Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.
Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.
Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.
Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.
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Capítulo 22
Kate abrió los ojos justo antes de que sonara la alarma. Era apenas las seis de la mañana, pero tenía que levantarse, tenía un montón de trabajo y hoy su otro compañero le mostraría lo que había encontrado sobre esas personas mencionadas por el cliente.
Se había tomado un par de días para esto y para poder dormir bien, que la vigilancia sobre Louis James ha sido bastante productiva, pero ella era un ser humano no un robot, también necesitaba reponer fuerzas. Antes de poder levantarse un par de brazos fuertes la apretaron por la cintura, envolviéndola con fuerza. Su espalda chocó con el fuerte pecho del hombre detrás de ella y pronto sintió un cosquilleo en su cuello cuando sintió la respiración de él.
El besó en la nuca erizó su piel y el miembro duro que rozaba en sus nalgas, hiso que su centro se humedeciera. Sintiéndose avergonzada de la reacción de su propio cuerpo no habló por un momento, esperando que el hombre volviera a dormirse, pero se llevó la sorpresa de ser acorralada por él, quien la miraba con una agudeza que la dejaba siempre sin aliento. No la miraba con molestia sino con cierta amenaza a lo que sucedería a continuación.
-Nat – murmuró ya con la respiración acelerada y ni siquiera la había besado todavía – Necesito levantarme…
-Lo sé – miró su rostro y detalló cada centímetro de su rostro y cuerpo – No será largo.
Kate quiso preguntar a qué se refería pero sus labios fueron cubiertos por la boca de él, quien devoró con avidez cada centímetro de su boca, chupando y mordiendo, suavizando todo el cuerpo de Kate hasta que emitió un gemido, para luego dejar escapar un jadeo alto ante la invasión repentina en su intimidad. Él ya le había abierto las piernas y empezó a moverse con furia, sacudiendo el cuerpo de ella, sintiendo que volaría sino se hubiera agarrado de las antebrazos fuertes de él y rodeado su cintura con las piernas. Anoche habían hecho de todo en su departamento, y habían comenzado no más llegar. Desde la sala, hasta su habitación y un momento en el baño para luego volver a la cama.
Fue duro y suave al mismo tiempo, besó cada centímetro de su piel y admiró la resistencia física de ambos al no sentirse tan agotada al despertar, pero ahora sentía que iba a morir. Anoche fue intenso por lo que su parte escocía un poco y sin embargo no le pidió que se detuviera porque estaba disfrutando del desenfreno de él temprano en la mañana.
Ante el ataque duro y sin descanso, pronto alcanzó el clí*max y no tardó para que él también llegara. Él intentó sacar su miembro antes de alcanzar el or*gasmo, pero ella se lo impidió apretando más las caderas de él con sus propias piernas.
-Estoy – jadeó – Estoy tomando la píldora…
Nataniel la miró por un segundo antes de dejarse llevar y vaciarse dentro de ella, enterrando la cabeza en el cuello de ella y mordiendo con moderación.
Luego del intenso ejercicio, Nataniel alzó la cabeza y rozó con su boca la mandíbula de Kate con mimo hasta llegar a sus labios y besar con placer. Ella le correspondió a pesar de la falta de aliento y se quedaron unidos por al menos un rato, hasta que el teléfono de Kate sonó en medio de la tranquilidad entre los dos.
Kate estaba a punto de cerrar los ojos cuando el sonido de su teléfono la sacó de la somnolencia y al ver la identificación de la llamada ya no pudo quedarse quieta. Se removió porque Nataniel aun no la había soltado del todo.
-Tengo trabajo – al fin pudo levantarse y corrió al baño aun cuando sus piernas dolían – Ya es tarde – le reprochó al hombre pero solo escuchó su risa ronca.
Nataniel la vio entrar al baño pero él no se movió por un rato, sin embargo, también tenía cosas que hacer por lo que se levantó y se vistió si tomarse una ducha, se la tomaría en su departamento, mientras tanto, el aroma a sexo aún permanecía en su piel pero no le tomó importancia.
***
Kate llegó al edificio donde estaba su oficina, pero antes de salir del auto, fue jalada y besada con pasión, mareándola. Le dio una mirada enojada al hombre en le volante, pero él solo sonrió con cinismo. No tenía el tiempo de regañarlo por lo que dejó que se saliera con la suya y bajó del auto, apresuró el paso a su oficina encontrándose con su compañero sentado comiendo unos pastelitos rellenos de crema de vainilla.
Cuando su compañero la vio casi se atraganta, abrió la botella de agua a su lado y se tomó varios tragos hasta que la sensación de asfixia se fue, se pasó la mano por la boca y asintió.
-Como que a alguien se le pegaron las sábanas.
Kate llegó a su asiento y se detuvo un momento por el comentario recordando lo intenso que fue Nataniel no más despertando. Sintió su rostro sonrojarse, pero suspiró con fuerza para sacar el bochorno que sentía.
-Lo siento Mel, me quedé dormida – se sentó y ajustó sus emociones – Ahora si puedes…
Mel asintió, dejó de lado sus pastelitos y sacó de su bolsa de cuero un sobre manila. Dejó el sobre en la mesa y mientras Kate revisaba los documentos, él aprovechó en continuar comiendo sus pastelitos. No había desayunado y tenía antojo de algo dulce y grasoso por lo que no pudo evitar comer con más entusiasmo su comida.
Kate sacó la información y leyó los papeles uno por uno, sintiendo sorpresa y conmoción. Alzó la cabeza.
-¿esto es… verdad?
Mel la miró con cierta molestia.
-Oye – tragó el bocado – Soy un investigador, ya me he cerciorado.
-Ya lo sé, solo – Kate suspiró y se llevó las manos a la frente aun sorprendida – Esto es bastante increíble, parece sacado de una novela de mal gusto.
Mel asintió.
-Que parezca telenovela barata no significa que no podría ser cierto.
Kate asintió y no supo cómo proceder. Debería llamar a su empleador, sin embargo, qué haría ese hombre con esta información. Se estremeció pensando que el mundo empresarial y de noticias estaría muy activo si esto saliera a la luz. No obstante, era su trabajo entregar la información, ya había recibido parte de la paga, no podía no entregar el trabajo.
Suspiró.
-Bien – guardó de nuevo la información – Te transferiré el dinero más tarde.
-Está bien – se levantó Mel, se sacudió las migajas de su traje, tomó sus cosas y se marchó – Nos vemos, tengo otras cosas que hacer.
Kate sacudió la mano. Vio el sobre y no tuvo más opción que llamar. Ella cumplió con su trabajo, lo que sea que quiera hacer el cliente con ello no era de su incumbencia.