LA DICHA QUE ME FUE NEGADA

El agarre perfecto y devastador de las grandes manos del castaño apoyadas en su debilitado cuerpo le hacen pedirle al todopoderoso tener cordura y fuerza para no caer en tentación, pero hasta las oraciones le salían al revés, su mente no podía concentrarse en lo religioso, cuando está perdida en lo lujurioso, Frank era todo lo contrario, no desaprovechada nada, en lo absoluto, si tenía que caer en pecado, lo haría, total ya tenía un puesto apartado con el señor de las tinieblas, astuto y perverso se pegó a su oído, ronroneando como un lobo hambriento...

Te noto tensa...

- Su voz al oído, con ese ronco sonido y el fabuloso aroma de su perfume no solo la hizo mojar las bragas, si hasta su voluptuosidad se erizó, fue como una oleada de vapor que sulfuro su anatomía, pero fue aún más caliente y excitante cuando su masculinidad se pegó a su vientre, aquello fue una dosis de calentura, con las mejillas rojizas, el corazón alterado, su núcleo pulsátil y ansioso, apenas y puede disimular...

Para nada, ¡eso quisieras!...

- Refunfuñó con suspicacia, pero quemándose en vida, el castaño liberó una fuerte carcajada, aun invadiendo su odio y pegándola mucho más a su cuerpo...

- ¡Por supuesto que eso es lo que quiero!... más que quererlo, lo deseo, deseo llevarte a un lugar privado, solos tú y yo, y que lleves algo muy sexi puesto, un vestido rojo, tan rojo como la misma sangre, y debajo de él, una diminuta lencería negra, para después amarrarte, y convertirme en tu cárcel y por supuesto serás mi reclusa, y hacerte lo que se me dé la gana, que grites mi nombre suplicando más, ya no eres una niña Maylu, eres toda una mujer, una que merece gozar el verdadero placer... - La repentina confesión de Frank paraliza los sentidos de Maylu quien se detiene de golpe, y lo aleja con delicadeza, viéndolo con terror, ya que nunca ningún hombre le habría susurrado cosas indecorosas al oído...

- Mientras tanto Laura ríe en el rincón, dándole las gracias al profesor por seguirle el juego, era muy evidente que tal baile de los padrinos no existía, pero cuando se percataron del semblante de Maylu, dieron fin a su travesura...

¡Magnífico! Maravilloso baile, ¡qué química!

- Manifestó con entusiasmos el profesor, entre tanto Maylu obnubilada, susurra a baja voz...

¡Madre de Dios!... - Posando su mano en el pecho, con la temperatura fuera de sus niveles naturales, balbuceo aquello entre dientes, Frank hizo lo que habitualmente hacía, guiñar el ojo con malicia y perversión, dejándola en una nube lejos de la realidad...

- Las clases han culminado, Maylu todavía presiente esas palabras en su oído, rumbo a casa de los Montebello, en completo silencio, se transportó a esa escena, tal y como el castaño la describió, el solo hecho de imaginar sus labios probando los suyos, sus ansiosas manos recorriendo su cuerpo y despojándose de su ropa, le erizó la piel, un deseo oscuro la invadió, su garganta sedienta no logra tragar la saliva adecuadamente...

Frank Montebello, eres un bastardo que me mueve el piso...

- Musitó apretado los dientes muy agobiada...

- El cielo se oscureció, Maylu y Laura se terminan de alistar, la rubia le ha propuesto pasar una noche entre copas y baile, para despejar la mente, y está acepto, aunque supo que seria en el bar de Frank, le restó importancia, no podía pasar todo el tiempo huyendo de él, mucho menos si está viviendo bajo su mismo techo, ¿Qué más daba?, ¡inclusive! Parecía que el destino se empeñaba en juntarlos siempre...

- Luego de aplicar su fino perfume y tomar su bolsa, bajo hasta la sala principal donde la esperan Laura y Marcos, no se podía negar que Maylu se habría esmerado en su atuendo, más aún si iba a estar en el mismo sitio que el castaño...

