultas – le dije mientras la veía de arriba abajo

Noté como la mujer se ponía roja de la ira y se levantaba de la mesa, Estefan y el niño se despidieron, pero de igual manera escuché como la madre  le decía a su hijo que no quería que jugara más con Alexia ni con Estefan, a lo que el niño respondió con lágrimas en su rostro.

Terminé el helado con mi hijo y salimos de ese lugar, algo me decía que esa mujer iba a comenzar a generar problemas, su actitud no me dio buena espina, ya me ocuparía luego de lo que ella generara.

Volvimos a casa y ya Samantha estaba en casa, para mi sorpresa Samira y su padre me estaban esperando, creo que eran las últimas personas que quería ver hoy, después de un excelente día con mi hijo, la noche comienza de la peor manera.

Los saludo y puedo ver como ignoran totalmente a mi hijo, lo que hace que mi rabia surja, por lo que lo llevo a su habitación donde ya se encuentra Samantha con Alexia, no me dice nada pero puedo notar su cara de preocupación.

-¿Sucedió algo con las visitas? – ella niega con la cabeza y voltea hacia donde está Estefan, puedo notar que si sucedió algo

-Ya más tarde me dirás que pasó déjame deshacerme de ellos primero – no sé porque pero le di un abrazo y la besé, algo que nunca había hecho delate de los niños

Su cara de sorpresa era única y las de los niños igual, intenté por todas las maneras posibles actuar tranquilo delante de ellos, le guiñé un ojo a ella y salí de la habitación, respirando profundo mientras cerraba la puerta, necesito estar lo más tranquilo posible para la conversación que tendré a continuación con padre e hija.