El Piloto

Edwin aún recordaba las marcas que ella tenía en su brazo y de por sí antes de llegar ahí no las traía, era muy detallador con las cosas y sabe que ella se encontraba bien antes de pisar esa casa.

—¿Por qué tienes esas heridas en el brazo?

Cristina miro los moretones y los rasguños que le había causado su padre sin importar que lo despreciara no iba a poner a nadie en su contra él solito se iba a encargar de que todos lo odien.

—No pasa nada. Me las rasqué accidentalmente.

después de decir que eso no era nada trabajo Las mangas de su camisa para que no pudieras notar más sus heridas.

—Usted es la Señora Collins. La familia Castillo no la acoge, así que no hace falta que vuelva.

se sintió muy feliz al escuchar Edwin pero en el fondo sabía que ser una pareja Era una simple apariencia y frente al mundo serían una pareja feliz pero a Puerta cerrada Serían como dos extraños que se encuentran viviendo en la misma casa.

- Sé una buena Señora Collins...

bajó la cabeza con los ojos oscurecidos y susurró

— ¡De acuerdo!

Edwin le gustaba estar en tranquilidad sin tanto ruido y que su hogar fuera un sitio donde reinara el silencio, las únicas personas que se encontraban ahí era Raúl y algunos empleados de por sí no le gustaba tener tantas personas allí para sentirse más tranquilo en su propio hogar.

al llegar Cristina se dirigió a la cocina Aunque habían comido algo en la casa de los castillos sabía que ese tipo de comidas no era buena para Edwin Así que decidió prepararle una pequeña sopa para alivianar su organismo, las comidas que habían preparado en la casa de su padre eran muy grasosas y muy condimentadas nada bueno para su esposo.

al salir Le entregó la preparación a lo que Edwin sabía el porqué de esa comida Así que decidió probarla, la sopa que le había dado el día anterior había sido deliciosas Así que está no iba a ser la excepción.

- Edwin, hijo...

Cristina se quedó Servando a la mujer que entró corriendo era muy guapa, muy esbelta y se notaba que era una mujer de clase. lo que se la hacía creíble era que fuera la madre de Edwin pero ya había pasado un día y apenas adivina va a ir a visitar a su hijo.

Cristina observó que la mujer venía como una cabra loca a saludar a su hijo así que se interpuso entre ellos dos pues tenía que evitar todo lo posible que fuera estropear sus piernas apenas están en recuperación y no puede recibir ningún golpe. La mujer de mediana edad Albert joven atravesarse en su camino bruscamente la empujó.

- me imagino que tú eres la hija ilegítima de los castillos quién te crees tú para interponer te entre mi hijo y yo, eres inculta no mereces estar con mi hijo. ni si quieras estás a nuestro nivel No debí aceptar de que tú te casarás con mi hijo eres una vergüenza para esta familia.