- Al llegar, quedó impresionada de lo elegante y sofisticado del bar, por momentos llegó a pesar de que era sencillo y nada fuera de lo normal, pero sucedió al contrario, era un club bastante refinado, de alta alcurnia, la música es perfecta para el sitio, las mesas de vidrio casi que brillaban, y lo mejor era que no cualquiera podría entrar, brindando con eso seguridad a sus clientes, los ojos de Maylu detallen minuciosamente, se sintió orgullosa del castaño, le agrado que no haya sido tan inmaduro con su futuro y logrará ser dueño de un negocio bastante presuntuoso...

- La rubia la llevo hasta la zona VIP, una vez ahí, ordenaron un par de cócteles y para Marcos una cerveza de la mejor marca, aprovechado la tranquilidad del momento, continúan planeando la fiesta de compromiso y todo lo demás, de pronto las tres copas de piña colada han hecho efecto en Maylu, por ende bajo hasta el primer piso en busca del baño, luego de preguntar a un par de chicas, logra llegar, revisando su aspecto en el espejo, retoca su labial, después de unos minutos sale, la canción del fondo la hace tararear, mientras tanto juega con un mechón rebelde de su cabello, caminando con elegancia y capturando la atención del público masculino, Maylu sigue su rumbo, pero no fue muy difícil notar la penetrante mirada del castaño, confusa se detiene al verlo, pero no estaba solo, junto a él, dos chicas más, una muy amena sobre su regazo, acariciando su barbilla y la otra hablándole al oído, sirviéndole un trago, pero sobre todo no logro ignorar lo bien que se veía...

- La escena le recordó a esa fatídica de seis años atrás con la rubia, únicamente que está no dolió, tampoco la decepciono, mucho menos la impresionó, Maylu no esperaba nada bueno del castaño, mucho menos ahora, por ende siguió su camino, relajada, no había motivos porque estar triste, al contrario, se agradeció a sí misma, haber sido fuerte y tener temple y coraje para no haber caído en sus garras...

- Marcos y Laura están ahora en la pista, Maylu ordena otro trago, mientras su teléfono vibra, al sacarlo se da cuenta de que es un correo importante y se detiene a leerlo con mucha curiosidad, era de su trabajo, no podía pasarlo por alto, su concentración se quedó allí, hasta que una sombra sobre ella, la hace alzar su mirada...

- ¿Todo bien por aquí? ¿Te han atendido como es debido? ¿Necesitas algo? - Le interroga el castaño, muy serio y caballeroso, Maylu suelta el móvil viéndolo en todo momento...

- ¡Si! Todo perfecto, tranquilo, ya ordene otra bebida - Respondió con la misma amabilidad que el castaño usó...

-¿Puedo? - Pregunto señalando hacia el asiento, para poder sentarse a su lado...

- ¡Por supuesto! Adelante, Laura y Marcos no tardan en volver - Frank ahora está más cerca, Maylu prefirió continuar con su teléfono y omitir cualquier contacto, pero el castaño pensaba todo lo contrario, encendiendo lo que sería un cigarrillo, la mira...

-¿Espero no te incomode? - Maylu lo observó con desdén, odiaba el olor del cigarro...

- Ya lo encendiste, ya que - Exclamó recorriéndolo con la mirada, y fingiendo una sonrisa amable, el sarcasmo en sus expresiones no pasaron desapercibidas por Frank, levantando la ceja ríe desmesurado...

- Veo que no soy de tu total agrado, te fastidia mi presencia, y es lamentable, la verdad, porque pudimos ser muy buenos amigos, íntimos, para ser exactos - Eso último lo susurró a su odio, Maylu apretó las piernas y cerró los ojos...

