Max es un hombre lobo de ojos azules que quita el aliento. Tiene un cuerpo musculoso y una estatura imponente. Es el futuro alfa de la manada "SilverClaw", pero no se siente digno de ese título. Su padre, un líder cruel y tirano, que lo humilló y maltrató desde pequeño. Todos lo ven como un hombre lobo débil, cobarde y sumiso. No tiene confianza en sí mismo, ni en su capacidad para gobernar, proteger o amar. Es el rey de la nada, y todos lo desprecian. Su lobo se llama Logan, es un lobo gris con reflejos azules. Él y Max nunca estuvieron de acuerdo con la forma en que su padre dirigió la manada. Ellos son protectores y fuertes, pero su padre les hizo daño a ellos, a su gente, llenándolos de inseguridades. Logan sueña con encontrar a su compañera, pero Max tiene miedo de que lo rechace, como lo hace su manada.
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Un pequeño gesto (Max)
Después de una hora de correr por el bosque, llegamos a los límites de la manada WhiteMoon. Nina no paraba de reír con las bromas de Drew. Yo sabía que no podía cruzar la frontera. Si lo hacía, habría una guerra entre las manadas. Me agaché para despedirme de la niña. Le expliqué que, así como ella necesitaba el permiso de su papá para entrar en otra manada, nosotros también debíamos respetar ese límite. De pronto, salieron tres lobos gruñendo, seguidos por el alfa de la manada.
—¡Alfa Warrick! ¡Suelte a esa niña ahora, o le disparo! — amenazó el alfa de la otra manada, apuntándonos con un rifle, que obviamente tenía balas de plata.
Drew y yo levantamos las manos y retrocedimos unos pasos. Queríamos demostrar que no éramos una amenaza. Escuché el sonido de un arma cargándose.
—¡No! — gritó la pequeña, poniéndose delante de nosotros —. Ellos me salvaron de uno malo. Ellos me dieron esto — y mostró con cuidado la flor. Uno de los lobos se transformó en humano e intentó quitarle la flor a Nina.
Sin pensarlo, mi cuerpo se movió para protegerla y evitar que le arrebataran la flor.
—¡Esa flor es de ella y de nadie más! — dije con voz de alfa, aunque sabía que ellos no eran de mi manada.
—Ustedes, retrocedan. La flor es de Nina y ella decidirá qué hacer con ella — gruñó el alfa de WhiteMoon, haciendo retroceder a los suyos. Su mirada era dura, pero también mostraba algo de curiosidad y sorpresa.
—Tranquila, princesa. Nadie te va a hacer daño. Tú tienes la flor y puedes curar a tu papá — le dijo Drew a Nina con ternura.
—Te lo juro — le dijo el alfa con solemnidad a Nina. Parecía reconocerla como una de los suyos.
—¿Cómo dos lobos de SilverClaw pueden proteger a una niña cuando su alfa...? — no lo dejé acabar.
—Porque ahora yo soy el alfa, y no soy, ni seré como mi padre. Pero entiendo que tu deber es proteger a los tuyos. Deja que Nina se vaya con su padre, y aceptaré el castigo que me impongas — le dije con firmeza.
No quería pelear con él, solo quería ayudar a la niña. El alfa de WhiteMoon bajó el rifle y soltó una risa. Me miró a los ojos y dijo:
—No te voy a disparar, alfa Warrick. Veo que eres diferente a tu padre. Él nunca habría salvado a una niña de mi manada. Él solo quería destruir.
—No soy como él. Él era un tirano y un asesino. Yo solo quiero paz entre nuestras manadas. Pero muchos de mis lobos no lo entienden. Ellos quieren vengarse por la muerte de mi padre y atacar a WhiteMoon. Yo no lo voy a permitir. La culpa fue de SilverClaw por asaltar a WhiteMoon — le dije con sinceridad, esperando que me creyera.
—No confío del todo en ti, alfa Warrick. Pero tal vez podamos entendernos de a pocos. Tal vez podamos evitar más derramamiento de sangre. Pero tienes que controlar a tus lobos. Si nos atacan, no tendré piedad — me dijo con seriedad.
—Lo sé, alfa Stefan. Haré lo posible por mantener a mis lobos a raya. Si podemos dialogar, quizás podamos encontrar una solución — le dije esperando sonar lo más sincero posible.
—Está bien, Te daré una oportunidad. Pero no la desperdicies. Y ahora, deja que Nina se vaya con su padre. Él la está esperando.
—Gracias—le dije al alfa.
— Adiós, Nina. Cuídate mucho y cuida a tu papá. Espero que la flor lo cure — le dije con cariño, dándole un último abrazo.
—Adiós, Max. Gracias por todo. Espero que la luna te cuide — me dijo sonriéndome.
—Adiós, princesa. Eres una niña muy valiente y especial. No lo olvides — le dijo Drew con admiración.
—Adiós, Drew. Eres muy divertido y bueno. — le dijo Nina, abrazándolo.
Nina se fue con el alfa Stefan y los otros lobos. Drew y yo nos quedamos mirando cómo se alejaban. Sentimos una mezcla de alivio y tristeza. Habíamos salvado a la niña, pero no sabíamos si volveríamos a verla. Habíamos hablado con el alfa de WhiteMoon, pero no sabíamos si podríamos confiar en él. Habíamos hecho lo correcto, pero no sabiamos que debíamos hacer más.
TENDRIA QUE TENER EL MISMO NOMBRE VOLÚMEN 2