Frio Deseo

Valen estaba agarrada de su cuello devorándole la boca, estaba descargando toda la frustración que sentía y también todos los sentimientos contenidos. Era un beso fogoso, demandante. Las manos del ogro bajaron a su cintura y otra al trasero de Valen, se lo acariciaba y apretaba de vez en cuando mientras la pegaba a su pecho, lo que hizo que ella sintiera la dureza contra su abdomen. No había dudas Valen no era la única excitada en esa habitación.

Aunque le costó horrores, se separó de él y con una sonrisa maliciosa abrió la boca.

-Estoy en mi escritorio si no necesita nada mas señor Sullivan- y asi salio moviendo su culo para provocarlo.

 Él no podía dejar de pensar en lo que había hecho, lo beso, o provoco y lo dejo atrás como el ogro hacía con ella después de cada beso.

-La cagaste Valen- se susurró ella sentada en su escritorio- ahora si te despiden.

Decidió que si debía sobrevivir a ese día necesitaba mucha cafeína así que fue a la máquina de café para obtener una taza supercargada. No le venía mal, ya que todavía le dolía la cabeza de la borrachera de la noche anterior.

-¿Sera el alcohol que me hizo hacer eso?- se preguntaba ella para justificar su impuso.

Igual no se arrepentia de haber besado a su jefe, a su ogro. La sensacion de esos labios pegados a ella, de esa lengua dominando los movimientos valia cualquier consecuencia. Si no habia duda ella habia caido rendida a él aunque no le gustara admitirlo.

-Él … él me respondio al beso- se dijo a si misma lo que la hizo sonreir y darle algo de esperanza- y dios lo que tiene entre sus piernas.

Pero ahora, sentada en su escritorio con la taza de cafe se dijo a si misma que debia concentrarse en el trabajo y se puso manos a la obra para hacer lo mejor en cada tarea que tenia para su dia.

Mientras en su oficina, Alex estaba al borde del colapso.

-¿Que hiciste?- se dijo a si mismo-¿Como perdiste el control asi? Es tu empleada.

Él no besaba a sus empleadas, no se permitía caer en distracciones emocionales, no se permitía desear cosas que no podía tener. Porque por demasiadas razones Valen era inalcanzable para él.

Su mente viajo a momento del beso, a como sus manos la tocaron y como se amoldaba a él, se sentia que estaba hecha para estar en sus brazos y en su cama, lo que le provocó una ereccion descomunal.

Desde el primer momento en que la vio, supo que ella sería un problema y hoy lo termino de confirmar. Y ahora, estaba demasiado metido en ese problema como para ignorarlo.

Durante todo el día ambos actuaron con indiferencia, pero la tensión e incomodidad era palpable para todos a su alrededor.

Es por eso que Nicholas planeo esa noche una reunión de hermanos. Esa noche iban a estar presentes Christopher y Ethan, aunque Alex no sabía eso o nunca hubiera aceptado la salida. Sabía que si todos los hermanos se juntaban era una intervención y no se equivocaba en eso cada vez que sucedía, ya que él muchas veces hizo lo mismo para encaminar a sus hermanos.

Cuando Alex salió de la empresa se subió a su auto y se dirigió al departamento de Nicholas, al entrar se quedó duro en el lugar.

-¿Qué es esto?- pregunto tenso.

-¿No te alegra que estemos todos hermano?- dijo Nick sonriendo.

-Huele mal- aclaro.

-Como debería ser-respondió Ethan.

-No le demos vueltas y al grano tengo a mi hija sola con la niñera- dice Christopher.

-Primero bebamos algo- dice Nick- Alex lo necesita.

Este se sacó el saco y camino a uno de los sillones para dejarse caer en él.

Despues de varios tragos, demasiados admtio que se siente atraido por Valen, pero no se atreve a avanzar. Sus hermanos escucharon y aconsejaron, pero era tanto el nivel de alcohol de Alex que a la mañana siguiente no sabia porque dormia en el sillon de Nick, tampoco se quedo para averiguarlo y salio rumbo a su casa para bañarse y cambiarse para ir a trabajar.

A la mañana siguiente, Valentina entró en la oficina con su tableta en mano, decidida a actuar como si nada hubiera pasado.

-Agenda del día, señor Sullivan -dijo, con un tono profesional, sin dejar que el dijera su tipica frase.

Alexander levantó la vista de sus documentos. Su expresión era impenetrable, pero sus ojos,sus ojos decían otra cosa.

-Adelante.- dijo él y Valen empezó a leer.

Sentia la mirada penetrante del ogro sobre ella, pero no lo iba a dejar ganar esta vez, si queria aclarar lo del dia anterior debia ser el quien lo buscara. Ella iba a seguir actuando con indiferencia.

Lo que Alex no sabia era que su hermano iba a intervenir, todo como resultado de su charla de borracho.

Justo cuando terminaba la reunión de la mañana, Nicholas entró en la oficina con su sonrisa de siempre.

-¡Buenos días! ¿Cómo están mis personas favoritas?- dijo Nick.

Alexander suspiró.

-Nicholas, no tengo tiempo para tus interrupciones.- Pero Nicholas no se dejó intimidar. Se apoyó en el escritorio de Alexander y miró a Valentina con una ceja arqueada.

-Tú estás más nerviosa de lo habitual, y mi hermano está más insoportable de lo normal ¡Interesante!- afirmo Nick.

-No estoy nerviosa.-Valentina sintió que el color subía a sus mejillas.

-Claro que no.- dijo Nick sonriendo.

Alexander se masajeó las sienes.

-Nicholas, si no tienes algo importante que decir, sal de mi oficina.

Nicholas levantó las manos en señal de paz.

-Bien, bien. Pero esto no ha terminado. -Y con un guiño a Valen, salió por la puerta.

Valentina cerró los ojos, deseando que la tierra la tragara, ya tenia demasiado con lidiar con un Sullivan no necesitaba a dos estresandola.

Esa tarde, Valen se quedó hasta tarde en la oficina organizando documentos para su ogro. Cuando entró a su despacho, pensó que él ya se había ido, pero no.

Alexander estaba en su escritorio, con la corbata aflojada y las mangas de la camisa arremangadas, dejando al descubierto sus tatuajes y eso hizo que sus bragas se arruinaran.

-No deberías seguir aquí tan tarde -dijo él sin levantar la vista.

-Tampoco usted -respondó ella.

Alexander exhaló lentamente y se puso de pie, caminó hasta quedar a pocos centímetros de ella. Demasiado cerca.

-Valentina- murmuro.

Su nombre en sus labios sonó como una advertencia. O una súplica.

Pero ella no retrocedió. No quería retroceder.

-Dígame que no lo siente, señor Sullivan, y me iré ahora mismo.

-No puedo hacer eso.- dijo Alex cerrando los ojos con frustracion.

Abrio sus ojos de repente y antes de que pudiera pensar en las consecuencias, él la besó.

Esta vez, sin miedos. Sin resistencias. Como si por fin aceptara lo que siente.