- Frank, si el cinismo tuviese cara, sin duda alguna sería la tuya - Expuso tajante y serena - Porque hay personas descaradas, y después estás tú, ¡¿Amigos!? ¡Es en serio!, Frank, tú no eres amigo de las mujeres, mucho menos cuando únicamente las busca para objetivos personales y sexuales - Acercando su cuerpo, corto distancia, seductora, pegando su rostro al del castaño sin perder el contacto visual - Y yo ya no soy la niña de quince años que se dejaba engañar y permitía que hicieras conmigo lo que te diera la gana, mucho menos soy la clase de mujer que se quiere colar en tus sabanas, he tenido mejores candidatos, mejores prospectos de sementales lanzando propuestas, pero si algo entendí en esta vida, es que siquiera los necesito para un buen sexo, porque créeme, con un aparato vibrante dentro de mis piernas, yo misma me puedo dar placer, no es obligatorio un ser diciendo mentiras para ello, ¿me hago entender? ...

- Frank quien retiene hace mucho el humo del cigarrillo en su boca, gira su rostro para liberarlo, después de ello, se devuelve hacia la testaruda Maylu, pero está vez, dejaría muchas cosas claras, cosas que en su momento no tuvo la oportunidad de decir...

- ¡Si! Soy un cínico y descarado, acepto mi culpa, no soy un santo y no lo seré jamás, pero te voy a explicar algo Maylu Obregón, y óyeme bien, hace seis años lo tengo atravesado en la garganta, cuestiones de la cruda vida, no me permitió decirlo, pero ¡basta! - Cerrado más el espacio con su cuerpo, ahora la tiene atrapada y sin salida, con el corazón latiendo fuerte - Eras apenas una niña, solo una niña, y muy a pesar de mi corta edad, yo ya sufría las necesidades carnales de un hombre, habría probado lo que es el sexo, y como cualquier simple inmortal, me llenaba de ansias, de deseo, deseo que tú muchachita provocabas, ¿Cómo? ¡Muy simple! Cada vez que te besaba, en cada momento que tu exquisito cuerpo tocaba el mío, pero respetuoso me alejaba, tomaba distancia, no era, ni soy un cerdo que se iba a aprovechar de ti, jamás, por ende, debí buscar un comodín, y es ahí donde entra ella, la rubia accesible que viste esa noche, esa con quien tendría sexo imaginado que eras tú, no tenía más alternativa, quise retener las ganas, la sucia ansiedad, pero cada beso contigo era peor, convirtiéndome en un animal en celo, yo no sabía que irías, de haber sido así, jamás, óyeme bien, jamás me hubiese acercado a ella, pero ahí estabas, viéndolo todo, y sacando tus propias conclusiones, ¿Me hago entender?...

- Maylu ya era lo suficientemente madura, como para saber que esa explicación no tenía fallas, habría pasado seis años de su vida, odiando y señalando al castaño, tonta y ridícula se sintió, ahora estaba muda, no podía seguir en el plan de víctima, realmente nunca lo fue, en la psicología de la vida de un hombre, eso sucede, y Frank solo era un chiquillo, pero igual, uno que a esa edad mantiene muchas curiosidades y experimenta cosas, parpadeando un par de veces, intenta salir de su estado de shock, Frank sigue allí, sin mover un solo músculo...

- No niego que un par de revistas al principio ayudaron, pero ya no era suficiente, y no quiero que pienses que esto es una excusa, ¡No! Es solo la cruda verdad, igualmente me disculpo, porque si esa noche te hubiese entregado a tu madre, quizás pudo ser diferente, y me habría encargado de desenmascarar a la HDPTA de Rosaura, lamento que hayas enfrentado toda la culpa tú sola - Los ojos de Maylu ardían con la fuerte necesidad de llorar, comprendió que su niña interior estaba ahora feliz y tranquila, Frank nunca la engañó y tampoco quiso hacerle daño, solo fue el cruel destino quien se encargó de hacer su jugarreta, obnubilada le faltan palabras ¿Pero qué le diría?...

- Maylu es salvada por la campana, justo en ese instante Laura y Marcos vuelven muy sonrientes - ¡Maldición! Los interrumpimos - Exclama la rubia con un par de copas de más en la cabeza, Maylu siquiera le presta atención, está aún digiriendo cada palabra de Frank...

