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La Niña Del Capo

La Niña Del Capo

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / BDSM / Diferencia de edad
Popularitas:1.2M
Nilai: 4.9
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Golpe de realidad

Stefano

Me relajo en cuanto la veo dar vueltas alrededor de las distintas mesas, regalándoles su hermosa sonrisa a personas que no han hecho nada para ser merecedoras de ese bello espectáculo.

Como yo.

La lastimé y es algo que no me perdonaré nunca.

Ver apagar esa luz en su mirada es lo peor que me ha tocado ver en toda mi vida. El haber terminado con la inocencia y dulzura de su ser es algo que me atormenta y me persigue por las noches.

Se fue hace dos días y no he podido dormir. En cuánto cierro los ojos veo sus ojos llenándose de lágrimas y sencillamente no puedo continuar viendo esa imagen, así que me levanto y trabajo para la ´Ndrangueta.

También la he seguido. No es algo de lo que me sienta orgulloso, pero lo primero que hice cuando huyó fue intervenir su teléfono para saber dónde estaba. Y ahí supe que se estaba quedando con Stephanie Miller, estudiante de Arte, hija única de unos devotos padres católicos. Estuvo hospitalizada cuando tenía diez años y casi murió, necesitó un trasplante de riñón. Sus notas son perfectas y su único secreto es que a diferencia de sus padres ella es atea, hecho que ha mantenido oculto de ellos. Ha tenido cinco novios, pero ahora se encuentra soltera desde hace cinco meses.

Sí, sé todo de ella. Cada pequeña cosa, cada búsqueda de videos pornográficos que ha buscado para autosatisfacerse. Tiene tres vídeos favoritos, nada interesante, el típico sexo entre compañeros de trabajo.

No hay nada de ella que no conozca y eso es porque está hospedando a Inés y no pienso dejarla en las manos incorrectas.

–¿Qué quiere? –pregunta la chica en cuestión.

–Nada –digo sin despegar los ojos de Inés, quién está sonriéndole a los dos hombres que están atendiendo la barra.

–Si cambia de opinión me lo hace saber –dice antes de retirarse con una maliciosa sonrisa en el rostro.

Sabe quién soy yo, y sabe por qué estoy aquí.

Por mi niña.

Mi hermosa niña quien me dijo que me ama.

Paso mi mano por mi rostro, sintiéndome indigno de un amor tan puro e inocente.

Un recuerdo del beso que compartimos se cuela en mis pensamientos, y sonrío a mi pesar. Quizá no tan inocente.

Mi sangre se congela al ver como Robert, uno de los bartender, coge la oreja de Inés.

Es hombre muerto.

Mi niña se estira delante de sus compañeros y de todos los clientes, atrayendo decena de miradas lujuriosas.

Me levanto furioso para alejarlos de ella, pero me quedo congelado al verla sentarse en la barra delante de Robert, a quién le quita una estúpida gorra de béisbol antes de ponerla sobre su propia cabeza.

Esto se termina aquí.

Inés es mía.

–¿Qué me dices, Ness, quieres salir a bailar conmigo? –le pregunta el imbécil mientras invade el espacio personal de mi niña.

–Su nombre es Inés –siseo. Solo quienes la conocemos podemos llamarla con un apodo–. Y no, no puede salir contigo –ordeno.

Primero lo mato.

–Tú de nuevo –espeta el imbécil, quien si supiera que está delante de su nuevo jefe no se atrevería a hablarme así.

–No lo escuches –pide Inés mientras le devuelve la gorra–. Y claro que saldré contigo.

–¿Disculpa? –pregunto mientras la cojo del brazo.

Inés se suelta de mi agarre, y se mueve antes de saltar de la barra para quedar al lado del cadáver.

Le dice algo en el oído, Robert ríe y luego golpea el mentón de mi niña antes de guiñarle un ojo.

Me cago en todo.

–¡Inés! –la llamo en un grito–. Ven ahora mismo.

Pasa a mi lado, ignorándome por completo.

Mi respiración se acelera y un fuego desagradable consume hasta la última partícula de mi cuerpo.

Camino hacia ella y vuelvo a tomarla del brazo antes de empujarla hacia el pasillo que da al baño.

–¿Qué pretendes? –le pregunto en un siseo cuando la tengo acorralada.

–Pretendo trabajar –responde subiendo su barbilla con tanta fuerza que golpea mi mentón con la cima de su cabeza–. Y tú estás interrumpiendo.

–¿Qué haces con ese idiota?

–Eso no es de tu incumbencia –responde con insolencia.

–Todo lo que haces es de mi incumbencia.

Se ríe a carcajadas.

