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Debajo del Piso 32 – Un Romance Prohibido

Debajo del Piso 32 – Un Romance Prohibido

Status: Terminada
Genre:CEO / Romance / Yaoi / Secretario/a / Reencuentro / Romance de oficina / Grumpyxsunshine / Completas
Popularitas:36.2k
Nilai: 4.8
nombre de autor: jooaojoga

Thiago Andrade luchó con uñas y dientes por un lugar en el mundo. A los 25 años, con las cicatrices del rechazo familiar y del prejuicio, finalmente consigue un puesto como asistente personal del CEO más temido de São Paulo: Gael Ferraz.
Gael, de 35 años, es frío, perfeccionista y lleva una vida que parece perfecta al lado de su novia y de una reputación intachable. Pero cuando Thiago entra en su rutina, su orden comienza a desmoronarse.
Entre miradas que arden, silencios que dicen más que las palabras y un deseo que ninguno de los dos se atreve a nombrar, nace una tensión peligrosa y arrebatadora.
Porque el amor —o lo que sea esto— no debería suceder. No allí. No debajo del piso 32.

NovelToon tiene autorización de jooaojoga para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 14

El celular de Thiago vibraba sin parar.

Despertó con la pantalla encendiéndose y apagándose, un mar de notificaciones: grupos de la facultad, ex compañeros de prácticas, hasta un número que ya ni recordaba de quién era.

“¿Viste esto?”

“Gente, ¿Gael Ferraz soltero? Estoy impactada.”

“¡Fue de repente! ¡Novio de tres años!”

Thiago, aún soñoliento, abrió el navegador.

Y allí estaba:

GAEL FERRAZ Y HELENA VIEIRA TERMINAN RELACIÓN DESPUÉS DE TRES AÑOS

“Empresario y médica terminan relación de forma discreta y respetuosa, informa asesoría.”

Thiago se quedó mirando la pantalla por largos segundos.

El corazón se aceleró.

Las manos sudaron.

La mente… explotó.

—No… no puede ser por mi causa. ¿Puede? — susurró.

Pero la duda no se fue.

Comenzó a caminar de un lado a otro en el estudio. La cabeza disparando:

“¿Él hizo esto porque quiere estar conmigo?

¿O es solo coincidencia?

¿Y si su madre ya lo sabe?

¿Y si la empresa entera comienza a hablar?”

Tomó la mochila con prisa, tragó un café frío y salió.

Cuando llegó a Ferraz Tech, el clima estaba caliente.

Rostros volteados, cuchicheos, risas ahogadas, miradas sugestivas.

En la copa, escuchó a dos funcionarias comentando:

—¿Crees que fue traición?

—No sé. Pero por la forma en que desapareció y volvió soltero… hay algo ahí.

—Apuesto a que es alguien de la empresa.

—Apuesto a que es hombre.

Thiago se paralizó.

Sintió que el estómago se revolvía. Quiso gritar. Quiso reír. Quiso desaparecer.

Pero solo respiró hondo y siguió hacia su mesa.

Clarissa apareció minutos después. Sin maquillaje, con café negro en la mano.

—No mires ahora, pero todo el edificio está cazando tu reacción.

—¿Mi?

—La gente… habla, Thiago. Ellas notan cosas. Principalmente cuando el silencio es más alto que el escándalo.

—¿Y él? — preguntó. —¿Ya llegó?

—Sí. Encerrado en la sala desde las 8h. No quiere ver a nadie. Ni a mí.

Thiago miró hacia la puerta de vidrio oscuro.

Sabía que Gael estaba allí dentro.

Sabía que, en algún nivel, todo aquello tenía que ver con él.

Pero aún así…

El silencio dolía más que cualquier titular.

Gael no salió de la sala en todo el día.

Clarissa llevó café. Él no bebió.

Recibió llamadas. Ignoró.

Tenía reuniones marcadas. Canceló todas.

El edificio entero pulsaba alrededor de la noticia de la ruptura.

Y Gael… se callaba.

Mientras tanto, Thiago intentaba no enloquecer.

Tecleaba informes con la respiración descompasada.

Sentía miradas en el cuello.

Evitaba la puerta de vidrio que separaba su mesa de la sala del CEO.

Pero pensaba.

Todo el tiempo.

“¿Él terminó por mi causa?

¿Me va a llamar?

¿Me va a ignorar?”

El día pasó como un huracán silencioso.

A las 18h40, la lluvia comenzó a caer.

Pesada. Caliente. Tropical.