- No Lau, no interrumpes nada, Maylu siquiera me da la hora - El castaño bebe en un solo sorbo su whisky, pero uno de sus empleados se acerca para decirle que tiene a alguien importante en su despacho, excusándose se marcha, al oír de quién se trataba, resopló con fastidio, Montebello tenía un par de clientes muy importantes, gente de poder que visitaban su bar en busca de chicas lindas, esas que por un fajo de billetes corrían a sus pies...

- ¡Roberto amigo! Que gusto verte, dime ¿para qué soy bueno? - Sentándose en su amplia silla, se dispone a entablar la conversación, sobando su rostro agotado...

- Frank Montebello, que pena interrumpir, pero la verdad las ganas me pudieron, sabes que no suelo molestarte para estas cosas, ya que yo mismo o mi gente se encarga de ello, pero puesto que te vi con esa divina mujer, me vi en la penosa tarea de hacerlo - Frank se puso serio, entre cerro los ojos, sospechando lo que su cliente querría...

- ¿A qué te refieres Roberto? - Le pregunto frío y cortante...

- ¡Vamos Frank! Me conoces, soy un hombre que ama la variedad, y esa hermosa chica no la había visto jamás, ¿Quién es? La quiero para mí - El castaño negó inmediatamente con la cabeza, sabía que se refería a Maylu, ya que esté conocía a su hermana...

- Lamento decepcionarte Roberto, pero esa exquisita mujer, como la llamas, me pertenece, es mi novia, la única que ha sido capaz de atraparme, así que por esta vez te quedarás con las ganas - Mintió para alejarlo de insofacto, Roberto era un cerdo, y lo último que querría era verlo a él o a otro hombre cerca de Maylu...

- ¡Si! Tan raro, porque antes de sentarte a su lado, ella te vio muy cómodo con dos mujeres más, yo mismo fui testigo, digo, no es que lo dude mi estimado amigo, es solo sospechoso, que no te haya hecho una escena de celos, un reclamo, la dama en cuestión siguió su camino, sin importarle tu nefasto comportamiento, ¿No será que a ti te llamo la atención tanto como a mí, y no quieres compartir? - La temperatura y la ira sofocaron a Frank, tampoco se dejaría intimidar...

- Maylu no es la clase de mujer que hace espectáculos, es una muy decente, pulcra, ni se te ocurra acercarte a ella Roberto, si me crees o no, sinceramente no es mi problema, ahora si me permites, tengo una disculpa que terminar con mi novia - Poniéndose de pie, Frank da por terminado la incómoda conversación, pero su cliente, no se daría por vencido...

- Perfecto señor Montebello, total sabe usted muy bien que cuando estoy encaprichado, soy muy insistente - Culminó de decir aquel hombre para luego girarse sobre sus talones, Frank salió rápidamente, volviendo hacia su hermana y Maylu, también ordenó vigilancia extrema para ellas, poniéndose a su lado, mirando a los alrededores, la toma de la cintura, el sorpresivo agarre fue toda una ola de escalofríos para Maylu, quien muy a pesar de su disculpa e inocencia, intenta alejarlo...

- Maylu, necesito hablar contigo, ¿podemos ir a mi oficina? - Le pregunto con un semblante de preocupación en el rostro...

- ¡Estás pálido! ¿Pasa algo? - Frank no la suelta, Maylu al verlo así, tampoco lo aleja, de pronto los ojos de su cliente estaba sobre ellos, levantando su copa, los ve con morbo, aquello fue un trago amargo para el castaño...

- ¡Maldición! - Refunfuña a punto de perder los estribos, preocupando a Maylu...

- Frank, me estás asustado, ¿qué sucede? Mírate, parece que vas a estallar en cualquier momento, y además me estás lastimando - Se quejó del fuerte agarre que esté le hacía...

- Maylu, mírame, solo mírame a mí, no gires la cabeza para otro lado - Le musito, llevándola más a su torso - lamentablemente tengo algunos clientes que piensan que por su poder y dinero pueden hacer lo que quiera, tal parece señorita Obregón, que llamaste la atención de uno de ellos - Maylu arrugó el rostro, confundida...

- ¡¿Qué?! - Susurró absorta..