–Te caíste mucho de la cama cuando eras un niño, ¿no? Estás para un manicomio.

Me acerco más y presiono mi cuerpo con el suyo. Sonrío al ver a sus ojos color ámbar dilatarse mientras que su respiración se torna más pesada.

–Deja de jugar, niña, o te arrepentirás.

–Piensa lo que quieras –devuelve con la voz más ronca.

Paso mi nariz por su cuello. Se remueve, pero tomo sus manos y presiono mi cuerpo con más fuerza contra el suyo, inmovilizándola.

–Vuelve –le pido mientras disfruto de su dulce olor–. Tú no quieres estar con ese niño, quieres estar conmigo.

–Eso era antes –dice. Gira su cabeza de inmediato cuando intento someterla con un beso–. Si no me sueltas voy a gritar.

Coloco mi mano en su pequeña cintura y afirmo mi frente en la suya.

–Te extraño –susurro–. Olvidaré lo que dijiste. Será como si ese exabrupto tuyo nunca hubiese ocurrido.

–¡Serás imbécil! –grita antes de golpearme con su rodilla en mis bolas. Me encojo ante la sensación de dolor, pero no me alejo–. No fue ningún exabrupto –masculla–. No es mi culpa que estés tan dañado emocionalmente que no puedas aceptar que una mujer te ame.

Retrocedo un paso.

–Nunca he sido tan sincera con alguien como lo fui contigo, y no me vas a hacer sentir mal al respecto –continúa–. Te amo –declara y yo me alejo otro paso–. Pero no voy a permitir que me hundas contigo. Yo sí quiero amar a alguien y no siento pena ni vergüenza. Y no te preocupes, ya entendí que no tienes un puto corazón latiendo. Entendí que esto –dice mientras golpea mi pecho con su dedo índice–, es solo una caja vacía. No amaré a alguien que no puede amarme de vuelta. No soy tan autodestructiva. Por fin la visión del hombre perfecto que tenía de ti se esfumó, tú mismo la aplastaste. Así que gracias, Stefano, ahora puedo seguir adelante y buscar a alguien que si quiera mi cariño.

–No vas a salir con ese niñato –mascullo.

–¿Y tú me lo vas a impedir? –pregunta con diversión–. No, Stefano, no tienes derecho. No vas a extinguir las ganas que tengo de amar y dejarme llevar –declara–. Merezco un amor bueno, apasionado y estimulante, y eso no lo voy a conseguir contigo. Ya tomaste una decisión –agrega antes de caminar de vuelta hacia la barra.

–No voy a dejar que ese hombre te toque –siseo furioso con ella, pero sobre todo conmigo porque todo lo que me dijo es verdad.

–No te confundas. Soy yo la que no voy a dejar que vuelvas a tocarme. No si no significa algo –dice antes de perderse en el tumulto de gente.

Rojo. Veo todo rojo al imaginar a ese imbécil besando a Inés, probando la dulzura y la pasión que me pertenecen a mí.

Golpeo la pared, rompiendo mis nudillos que comenzaban a sanar después de la pelea que tuve anoche con unos clientes que quisieron imponer sus reglas.

¿Qué mierda me pasa con esa niña?

No puedo estar con ella, no como ella lo necesita. Pero tampoco voy a permitir que alguien más lo haga.

Sí, soy el hombre más egoísta que pisa la tierra, pero no me importa.

No voy a perderla.

1
Maria Angelica Venegas Vasquez
Excelente
kemberling García
Normal
kemberling García
Muy malo
Melina Ferreyra
Excelente historia
Melina Ferreyra
Bueno
Melina Ferreyra
pagarás caro tu rechazo Estefano 😂😂
Melina Ferreyra
ay Estefano estás perdido 😂😂
Melina Ferreyra
buen comienzo, veremos qué hace Nessy ahora que es toda una mujer
Cristina Rios
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Cristina Rios
Bueno
Elva Araujo Cabral
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Natalia Rea
el masoquismo no es lo mio
Natalia Rea
que culpa tiene Dante de todo lo que estos dos vivieron!! es fácil lavarse las manos
Natalia Rea
excelente !
Natalia Rea
ni lerda ni perezosa la niña
Nora Reyes
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Nora Reyes
que horror, pensar que existe muchas flor,y hombres depravados 😡
Rosa Isela Parra Barrera
Excelente
Yesenia Bello González: Gracias por leer y por la puntuación 💛 😊 💕 🙌 💜 ♥️ 💛
total 1 replies
Nora Reyes
pobrecita
Nora Reyes
Ojalá Ines pueda hacerle sentir sin lastimarla
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