El tipo de lluvia que inunda las aceras y desmonta la pose de cualquiera.

Thiago miró por la ventana y maldijo bajito.

El autobús que tomaba salía a las 18h50.

La parada estaba a tres cuadras. Y él ya estaba atrasado.

Corrió hasta la recepción.

Vio el autobús partir en la esquina.

Perdido.

Se apoyó bajo la marquesina de la entrada.

La mochila en los hombros.

El cuerpo mojado en los bordes.

El pecho… ahogado de pensamiento.

No quería llamar un coche de aplicación. El dinero estaba contado.

Pero tampoco quería quedarse allí por horas, esperando.

Fue cuando escuchó una voz detrás de sí:

—Vas a agarrar una neumonía ahí afuera.

Thiago se giró despacio.

Gael estaba allí.

Bajo el paraguas negro, traje oscuro, mirada tensa.

Sin corbata. Sin armadura.

Pero aún así… en control.

—Perdí el autobús — dijo Thiago, bajo.

—Entra al coche. Te dejo en casa.

Thiago vaciló.

—No es necesario. Yo me las arreglo.

—No quiero que te “las arregles”. Quiero que entres al coche.

Thiago levantó los ojos.

El tono de Gael no era autoritario. Era… casi una petición.

—Vivo lejos — dijo Thiago. — Y no es… el tipo de lugar donde estás acostumbrado a ir.

Gael no desvió la mirada.

—Entonces muéstrame el camino.

Thiago se quedó parado por algunos segundos más.

Mojado. Dividido.

Entre el orgullo… y las ganas.

Al final, solo asintió.

—Está bien.

Entraron al coche.

Puertas cerradas.

La lluvia del lado de afuera.

Y un silencio entre ellos que decía todo lo que aún no tenían coraje de decir.

1
Gloria Moreno
esta obra,simplemente es espectacular, preciosa. La,narrativa excelente y activa
Susana
Thiago es muy valiente. Me gusta que no echa a morir
Marcela Sanchez
otra chanda que hay que soportar
Marcela Sanchez
que Thiago contraté sicarios y la mandé a matar
Marcela Sanchez
Thiago debería de buscar trabajo y ayudarle
darle animos pero ajá no podemos culparlo yo también estuviera así en esa situación
Marcela Sanchez
esa vieja debería de estar en un ancianito o mejor dicho en un loquero
Marcela Sanchez
la verdad la historia está acabando conmigo
cómo pueden estás dos madres tratar así a sus hijos esas basuras merecen morir
Marcela Sanchez
que viejas tan cansonas que vivan y dejen vivir ome eeee culo de rabia que me dan
Marcela Sanchez
por qué las personas con dinero siempre quieren controlar todo
esa mamá es vez de apoyar a su hijo lo único que hace y quiere es tenerlo controlado
Marcela Sanchez
y la esposa de gael ni siquiera lo conoce y habla pura basura mejor que se calle la pendeja esa
Abuelita Pateyro
así es todo esfuerzo merece recompensa. y ellos lucharon y vencieron.
Abuelita Pateyro
si pobres tienen mucho porque luchar, por ser mal vistos por personas de mente estrecha y machistas, pero lo peor es tu familia que deberia apoyarte y te da la espalda apuñalado sin piedad.lastima sufren mucho.
Marcela Sanchez: una persona al momento de declara ya sea que vaya a decir que es gay o lesbiana o que quiera ser trans espera que su familia lo entienda y lo apoye
y también que la sociedad los acepte
pero ser rechazo por las personas que le dieron la vida debe de doler y feo
total 1 replies
Nidia Mojica
Que horrible que tu propia familia sea quién te de la espalda y recurras a extraños a pedir ayuda.
Nidia Mojica
Ya le movio el piso Thiago a Gael.
Nidia Mojica
Me gusta el inicio.
Maria Rosa Ascani
maravillosa, ese amor tan profundo, felicitaciones autora 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻❤️❤️❤️❤️
Maria Rosa Ascani
tienes razón Sailur, Thiago debe acompañar a Gael, dejar de hacerse la nena, tiene que acompañar a su hombre 😠😠
Maria emilia Aparicio villamar
Hola autora, muy linda historia felicidades, gracias por compartir tu talento
Em Bassante
Realmente es una obra maestra. Sincera. Real. Un hogar para aquellos que no nos sentimos en casa. Palabras que llenan sentimientos que no fluyen. Solo puedo decir gracias por semejante idilio lírico.
Gladys Bianculli
linda reflexión ,
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