NovelToon NovelToon
MI DESTINO

MI DESTINO

Status: En proceso
Genre:Juego del gato y el ratón / Síndrome de Estocolmo / Amor-odio / Poli amor / Demonios / Ángeles
Popularitas:353
Nilai: 5
nombre de autor: Azly colon

crees que un demonio pueda reencarnar en un humano yo no lo creía hasta que lo viví pero por suerte estaba mi ángel para cuidarme de esa pesadilla ahora que eh vivido se que no es una suposición los demonios existen y son tan malos como quieres que sean yo sobreviví
y tu podrás sobrevivir?

NovelToon tiene autorización de Azly colon para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

capitulo 15

El aire en el inframundo era denso y pesado, impregnado de una mezcla de azufre y desesperación. Mientras me arrastraban, mis pensamientos giraban en torno a Alizon y el plan que había trazado con Arcángel. La Reina Demonio había lanzado redes de engaño y desesperación, y ahora era un prisionero en su propio reino.

Los demonios que me rodeaban, con sus miradas feroces y sonrisas burlonas, no perdían tiempo en hacerme sentir el peso de su poder. Las esposas en mis muñecas brillaban con un fulgor oscuro, un hechizo que debilitaba mi fuerza. Sin embargo, en mi mente, solo había espacio para una cosa: Alizon.

—¡Llévenme ante la Reina! —grité, intentando mantener la calma, a pesar de la rabia que burbujeaba dentro de mí.

Los demonios intercambiaron miradas, y uno de ellos, más alto que los demás, asintió. Me condujeron a través de pasillos sombríos, donde las sombras se retorcían y se burlaban de mí. Las paredes susurraban secretos antiguos, y podía sentir las miradas de otros demonios, ansiosos por ver el espectáculo que se avecinaba.

Finalmente, llegamos a la sala del trono, un lugar oscuro y opresivo donde la Reina Demonio se sentaba, rodeada de un aura de poder. Su mirada, fría como el acero, se posó en mí.

—¿Qué tenemos aquí? —preguntó, su voz un susurro seductor y aterrador a la vez.

—He venido a reclamar lo que es mío —respondí, tratando de mantener la compostura.

—¿Y qué es lo que crees que tienes, rey del inframundo? —se rió, su risa resonando en las paredes como un eco siniestro

—. Tu humana está aquí, pero no es tuya. Ahora pertenece a mí.

Mientras ella hablaba, sentí cómo Arcángel se movía en las sombras, buscando a Alizon. Sabía que debía ganar tiempo, así que decidí jugar su juego.

—Si me matas, perderás la oportunidad de usarme. Soy el rey, y tengo aliados que vendrán por mí —mentí, intentando proyectar confianza.

La Reina Demonio se inclinó hacia adelante, intrigada.

—¿Aliados? ¿Acaso crees que alguien se atrevería a desafiarme? —Arcángel está aquí, y hará lo que sea necesario para salvar a Alizon —respondí, con la esperanza de que mis palabras resonaran en su mente.

Mientras la Reina se burlaba de mí, sentí un leve movimiento. Era Arcángel, deslizándose entre las sombras, buscando la forma de llegar a Alizon. Mi corazón latía con fuerza, y sabía que el tiempo se estaba agotando.

—¡No puedes mantenerla aquí! —grité, desafiando a la Reina—. Ella no es un objeto. No puedes jugar con su vida. La Reina se rió, y su risa era como un canto de sirena en un mar oscuro.

—¿Y qué harías tú? ¿Luchar contra mí? Eres un rey, sí, pero aquí no tienes poder.

En ese momento, decidí que no podía esperar más. Con un grito de furia, aproveché el momento de distracción y rompí las cadenas que me mantenían cautivo, utilizando toda la fuerza que me quedaba.

Los demonios que me rodeaban se sorprendieron, y en un instante, la sala se convirtió en un caos.

—¡Arcángel, ve por Alizon! —grité. Las sombras comenzaron a moverse, y la Reina, furiosa, se levantó de su trono. Con un gesto de su mano, invocó a las criaturas más oscuras del inframundo. La batalla se desató.

Mientras luchaba contra los demonios, podía sentir la presencia de Arcángel, quien se movía con determinación. La luz de su esencia brillaba, y en medio del caos, podía ver cómo se acercaba a la celda donde mantenían a Alizon.

—No puedo dejar que te la lleves —gritó la Reina, lanzando una ola de energía oscura hacia mí. La confrontación fue feroz. Utilicé cada fragmento de mi poder, cada gramo de fuerza, para enfrentarla. Sabía que no podía dejar que la Reina ganara. Cada golpe que intercambiábamos resonaba como un eco de antiguas batallas.

De repente, en medio de la lucha, algo hizo clic en mi mente. Recordé las palabras de los ancianos del inframundo sobre la debilidad de la Reina: su deseo de poder la había vuelto vulnerable a la luz.

—¡Tu avaricia te destruirá! —grité, utilizando mi poder para canalizar la luz en un ataque. La energía brilló intensamente, y la Reina retrocedió, sorprendida.

—¡No! —gritó, pero ya era demasiado tarde.

Mientras la Reina se tambaleaba, Arcángel logró llegar a Alizon, quien estaba atrapada en un cristal oscuro. Con un golpe de su espada, el cristal se hizo añicos, y ella cayó en sus brazos.

—¡Alizon! —grité, aliviado al ver que estaba a salvo.

—¿Estás bien? —preguntó Arcángel, asegurándose de que ella estuviera a salvo.

—Sí, pero debemos irnos, ¡rápido! —respondió Alizon, mirando el caos que nos rodeaba.

Mientras la Reina recuperaba su fuerza, nos dimos la vuelta y corrimos hacia la salida. Las sombras intentaban atraparnos, pero uniendo nuestras fuerzas, creamos una barrera de luz que las ahuyentó.

Finalmente, atravesamos las puertas del inframundo y caímos en el mundo de los humanos, el aire fresco llenando nuestros pulmones. La Reina, furiosa, gritó desde la distancia, pero habíamos escapado.

De pie en la tierra de los humanos, respiramos profundamente. La tensión comenzaba a desvanecerse, pero sabía que la lucha no había terminado. La Reina Demonio no se detendría aquí.

—Gracias, Arcángel —dije, mirando a mi antiguo enemigo—. No importa nuestras diferencias, hoy hemos luchado por algo más grande.

—Por Alizon —respondió Arcángel, sonriendo levemente. Alizon, entre nosotros, era el símbolo de nuestra unión. Sabía que juntos, podríamos enfrentar cualquier oscuridad que se avecinara.

A medida que nos alejábamos del inframundo, el aire se sentía más ligero, pero la sombra de la Reina Demonio aún se cernía sobre nosotros. La sensación de que algo grande se aproximaba me llenaba de inquietud. Alizon, aún temblorosa, se aferró a mi brazo.

—¿Estás bien, Alizon? —le pregunté, sintiendo la necesidad de protegerla. —Sí, pero... ¿qué haremos ahora? La Reina no se detendrá —respondió, su voz temblando.

Sabía que necesitábamos un plan. Arcángel y yo nos miramos, y en ese momento, comprendimos que debíamos reunir a nuestros aliados. La única forma de enfrentarnos a la Reina era formando un ejército que pudiera desafiar su poder. —Debemos ir a buscar a los demás —dijo Arcángel—. Si unimos fuerzas, podremos enfrentarla. —Sí, y no solo a los ángeles.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play