En lo profundo de un bosque antiguo, donde los árboles susurran secretos de siglos pasados, un grupo de leñadores, hombres robustos y curtidos por años de arduo trabajo, se adentra en la espesura en busca de madera. La brisa fresca lleva consigo el aroma a tierra húmeda y resina, mientras las sombras juegan entre los troncos como si el bosque mismo estuviera vivo. Tras una jornada agotadora, los hombres deciden acampar bajo el cielo nocturno que era ocultado por las copas de los árboles.
Sin embargo, esa noche, mientras el fuego crepita y las risas resuenan entre las ramas, una presencia oscura acecha en la penumbra. Lo que sucederá después no solo pondrá a prueba su valentía, sino que cambiará su destino para siempre. El bosque guarda secretos que están a punto de ser revelados, y los hombres pronto descubrirán que algunas leyendas son más reales de lo que jamás imaginaron.
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CAPÍTULO 15
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Nerviosos los hombres comieron un poco de arroz y se sentaron en las hamacas a descansar, llevaban días caminando por lo que sus cuerpos se sentían cansados, adoloridos y la falta de sueño también les estaba jugando una mala pasada.
PEDRO: Espero que mañana podamos salir de aquí._(observando la oscuridad que los rodeaba)
FERCHO: Saldremos, estoy seguro de que podemos salir de aquí.
LINO: No te preocupes Pedro, de aquí saldremos juntos._(animando a su nervioso amigo)
Aunque intentaran, Pedro y Lino no podían dormir, así que se quedaron despiertos vigilando que eso no volviera a aparecer. Todo lo que veían a su alrededor era oscuridad, la noche parecía cernirse sobre ellos como un manto de terciopelo negro que envolvía todo en un inquietante silencio, la luz de la luna era ocultada por las densas copas de los árboles que a penas dejaban filtrar uno que otro rayo que se deslizaba con timidez y recelo entre las tenebrosas sombras. Los árboles eran como fantasmas que balanceaban sus retorcidas y nudosas ramas con el paso del viento, aquel viento que traía susurros y que solo los árboles y los animales podían entender, solo ellos podían descifrar esos macabros secretos que el viento dejaba a cada paso.
LINO: Descansa un poco Pedro. Nosotros te cuidaremos._(viendo al hombre casi vencido por el sueño)
PEDRO: No quiero dormir y que esa cosa me lleve finalmente.
FERCHO: No dejaremos que pase, nosotros estamos preparados para enfrentarlo._(afilando su machete)
PEDRO: Están preparados, Pero no sabemos qué es lo que nos acecha desde las entrañas de este maldito lugar.
La plática fue interrumpida, cuando a lo lejos se escuchó el eco del canto de un búho, más que un canto era como un lamento que transmitía desesperación y horror, era un lamento que interrumpía el poco silencio que había en ese lugar. Después de ese ruido, el aire se volvió aún más frío, la bruma comenzaba a ser más espesa deslizándose con ligereza por el suelo ocultando los pocos troncos que aún se podía ver con la luz de la fogata, ese ambiente no era para nada alentador para los leñadores, todo parecía ser más inquietante y que se enfrentaban a cosas inexplicables e inciertas. Con el paso de las horas, la madrugada llegó y las sombras nuevamente tomaban vida propia, alargándose y retorciéndose bajo la luz de la fogata, cada sombra tomaba una forma extraña que jugaba con la mente de los leñadores haciéndolos desesperar por la llegada del día.
FERCHO: Entre más deseo que llegue el día, más demora en salir el sol._(desesperado)
PEDRO: Este lugar solo juega con nosotros a su antojo y parece que no parará hasta acabarnos._(asustado)
LINO: Así es, está jugando con nosotros, Pero no debemos caer en su maldito juego.
La fogata por falta de madera ya comenzaba a parpadear y algunas chispas volaban con el viento, el olor a tierra húmeda y putrefacción era fuerte, las hojas secas crujían por el pasar de algún animal o aquello que los vigilaba con paciencia.
FERCHO: Este maldito lugar pareciera que quiere congelarnos._(sintiendo como la brisa helada acariciaba su piel como manos invisibles)
LINO: Ya falta poco para que amanezca por completo.
PEDRO: Apenas lo haga nos vamos._(aguantando el dolor en su cuerpo)
De repente los hombres escucharon un crujido, como si algo se hubiera roto, tal vez era su imaginación o aquello caminaba a sus alrededores rompiendo las ramas en el suelo. Fuera lo que fuera, la sensación de ser observados se volvió más fuerte y los latidos de sus corazones aumentaron su ritmo como si supieran que aquella entidad los estuviera acechando como a una débil presa. Aunque los hombres rogaran porque el sol apareciera, en ese ambiente denso parecía que el tiempo se detuvo dejándolos allí atrapados. Un par de horas después, el bosque se aclaró un poco, así que los tres hombres recogieron sus mochilas y emprendieron nuevamente su camino rogando poder salir de allí y llegar a casa con sus familias.
FERCHO: Ayer casi lo logramos, hoy solo debemos seguir el mismo camino._(guiando el camino)
PEDRO: Les seguiré el paso para no retrasarnos._(caminando con dificultad y fiebre)
LINO: Si no puedes caminar más nos avisas._( asegurando el camino desde atrás)
Los tres hombres volvieron a tomar el mismo camino del día anterior, el bosque se sentía en completo silencio, un silencio que parecía envolverlos como una neblina densa. Las sombras seguían su rutina danzando entre los troncos de los enormes árboles que aún permanecían oscuros. Con cada paso hacia la salida el aire se tornaba más frío y pesado.
LINO: Este silencio no es bueno, entre más silencio haya más siento temor._(sintiendo un escalofrío recorrer su espalda)
FERCHO: Todo está muy calmado, solo el viento se escucha._(sintiéndose observado)
PEDRO: Es lo que llaman la calma antes de la tormenta._(temiendo por su vida)
FERCHO: Sigamos el camino._(un poco cansado)
LINO: Yo guiaré el camino._(pasando delante del grupo)
FERCHO: Gracias, ya no puedo ver entre tanta neblina._(dijo para ir tras Pedro)
PEDRO: Sigamos, siento que nos están observando muy de cerca.
Los leñadores siguieron caminando, dejando a su paso solo el crujir de las hojas secas con cada una de sus pisadas. Era tanto el silencio del bosque, que cada pisada formaba un eco que parecía amplificarse entre la penumbra.
PEDRO: ¿Escucharon eso?._(preguntó a sus compañeros, mientras observaba a sus alrededores)
LINO: No escuché nada ¿Que escuchaste?_(preguntó nervioso observando el camino frente a él)
FERCHO: tampoco escuché nada._(respondió viendo a Pedro temblar un poco de miedo)
PEDRO: Debió ser mi imaginación._(dijo asustado)
Lino y Fercho pusieron más atención para ver si escuchaban algo, pero solo se podía escuchar los murmullos de viento.
LINO: No te dejes llevar por el miedo, Pedro.
FERCHO: Si demuestras tu miedo, este maldito lugar lo usará en tu contra._(desesperado de estar en ese infierno)
PEDRO: Me controlaré, no dejaré que el miedo me venza._(regulando su respiración agitada)
pero uno es mamá luego esposa y cuando tedas tus 5 minutos la leer por eso boy un poco atrasada