La Reencarnación De La Duquesa

Al caer la tarde, Jade caminó por el jardín del Palacio. Se detuvo al ver a Carlota ser sacada del palacio en muy malas condiciones.

La mujer fue azotada por los guardias del Conde. Al perder el conocimiento, el sumo sacerdote pidió piedad por su esposa.

Una leve sonrisa apareció entre los labios de Jade, hizo un gesto con su mano para que su sirvienta se acercara.

_____ Investiga que pasó con ella.

_____ Enseguida, su majestad.

La sirvienta de Jade se alejó, ella continuó caminando por el Palacio. Hasta llegar al lago, donde muchas veces solía ir cuando era niña.

Los recuerdos de su niñez vinieron a su cabeza. Miró los patos dentro del agua nadando por todo el lago. Se veían tan hermosos.

Poco tiempo después Isabela se acercó a ella. Se enteró de lo que había pasado con Carlota, sintió lastima por ella, pero, no iba a hacer nada para impedirlo.

Los azotes no fueron solo para Carlota, sino también para Isabela. Fue una advertencia del Conde para su esposa. Isabela lo interpretó enseguida, así que no volvería a interferir por Carlota ni por nadie más.

_____ Es mi sitio favorito.

Jade volteó a ver de reojo a su hermana. Isabela hace una leve reverencia frente a Jade.

_____ El mío también, desde que era muy niña. ___ Contestó Jade.

_____ ¿Qué pretendes? ¿Ocupar de nuevo el lugar que me corresponde como Condesa?

_____ Deberías haberte cortado la cabeza desde hace mucho tiempo, ¿cómo crees que voy a desear ser una Condesa, cuando tengo un título más alto en el tuyo?

_____ Crees en verdad que voy a querer ser una Condesa cuando soy una Duquesa. ___ Jade se burló de su hermana.

_____ Hermanita, tú y yo nos parecemos en muchas cosas. Compartimos el mismo vientre y ambas somos ambiciosas. Mejor dime, ¿cómo fue que lograste casarte con el Duque, y dale dos hijos?

La sonrisa en los labios de Jade se hizo más grande.

______ No, mi querida hermana. Aunque hayamos compartido el mismo vientre, tú y yo somos totalmente distintas.

______ Ve tu reflejo y ve el mío. ¿Notas la diferencia?

_____ Yo soy una piedra valiosa y aunque hayamos compartido muchas cosas, no dejas de ser solo una piedra.

Isabela tenía muchas ganas de levantar su mano y dejarla caer en la mejilla de su hermana. No obstante, controlo sus sentimientos de otra manera su cabeza sería cortada.

_____ En mi corazón existe bondad, mientras en el tuyo solo existe maldad.

______ ¿Cómo pudiste intentar en contra de su majestad? ___ Dijo Jade.

______ Somos hermanas. No deberías guardarme rencor.

______ ¿Hermanas, tú y yo?

______ Se te olvidó que hace 5 años rompieron todo vínculo conmigo. Me arrojaron al barro y me humillaron delante de todos.

______ Ahora me llamas hermana... No, Isabela, Elizabeth murió hace cinco años y la mujer que ves delante de ti se llama Jade, la Duquesa.

Isabela soltó una leve carcajada y dijo.

_____ ¡¿Te crees perfecta?!

_____ ¡No lo eres! Ante los ojos de los demás eres una vil traidora, aunque ahora vistas de blanco. Tu cuerpo está manchado por las manos de un hombre impuro. Debieron apedrearte.

Antes de que terminara de hablar; Jade sostiene el brazo de su hermana y la empujo hacia delante. Quedando cara a cara.

La respiración de ambas estaba acelerada.

_____ Juro por los dioses que te destruiré y no habrá quien se acuerde de ti.

El odio que Jade sentía por su propia hermana se veía reflejado en sus ojos. Isabela también odiaba a su hermana con toda su alma.

Si pudiera matarla lo haría una y mil veces lo haría. Isabela apretó sus puños con fuerza.

Elizabeth fue sacada de la ciudad y nombrada traidora, ¿Cómo podía ser posible que se convirtiera en la Duquesa?

Odiaba que los dioses favorecieron solo a ella.

Jade se alejó de su hermana y fue a leer un rato a la biblioteca. Mientras tanto, Isabela salió del Palacio del Conde. Subió al Carruaje custodiada por varios guardias.

Pasaron varias horas, ya estaba oscureciendo, cuando llegó al templo de su padre.

La última vez que piso el templo era una niña de brazos. Fue solo para ser presentada ante los dioses y luego fue llevada a su hogar.

Isabela sentía miedo, había escuchado tantas cosas del templo, su madre guardaba celosamente tantos rituales que hacía como ofrendas a los dioses.

_____ Su majestad, ¿está segura de entrar?__ La sirvienta de Isabela cuestionó la decisión tomada.

_____ Todos quédense aquí. ___ Ordenó Isabela.

Sin decir nada más, Isabela entró al templo. En ese momento sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

Tal vez eran por los nervios de ser descubierta. Si alguien más sabía que había entrado al templo sin el permiso de su padre, sería azotada mil veces peor que Carlota.

Contra todo miedo, Isabela entró hasta los aposentos de los dioses, quedando atónita por todo lo que veía.

Sus manos comenzaron a temblar y las unió. Se acercó a los rituales que su padre tenía frente a la diosa. Se arrodilló frente a ella.

..."Si me ayudas a deshacerme de mi hermana para siempre, juró entregarte la vida de Carlota y la de la madre Condesa"...

Isabela siguió de rodillas frente a la diosa hasta que empezó hacer un viento. Un libro muy antiguo cayó a lado de Isabela.

La mujer se asustó tanto que abrió los ojos. Miró el libro con atención y lo levantó. Leyó con atención lo que decía y fue a buscar el ritual.

Al encontrarlo, salió del templo guardando entre su vestido la pócima que usaría para quitar de su camino a su hermana.

Al volver al Palacio del Conde, Isabela fue directamente a sus aposentos. Pidiendo estar a solas.

Sacó lo que llevaba del templo y también el libro. Lo leyó una y otra vez, no podía cometer errores. Cualquier mínimo error le costaría la vida.

Después de leerlo lo guardó muy bien, en un lugar donde nadie pudiera encontrarlo. Mandó llamar a las doncellas más hermosas del Palacio y escogió a la más parecida a su hermana..

A diferencia de Jade, la chica tenía el cabello negro, ojos grandes de color marrón, labios delgados y finos.