- No vayas a mirar a ningún lado, tranquila, no va a pasarte nada, solo que ese cerdo al verte conmigo, quiso negociar, pensando que eres el tipo de mujer que se mezcla con él, por ello me vi obligado a decir que tú y yo somos novios, solo así, lo mantendré lejos, ¿Qué te puedo decir? Me he ganado un respeto, lo siento, pero debemos fingir...

- Maylu, libera una gran carcajada - Eres muy inteligente, por poco me la creo, ¿qué dijiste? Con eso me la gozo como quiera? Ya Frank, déjate de inmadurez y suéltame, ¡vamos! Busca a esas chicas que tenías sobre ti y diviértete con ellas, no te niego que tu argumento fue bueno, pero ya, lo nuestro hace mucho llegó a su fin... - Apartando al castaño, se sienta y busca su copa, Frank no sabe como convencerla, hasta que una voz peculiar los saluda...

- Frank, que pena interrumpir, pero quería saber si esta deslumbrante dama desea bailar conmigo - Maylu levanto sus ojos hacia el extraño hombre, ese que le ocasiono grima...

- No gracias, no bailo - Manifestó llevando el trago a sus labios...

- Viste Roberto, créeme no vas a lograr nada - Espetó furioso Frank...

- Dile tu muñeca, explícale que tenemos una relación íntima, ya que a mi no me cree - Sugirió el castaño, apretando los puños, Maylu con dificultad trago, abriendo sus ojos como platos...

- Pero es cuestión muy extraña Montebello, porque yo vi cuando te rechazó, eso no es actitud de "novios" - Fue allí donde Maylu supo que todo era verdad...

- Es porque aún está molesta, recuerda que me vio con dos chicas - Mirando a Maylu, procede con su actuación...

- Lo siento princesa, me dejé llevar, espero me disculpes - Refutó rogando al cielo para que Maylu reaccionara, pero la pobre estaba pasmada...

- Si, si es mi novio, obvio que lo es, y quisiera que eso a usted y a esas pirujas resbalosas les quedara claro - dándose la vuelta hacia Frank, continua la disputa - Pero eso es tú culpa, no me das mi lugar Frank Montebello, si actuarás como un hombre comprometido, nada de esto ocurriera, pero tal parece que debo gritarlo a los cuatro vientos - Frank siente un alivio, llorando Maylu se recuesta en su pecho, y esté acaricia su cabello, besando su coronilla...

- Disculpa Roberto, pero debo terminar esta conversación con mi prometida, ahora si me permites - Maylu, ahora está a su lado, entre tanto Frank no la suelta, su cliente no queda muy convencido, pero igual se aleja, los empleados y clientes son testigos de la escena, Laura y Marcos que se hallaban en la pista no comprenden ¿que pasó? pero no iban a interrumpir...

- ¿Estás bien? - Alzando su barbilla preocupado, y observándola, le pregunta con mucha angustia...

- Si, eso creo, perdón por no creerte, estoy temblando, ese tipo me dio mucho miedo Frank, no me dejes sola, por favor - Le suplicó, el castaño se indignó por el mal momento que Maylu tuvo que pasar, si lo primero para él, era el resguardo y seguridad de sus clientes, y más aún de sus allegados...

- Por supuesto que no te voy a dejar sola, ven, vamos a mi oficina, estás fría - Tomados de la mano caminaron rumbo hasta el despacho del castaño, los allí presentes entre ellos los meseros y demás, comprendieron que su jefe ya no era un hombre libre, con aquella escena los murmullos no se hicieron esperar, la desilusión en las mujeres que lo aclamaba fue inédita...

- Maylu por las copas y todo lo sucedido, tenía el estómago revuelto, la cabeza parecía explotar, y un mareo la incomoda, Frank le ofrece un vaso de agua, mientras la ayuda a sentarse en el amplio y lujoso sofá, poniéndose junto a ella, intenta que mejore, su rostro pálido le inquieta...

- Creo que lo mejor será ir a casa - Le susurró acariciando su mejilla, Maylu hizo lo mismo, la distancia se acortó, saboreando sus labios, intentan revivir esos magníficos besos de su adolescencia...