Alma Rota: El Despertar De Aria

Punto de vista de Aria

El peso de mi futuro me aplastaba. Sabía que no era una humana normal y que un gran cambio estaba por venir. No entendía bien lo que pasaba, pero el miedo me impulsó a tomar una decisión drástica: huir de casa y vivir un último día siendo yo misma. ¿Con quién podría pasar ese día? Solo había una respuesta.

Me dirigí al pie de la montaña, justo donde sabía que Ethan podría encontrarme. No había mejor despedida para mi vieja vida que pasarla con el chico que me gustaba, el que me hacía sentir segura. Cuando llegó, la luz del amanecer me hizo saber que el tiempo se estaba acabando, pero me sentí aliviada al verlo. No tuve que decir nada; él ya sabía que algo andaba mal. Me abrazó con una fuerza que me hizo sentir que, por un momento, todo estaría bien.

Ese día fue perfecto. Él me llevó en su moto y, por primera vez, me sentí libre. Juntos vimos el amanecer desde la cima de la montaña. Sus palabras, "Aquí estoy para ti", resonaron en mi corazón, prometiéndome un consuelo que no había sentido en mucho tiempo. Y luego, ese beso, el primer beso de mi vida, tan delicado y lleno de ternura que me hizo olvidar mi dolor por un instante. Fue un momento único, de esos que solo ocurren una vez en la vida. Me aferré a él, deseando que nunca terminara.

Después, fuimos a la ciudad, donde hicimos lo que cualquier pareja joven haría. Reímos, conversamos y simplemente disfrutamos de la compañía del otro, intentando ignorar la tristeza que se cernía sobre nosotros.

De regreso al pueblo nos estuvimos en un paraje bellísimo, le pedí quedarnos ahí hasta que llegara mi cumpleaños, está era nuestra despedida aunque él no lo sabía. Recostada en su pecho vi él sol salir y con el mi segundo beso, pero está vez fue distinto, ya que sentí una conexión extraña, Ethan se alejó un poco de mí y cuando me vio el rostro del terror apareció en él.

—Esto no puede ser, tú no puedes... No puedes ser tú. —Sus palabras salieron con una mezcla de miedo y confusión.

Pensé que me había transformado en algo horrible, mi primer impulso fue salir corriendo; sin embargo, reuní valor para enfrentar lo que él estaba viendo.

—Puedo explicarlo, bueno tampoco sé mucho sobre eso. Apenas ayer mis padres hablaron de esto... Perdón, mejor me voy.

—Aria, tú eres esa humana que estaba buscando. Esto debe ser una broma del destino.

Lo miré confundida. —¿De qué hablas? —Pregunte.

—Lo siento, lo siento mucho Aria. Pero esto entre nosotros no puede ser y te aconsejo que huyas, vete lo más lejos que puedas de mí. — Su voz estaba cargada de rabia.

—¿A qué te refieres? ¿Por qué no te asustas al ver mi nueva apariencia?

—¿Asustarme? Eso es imposible, eres la criatura más hermosa que jamás vi. Tu belleza interna ahora se muestra en el exterior... Pero lo nuestro es imposible.

Ethan hizo una pausa dejándome más confundida.

—Tienes que cuidarte, mejor vete y dile a tus padres que te lleven lejos, ya no es seguro que estés en este lugar y cuando nos volvamos a ver, espero que hayas aprendido a defenderte.

Ethan subió a su motocicleta dejándome ahí sola, pero antes de irse me dedico unas palabras:

—Haré que me odies y así puedas olvidarte de mi, eso será un recordatorio del amor que siento por ti, pero yo nunca me olvidaré de tu hermosa alma.

Sin más puso en marcha su motocicleta y partió dejándome ahí con tantas preguntas sin responder. Llame a mi padre para que viniera por mí a este lugar apartado, no me atreví a regresar al pueblo sola, ya que el reflejo de mi móvil mostraba a una persona que jamás había visto.

Punto de vista de Lorenzo

Habíamos pasado toda la noche sin saber de nuestra hija y los nervios me estaban matando, había algo allá afuera que quería lastimarla y ella como si nada se va de la casa y de paso se da el lujo de pasar un día entero fuera de nuestra cobertura.

El amanecer había llegado y los rayos del sol iluminaban las ojeras que llevábamos por pasar dos noches sin dormir. Alma estaba desesperada, paso toda la noche mirando por la ventana hacia la casa de los vecinos con la esperanza de que Aria llegara; sin embargo, nada paso. No había noticias ni de Ethan y mucho menos de nuestra Aria.

Cuando decido salir a buscar a mi hija hasta por debajo de las piedras una llamada me detuvo, era ella mi hija. Su voz sonaba desconsolada, sus sollozos no me dejaban entender que estaba pasando lo único que pude entenderle fue que la busca a un lugar lejano. Sin perder tiempo Alma y yo subimos al auto y fuimos por nuestra pequeña, al llegar vimos a un a hermosa joven de cabellos dorados quien salí de detrás de una gran roca, estaba escondida ahí.

Detuvimos nuestro andar al no reconocer a la joven, era una niña hermosa, sus cabellos dorados como el sol, su piel blanca y sin imperfecciones, un rostro de ángel que encajaba perfectamente con sus ojos azules llenos de bondad. Fue entonces que entendí que esa niña era mi hija, mi Aria.

—¡Mamá, papá! — Exclamó con una mezcla de alegría y tristeza.

La mirada de Alma era de incredulidad, la miraba como si no la reconociera.

—¿Aria, eres tú?— Pregunto Alma con su voz temblando.

—Si, mamá. Soy yo tu hija. — Respondió Aria apenada.

—Te ves hermosa, pareces un hada.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de mi esposa quien abrazo fuertemente a nuestra hija.

—No esperaba que mi cambio fuera este. Cuando me dijeron la verdad pensé que me volvería un trol o algo así.

Los tres reímos antes su ocurrencia, aunque en sus ojos pude ver un rastro de tristeza que solo había visto en ella cuando se decepcionaba.

—¿Dónde está Ethan? — Pregunté al no verlo cerca.

—Se fue, abandonandome aquí después de ver mi cambio.

—Ese idiota se atrevió a dejarte aquí tirada tan lejos de un ser humano. — Dijo Alma afueiosa. —¿Te vio cambiada? — Pregunto confundida.

—Si, si me vine así. Su reacción fue muy extraña no estaba impresionado por mi cambio, pero si asustado y me dijo que huyera porque estoy corriendo peligro en este lugar.

Mire a Alma temiendo que Ethan estuviera relacionado con la criatura que estaba detrás de nuestra hija, no pensaba quedarme a investigar lo que estaba pasando, ya habíamos previsto está situación, así que habíamos organizado todo par si llegara a pasar no habría necesidad de volver a nuestra casa.