Rendra logró ingresar a la facultad de medicina gracias a una beca. En la universidad, era menospreciado por ser pobre y tener un aspecto simple. A menudo, incluso era víctima de acoso.
Pero detrás de todo eso, Rendra era un verdadero genio. Con apenas 22 años, ya había memorizado la anatomía humana y complejos manuales de cirugía. Lo más sorprendente: sabía aplicar con precisión todo lo que había aprendido.
Por su brillantez, alguien le ofreció un trabajo poco común: ser médico en un burdel. Allí, atendía a trabajadoras sexuales, adictos, personas apuñaladas o baleadas, y mucho más.
Pero todo se complica cuando, por accidente, Rendra cruza su camino con un temido jefe mafioso…
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Capítulo 15
Rendra miró inmediatamente a Endah. Esperaba una explicación más detallada de la mujer.
—En la vida de una trabajadora sexual, existe algo llamado cliente fijo. Esa persona promete mucho dinero. Pero con el tiempo, exige mucho más. Quieren una relación secreta estable —reveló Endah.
—¿Quieres decir que se lo toman en serio con ustedes? ¿Así es? —preguntó Rendra.
—No es que se lo tomen en serio. Más bien, nos convierten en esclavas sexuales. Si ese hombre está aburrido de su pareja oficial, entonces seguro buscará a su mujer de pago. Sin embargo, últimamente el deseo de los hombres se ha vuelto loco. Ya no tienen relaciones sexuales porque estén aburridos de sus parejas, sino porque quieren divertirse —respondió Endah extensamente. De vez en cuando, expulsaba bocanadas de humo de cigarrillo por la boca.
—Como lo que le pasó a Jeni, ¿verdad? —adivinó Rendra.
—Exacto. En mi opinión, Jeni está involucrada con alguien peligroso. Si no termina todo ahora, quizás ella sea la próxima víctima —dijo Endah.
—¿La próxima víctima? —Rendra exigió una respuesta. La última palabra de Endah lo dejó curioso y preocupado.
—No es nada. Es mejor que no lo sepas —respondió Endah, que acababa de darse cuenta de que se le había escapado.
—¿No somos amigos? Cuéntamelo. Además, no soy del tipo de persona que revela secretos —Rendra intentó persuadirla.
Endah resopló con fuerza. Luego apagó el cigarrillo y se acercó a Rendra.
—Escucha, doctor Rendra. El mundo de las trabajadoras sexuales es el mundo de la noche, y la noche es un mundo oscuro. Alguien como yo ya está atrapada en la oscuridad. Yo y todas las mujeres de aquí hemos visto crímenes de gente de alto nivel —dijo seriamente.
Rendra frunció el ceño. —¿Y tú? ¿Quién es el hombre más malvado que has visto? —preguntó.
Endah guardó silencio. Quizás su memoria intentaba recordar todo lo que había experimentado.
—Hay un hombre. No puedo decir su nombre. Pero al tener relaciones sexuales, siempre usaba la violencia... —Endah negó con la cabeza. Sintió escalofríos al recordarlo.
—Espero que dejes este trabajo —dijo Rendra.
Endah sonrió levemente. Le dio una palmada suave en el hombro a Rendra. Su conversación terminó cuando llegó Lilly. La mujer les informó que Jeni ya había recuperado la conciencia.
Rendra examinó inmediatamente el estado de Jeni. También le sugirió a la mujer que comiera y tomara su medicina. Sin embargo, en ese momento Jeni solo guardó silencio y parecía aturdida.
Como resultado, Rendra decidió ir a su habitación. Intentó dormir. Recordando que mañana tenía que ir al hospital de nuevo.
Mientras intentaba dormir, muchas cosas pasaban por la mente de Rendra. Incluyendo su lugar de residencia y el dinero. Rendra pensó en buscar trabajo. Se sentía como un mal hijo por esperar siempre la ayuda de su madre. Además, también pensaba en las dificultades que enfrentaban las trabajadoras sexuales.
...***...
El reloj marcaba la 1 de la madrugada. Un club nocturno todavía parecía lleno de clientes. De entre todos los clientes, había un grupo de jóvenes charlando animadamente en la sala VIP.
—Ese niñato es un presumido. ¡Lo juro! Me molesta mucho que me ignore —se quejó Ian. Luego se bebió de un trago su bebida alcohólica.
Vino se rio entre dientes. —Ya te lo dije, esa no es la manera. Tenemos que encontrar otra forma —respondió.
—¡Si tienes una idea mejor, dímela! —replicó Ian.
—Sabes que ese perdedor es muy rígido. Estoy seguro de que será aún más rígido con las chicas —añadió Vino.
—Es verdad —Ian asintió.
—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó Sandi.
Vino curvó las comisuras de sus labios hacia arriba. —¿Dijiste que la casa de ese imbécil se quemó, verdad? —dijo mientras miraba a Ian.
Ian asintió. Recordaba haber seguido a Rendra a casa. Así fue como Ian supo que la casa de Rendra se había incendiado. A pesar de eso, Ian aún no sabía que Rendra vivía en un burdel. Porque Ian se fue a casa antes de que Rendra pudiera irse.
—¿Y entonces qué? —preguntó Ian. En su opinión, Vino se andaba con demasiados rodeos.
—Pagaremos a una chica para que se acerque a ese imbécil. Una vez que lo logre, entonces lo tenderemos una trampa junto con Davina. Lo que sea, quiero que los expulsen de la universidad —dijo Vino.
